El suizo y el tandilense fueron los protagonistas de un partido concurrido, con un público que se acercó hasta Tigre y que debió esperar más de una hora para el comienzo del partido.
El furor por Federer, provocó que los fanáticos incurrieran constantemente en gritos molestos, para con los jugadores y entre los mismos espectadores.
Ambos tenistas desplegaron todo su talento y, tras el partido, el suizo aseguró: “Disfruté cada kilómetro que hice para venir hasta acá. Estoy muy contento, fue muy lindo. Es muy, muy especial jugar con un público así. Me sentí como en un estadio de fútbol por cómo lo vive la gente”.
Fue la primera de dos fiestas, que seguirá este jueves en el partido revancha a las 20 horas.
El partido tuvo un imprevisto, ya que una de las tribunas del estadio cedió ante el peso de las personas y cayó. Por ello los organizadores, además de retrasar el choque, debieron evacuar a 150 personas sin lamentar tragedias.