El Salón de las Mujeres Argentinas debiera ser el cajón de resonancia de las voces femeninas, de la causa de las mujeres, sin embargo esos rostros allí retratados, lejos de inspirar decisiones políticas con perspectiva de género, parecen ser solo imágenes estáticas, como si los tiempos de las heroínas fuesen solo del pasado, como si las grandes luchas por los derechos de las mujeres ya hubiesen librado todas las batallas.