Inmediatamente, Coco nos convocó a su despacho. De la conversación que se generó entonces surgió la necesidad de dejar sentada la posición que teníamos entonces, cuando ciertas cosas se decían poco, sobre tan infame personaje. Esa posición quedó asentada en un decreto, el número 28 de nuestra gestión. Redactado por un joven abogado, Juan Amondarain, de apenas 27 años, que destacaba ya como secretario de gobierno y que con el paso de los años sería tres veces senador provincial y funcionario de la Jefatura de Gabinete de Ministros, el decreto firmado por ambos,decía lo siguiente.
“Visto la presencia en un balneario de nuestro partido del señor José Alfredo Martínez de Hoz y considerando que el mismo fue el mentor ideológico y principal brazo ejecutor de un plan político, que combinando el autoritarismo represivo derivado de la doctrina de la seguridad nacional con el liberalismo, convirtió al trabajo en especulación, a la dignidad en infamia y a la honestidad en delito ,desnacionalizado y destruyendo el aparato productivo, dejando sumidos en el hambre, la desocupación, la incertidumbre moral y material a la inmensa mayoría de los argentinos, el intendente municipal del distrito, en uso de sus legítimas atribuciones, expide el siguiente decreto: 1) Declárase persona no grata en el ámbito del partido de Necochea al señor José Alfredo Martínez de Hoz.”
Pocas horas despues de notificarse del aquel decreto N° 28 , generado por la joven democracia recuperada. Martinez de Hoz hizo sus valijas y abandonó el distrito
Para los tiempos que corren, tal vez pueda sonar a poco: en aquel momento, recuerdo que la declaración corrió como un vendaval por la prensa nacional y extranjera. Cabe señalar que en aquel momento los asesinos circulaban impunes por las calles de nuestro país, pero ya teníamos claro que el único camino que nos quedaba era el que, con errores y aciertos, tratamos de recorrer desde entonces, con Memoria, Verdad y Justicia, y con clara conciencia del carácter cívico militar del proceso de represión y despojo que habíamos sufrido.
Por esas cosas de la vida, Coco falleció en un accidente automovilístico en el año 1988, cuando ya había sido reelecto con más del 47% de los votos, y se encaminaba a ser uno de los referentes del proceso de renovación partidaria. Fue el intendente más votado en la historia del partido, desde entonces a la fecha.
Hoy, los medios nacionales informan de la muerte de José Alfredo Martínez de Hoz. Murió en prisión domiciliaria, beneficio que no merecía, y que sólo expresa lo mucho que hemos tardado en recorrer el camino de la justicia para con los civiles que, a través del ejercicio de su saber, pusieron todo de sí para dejar al país en un estado de postración del que no creo que haya salido totalmente.
Martínez de Hoz fue un símbolo, el símbolo de una política de desindustrialización y regresión productiva que apuntó a modificar la distribución del ingreso y profundizar el perfil dependiente de nuestro aparato productivo. Los años que han pasado, las dificultades que tuvimos como nación en la tarea de revertir ese legado siniestro, así como los padecimientos de nuestra gente, ilustran a las claras la clase de personaje que era el reciente fallecido. En memoria de Coco, y de tantos otros que nos acompañaron, quise recordar ese gesto valiente que tuvo.
(*) Periodista. Ex secretario de Prensa de la Municipalidad de Necochea