Son más incertidumbres que certezas las de Sergio Massa en la Tercera Sección Electoral: región definitoria no solo para decidir la candidatura a gobernador bonaerense dentro de dos años, sino también clave para la carrera presidencial.
La que más desvela al intendente de Tigre aunque, por lo bajo, su entorno no da por descartada la otra, fiel al juego que al menos en público exhiben hasta ahora los agrupados en el Frente Renovador: ir despacio y aguardar a que los hechos confirmen cuál de las dos hipótesis que se trazaron, de máxima y de mínima, es la que tendrá desarrollo.
La representación más firme de una mesa de conducción transitoria es la que aportan legisladores de La Matanza, Avellaneda y Lanús, Más litigiosas resultan otras de distritos importantes como Almirante Brown, Lomas de Zamora y Quilmes, en los que pesará, sin dudas, la resolución que adopten quienes adhieren allí a la corriente “La Juan Domingo” y también, se especula, al menos uno de los intendentes de los dos primeros distritos.
Acaso para dejar saldada, al menos en apariencia, la probabilidad de una puja por el estilo, Esteban Echeverría habría adoptado la iniciativa de arrimarse por vocación propia. Al menos es lo que aseguran en la mesa con relación a Fernando Gray, que tiene como ventaja comparativa con otros pares una relación de casi dos décadas con Massa de quien no esconde el soporte logístico brindado a su candidatura como intendente en el 2006.
Expresión de su alianza bajo cuerda con los gremios de los Gordos, el diputado nacional Julio Ledesma aguarda una definición de Fernando Espinoza para resolver si articula una organización política capaz de capitalizar el descontento del peronismo tradicional con el intendente que tenga como vértice la delegación del sindicato de Comercio que lidera a nivel nacional Armando Cavalieri y que tiene en esa región unos 65.000 afiliados.
A la pelea de Jorge Ferraresi con su antecesor – y mentor – en el Municipio, Cacho Álvarez, se suma ahora la adhesión de Miguel Ángel Bertolotto al intendente de Tigre que la aceptó pese a no desautorizar otros movimientos más discretos de dirigentes de la región que apuntarían a sacar partido de la orilla más revuelta del lado bonaerense del Riachuelo.
Más brumosa y controvertida se presenta la situación en la complicada costa de Quilmes donde la franquicia se la disputan Federico Scarabino, Antonio Saucedo y Sergio Villordo, Eduardo Caamaño, por las dudas, ya efectivizó su jugada y mandó a su alfil, Alberto De Fazio, a encolumnarse dentro de los más rupturistas de la facción de “la Juan Domingo” que adhiere a Scioli, a quien reclaman una postura más firma frente a Cristina Fernández.
Fuego que amenaza la línea de flotación de Scarabino y Álvarez quienes comparten el criterio pero dependen más del gobernador y expresan menos futuro, en términos cronológicos que De Fazio, ávido de protagonismo para disputarle a Francisco “Barba” Gutiérrez el Municipio dentro de dos años.
Ninguno de los involucrados pareciera desconocer las versiones que brotan como del núcleo duro del oficialismo como un manantial de agua: “no voy a permitir que llegue ningún traidor” es la invectiva que allí atribuyen a la Presidente en alusión sin eufemismos a Daniel Scioli.
De ejecutar acciones en ese sentido se viene ocupando Amado Boudou que genera resistencias en las expresiones que, con tibieza al menos en su faz pública, promueven una diferenciación del gobierno nacional. El vicepresidente viene recorriendo con cierto sigilo el espinel de la Tercera en búsqueda de dirigentes que contrapesen el poder territorial de algunos intendentes.
En esas recorridas recibió informes de quienes mantienen pullas con ellos bajo el mismo diagnóstico: “hay más kircnerismo afuera que dentro de las intendencias” fue la convicción que le quedó después de algunos de esos diálogos en los que no se privó de criticar a quienes, sospecha, marcarían mayores distancias con el gobierno nacional si no estuviesen implicados en la disputa por la sucesión de Scioli.
Con más del 80 por ciento de los intendentes de la Primera alineado detrás de Massa sabe que depende bastante de la Tercera para completar una expresión territorial significativa en la Provincia. Puestos a elegir entre quienes disputan la candidatura a gobernador, en la mesa se inclinarían hoy por Rubén Darío Giustozzi más que por Martín Insaurralde.
Aunque podría tratarse de una picardía típica en el peronismo. Saben del estrecho vínculo que el intendente de Lomas desarrolló con Boudou, al punto de ser uno de los soportes logísticos más importantes para instalar su candidatura a gobernador en las internas abiertas del 2011, frustrada tempranamente con la muerte del ex presidente Néstor Kirchner.
También que las preferencias del oficialismo, al menos con miras a las legislativas del 2013, parecerían inclinarse a favor de Insaurralde. Eso, pese a que la Casa Rosada hizo saber hace unos días por el diario “La Nación” que, de ser incluido en la lista de diputados nacionales, no ocuparía el primer lugar y que su participación se justificaría en la estrategia de traccionar votos tradicionalmente identificados con el peronismo.
Scioli mira también con preocupación los movimientos de Insaurralde y por eso estrecha todavía más el vínculo con José María Viñales, histórico dirigente de Ingeniero Budge, y director ejecutivo del Servicio Provincial de Agua Potable (SPAR), con visitas a esa localidad de Lomas de Zamora que se han vuelto más frecuentes que lo acostumbrado
A el gobernador también le preocupan los desplazamientos autónomos de Giustozzi porque, como los de Insaurralde, terminan de relativizar su propio peso en la región donde ningún intendente le responde de forma definitiva como sí los hacen algunos del Interior. La réplica de las del Conurbano no se hace esperar: la ecuación cambiaría, aseguran, si Scioli redireccionaría hacia ellos fondos dedicados a otras actividades recreativas, como los espectáculos con los que se promociona ahora en la Costa Atlántica.
Ajeno a esa polémica y tal vez con el anhelo de que el deseo se vuelva profecía auto cumplida, la mesa de la Tercera vería con buenos ojos que por los avatares de la política Giustozzi terminase cerca de Massa. Creen, entonces, que el intendente de Tigre resultaría imbatible en cualquiera de las hipótesis que termine de materializarse: sea la de mínima o la de máxima.
(*) Periodista, analista político