Esa es la pregunta que se deben hacer los millones de argentinos que duramente octubre escucharon a los políticos nacionales llenándose la boca de promesas en nombre del país y de la democracia.
Esa es la pregunta que se deben hacer los millones de argentinos que duramente octubre escucharon a los políticos nacionales llenándose la boca de promesas en nombre del país y de la democracia.
El sistema de gobierno democrático, tiene como una de sus herramientas más valiosas, la capacidad de que todos los ciudadanos puedan opinar, participar, discernir a través de los partidos, que son los órganos por los que se formalizar la capacidad de involucrarse en la vida política.
No hace falta aclarar que un sistema democrático, los partidos se alternan en el gobierno a través de la decisión del pueblo que con su voto cada dos años revalida o recambia rumbos. Maravillas de un sistema que aunque perfectible, es el mejor que conocemos.
De este modo, lo ideal sería que los partidos que no gobiernan, se dediquen a “controlar” a los que circunstancialmente ostentan el poder a los fines de contribuir a construir en disenso, aportando voces a las decisiones que marcan la vida de la nación. Ninguna novedad, oficialismo y oposición.
Pero la realidad indica que en nuestro país este mecanismo está trunco. La oposición vernácula parece estar más preocupada por seguir sosteniendo algún cargo de poder por el poder mismo. No importa dónde ni cómo. Tampoco importan los grandes temas que se estén debatiendo.
Si no, cómo se explica que hace días Federico Pinedo, el actual jefe de la bancada del PRO en la Cámara Baja del Congreso Nacional, confirme su precandidatura a Senador Nacional para el 2013. O que Francisco De Narváez anuncie su candidatura a diputado cuando hace meses decía tener la fórmula para ser el gobernador de Buenos Aires.
Y ni que hablar de Ricardo Alfonsín que en su tan recordado spot final (en el que anuncia el triunfo de Cristina) se comprometió a erigirse en el defensor de los derechos de los Argentinos, “Le aviso que no va a haber reforma constitucional ni reelección indefinida, como no vamos a permitir que se malgaste el dinero de la gente ni el abuso de los decretos de necesidad y urgencia” advertía el futuro “guardián” de la democracia.
Y ahora, donde están todos ellos. Qué opinan del proyecto de la megamineria a cielo abierto en Famatina. Por qué son los artistas los que tienen que salir a ponerse la causa al hombre y denunciar los negocios y la contaminación que va a dejar este emprendimiento en La Rioja. Y de los rumores de reforma constitucional para la reelección indefinida qué opinan. Nadie sabe. Como tampoco se sabe qué piensan de la inflación, la quita a los subsidios, ni de ninguna de las decisiones que con menor o mayor atino está tomando el ejecutivo nacional.
Tal vez estén de vacaciones, o quizá ya comenzaron a matarse entre ellos para arañar algún cargo que los permita seguir “figurando” y no desaparecer del mundo político que tanto los desvela.