Efecto colateral de la trágica inundación, la humedad ambiente viene ocasionando estragos irreparables sobre los planes políticos de varios dirigentes del oficialismo comprometidos con la escasa capacidad de reacción frente al fenómeno climático y con la improvisación de un socorro eficaz una vez desatado.
Si bien el lote lo encabeza el intendente de La Plata, Pablo Bruera, tal vez el agua alcance a alguno más. Para saber a ciencia cierta hasta dónde llegará la inclemencia de la búsqueda de responsables puertas adentro del oficialismo.
Como quien aguarda ver en el arco iris del cielo el fin de una tormenta que no termina de desatarse, en el Conurbano aguardan definiciones sobre la realización de las PASO y la ya varias veces postergada reunión de intendentes de la Tercera Sección Electoral como indicios de los caminos a seguir en el futuro inmediato.
La realización de las internas abiertas encabeza las preferencias entre esos interrogantes a despejar porque “no es lo mismo cerrar las candidaturas el 22 de junio que tener tiempo para hacerlo hasta septiembre” confió uno de ellos quien admitió además el “estado de desconcierto reinante” luego de que la oleada renovadora que se atribuye el kirchnerismo en la política recibiese un inesperado baño de realismo.
Aunque los cinco meses que faltan para las legislativas de octubre ofrecen un margen considerable para revertirlo, varios coinciden en que en la percepción primaria de la opinión pública ese efecto quedó diluido y que, desde ahora, deberán remar contra la corriente para demostrar que no son “más de lo mismo.”
Lo de las PASO es un hecho, como mínimo, curioso: comienza a trascender que en algunos despachos gubernamentales se analiza la probabilidad de lanzar una campaña de esclarecimiento para que no queden dudas que se celebrarán tal como lo exige la ley Electoral impulsada por el oficialismo luego de la derrota electoral sufrida por Néstor Kirchner en el 2009.
Extraño es, sin embargo, que se piense en una estrategia para diluir el peso evidente de un rumor que no partió de otro espacio político que no sea el de los afines al gobierno nacional, como aceptó un alto funcionario municipal quien rechazó, no obstante, que esas versiones encontradas estén aludiendo a una supuesta condensación de contradicciones entre presuntos bandos opuestos dentro del mismo elenco oficialista.
La realización del encuentro en La Matanza supondría despejar varias incógnitas en simultáneo que hasta ahora se negaron a forzar quienes dicen estar dispuestos a asumir sin medias tintas el protagonismo político que reclaman: es decir, los mismos intendentes.
La muerte de Hugo Chávez primero, la designación del Papa Francisco después y por último el desgraciado temporal que sacudió a La Plata y la ciudad de Buenos Aires fueron transformadas por ellos mismos en poderosas razones para su postergación.
No es menos cierto también que recién el jueves 4 de abril se resolvió su suspensión y que al menos entre los más alineados con el oficialismo nacional existía la tenaz persistencia en no posponerlo. Primó, finalmente, la cordura de no mostrarse en estado asambleario por otra cosa que no sea el reparto del poder que es, de forma descarnada, lo que está en juego y alimenta el debate.
Una parte del mismo mantiene viva la tensión entre a los intendentes e impide un consenso definitivo sobre el debate: ¿Asistiría Amado Boudou? El rechazo a la presencia del vicepresidente es uno de los pocos puntos donde la abrumadora mayoría está de acuerdo. Incluso por encima de la división que existe en torno a qué hacer con Daniel Scioli y Sergio Massa.
Fernando Espinoza lidera la facción que bajo la metáfora de “la contención” del gobernador bonaerense y del intendente de Tigre promueve su presencia en ese tipo de eventos. Martín Insaurralde, intendente de Lomas de Zamora encabeza el movimiento de resistencia al de su par de La Matanza. Aunque algo más solo después de la solicitada que se negó a firmar junto al resto para expresar algún tipo de rechazo a la larga huelga de los docentes bonaerenses antes que como gesto de respaldo a Scioli.
El de Almirante Brown, Rubén Darío Giustozzi, prefirió esta vez limar las asperezas que genera con su auto propulsada candidatura a gobernador y dijo que acatará lo que resuelva la mayoría que, como es costumbre, desmentirá en público la existencia de este tipo de deliberaciones que, a su juicio, podría ser interpretado desde el poder central como un aliento a la beligerancia.
Si sirve de muestra del estado de su relación con la Casa Rosada, varios de ellos descontaban el lunes 8 de abril que Alicia Kirchner no sería candidata a diputada nacional. Les bastó para eso leer el día anterior la columna política que escribe el periodista Horacio Vertbisky en “Página 12”, desestimando que la ministro de Desarrollo Social fuese a presentarse por carecer de domicilio electoral en la Provincia de Buenos Aires.
(*) Periodista, analista político