El gobernador Daniel Scioli atraviesa un momento no muy agradable, ya que en las últimas semanas, cuando sentía que había encontrado “la paz” en su relación con su compañero de fórmula Gabriel Mariotto -después de un conclave realizado casi a fines de febrero en el cual participaron algunos operadores del equipo de Alberto Pérez, en donde el vice provincial junto con Sergio Berni llegaron a un pacto de no agresión-, hoy algo cambió.
Tras aquel encuentro veraniego se percibió un clima de armonía, y hasta incluso hubo palabras de elogio por parte del kirchnerismo bonaerense hacia Scioli, Casal y las políticas de seguridad. Fue el mismísimo Sergio Berni quien invitó de manera telefónica y personal al ministro Casal para que presencie su asunción al cargo de Secretario del Ministerio de Seguridad de la Nación.
Ahora bien, después de la jornada de debate conjunto realizado el dia 21 de marzo entre senadores y diputados de la Provincia, que lleva el nombre de “Primer Foro por una Seguridad Democrática” que impulsó Gabriel Marriotto en San Martín -de la cual participó junto a Daniel Scioli y, abrazo de por medio, se felicitaron mutuamente ante el público por la organización del evento y la importancia del proyecto que seguramente se convertirá en Ley nombre-, el clima se enrareció. El panorama se modificó.
El jueves 29 de marzo el vicegobernador visitó la Unidad Penitenciaria 47 acompañado de uno de los enemigos públicos número 1 del ministro Ricardo Casal (el periodista y presidente del CELS Horacio Verbitsky). Ambos denunciaron abiertamente la situación del sistema carcelario. En Página 12, la nota decía que en el “Complejo Penitenciario Conurbano Norte habían sido instruidos dos subdirectores de la Unidad Penitenciaria 47 para atacar a otros internos que habían denunciado maltratos del Servicio Penitenciario Bonaerense”, entre otras acusaciones. Luego, el vicegobernador fue entrevistado por la TV Pública, y manifestó, preocupado, que “nos encontramos con situaciones que transgreden la Constitución y generan una degradación humana muy violenta y angustiante. En celdas donde tiene que haber dos reclusos, hay siete”. Todo un mensaje muy fuerte para los responsables directos de la seguridad provincial. Sin vueltas.
De más está decir que esta situación generó un gran malestar en el Gobernador y en todo su armado político.
Desde distintos sectores perciben que Mariotto tiene un comportamiento que muchos asemejan al ex vicepresidente Julio Cobos: ser un crítico público de la fórmula que lo llevó al poder.
El día martes, en la presentación del sistema 911 visual, el ex motonauta se vio acorralado por las insistentes preguntas de los periodistas presentes en la mini conferencia que montó en el Ministerio de Seguridad. Y ante esa insistencia, en donde se indagaba por su opinión acerca de las maniobras de Mariotto, Scioli se mostró muy molesto, y se despidió de los presentes, casi desencajado: “todo lo que tenga que hablar con Mariotto, lo hablo con él, y no a través de los medios”.
Desde su asunción como Gobernador en 2007, si algo caracterizó a Daniel Scioli, fue su manejo con los medios. Entre los cronistas corría la humorada: Scioli con 10 palabras te responde todos los temas “tesón – trabajo – compromiso – optimismo – soluciones – deportes – oportunidad – responsabilidad – familia – paz”. Lo cierto es que en su discurso y en su acción siempre esquiva dar definiciones a temas que puedan generar controversia; se muestra con deportistas, actores, músicos y esto se ve reflejado en las páginas de Sociales y no de “Política”. Desde la promoción del turismo -tanto en las temporadas de verano como en las mini vacaciones que se han apoderado de la agenda de los argentinos- Scioli busca conectar más con las buenas noticias y con el entretenimiento que con los conflictos internos políticos.
Scioli, a lo largo de 4 años de gobierno no tomó posición ni a favor ni en contra de temas clave: Ley de Matrimonio Igualitario, Ley de Medios, y es más, muchas veces pivoteó entre las políticas del gobierno nacional y mostrarse junto a sectores que no se llevan muy bien con la Rosada, como el sector agrario o la Iglesia. Eso sí, en momentos en los cuales las papas quemaban no dudó al punto de pelearse con su propio hermano y encabezar de manera testimonial la lista de diputados nacionales junto a Néstor Kirchner y exponerse a una derrota electoral para dar cuenta de su lealtad “al proyecto nacional”.
Las confrontaciones que se le han presentado en los últimos tiempos -una sobre su política de seguridad impulsada desde sectores ultra k y motorizada por su mismísimo vicegobernador y diputados de La Cámpora y otra, sobre las tensiones generadas a partir del caso Ciccone que envuelve al vicepresidente Amado Boudou, quien se defiende disparando dardos en todos los sentidos y en particular a la gobernación bonaerense producto de la relación que el Estado provincial tiene con Boldt- llevan a Scioli a una de las arenas o territorios en los que menos le interesa participar: la disputa política en su sentido más amplio; la rosca, los acuerdos, las vinculaciones con los barones del conurbano, los poderes permanentes que tiene la Provincia y el juego.
Hace pocos días el bloque oficialista de la legislatura bonaerense se vio tentado al extremo producto de un pedido de informe sobre la relación de la Provincia y Boldt motorizado por un hombre de Boudou y legisladores de la Cámpora.
El caso Boldt y su presencia en la provincia de Buenos Aires desde el año 1993 -que se ha mantenido durante los gobiernos de Ruckauf, Solá y ahora gobernador, obligándolos a aprobar un pedido de informes dirigido al al misísimo Scioli-, es hoy tal vez el ejemplo más emblemático de la situación del gobernador y el contexto en el que se mueve.
Todas estas tensiones lo llevan a ocupar las primeras páginas de los diarios nacionales, las que venían dedicándose casi con exclusividad a disputas del orden nacional y dejándole a “Daniel” -como le dicen sus seguidores- mantenerse en los apartados de deportes, sociedad y espectáculos.
Lo que está claro es que en esta nueva etapa todo esto le implicará un mayor esfuerzo, no sólo a él, sino también a su equipo. Es urgente para Scioli construir una comunicación que esté a la altura de este nuevo desafío, que además de defender su propio estilo pueda atender algo fundamental: la POLÍTICA.
*Director Letra P