Al confirmar que el proyecto será vuelto a discutir el 2013, Kunkel blanqueó la dificultad de alinear detrás de un candidato alternativo la alianza entre el oficialismo y el PJ con el gobierno nacional como único nexo. La caída de imagen de Scioli eleva la proyección de Massa por inercia y pone en guardia al kirchnerismo bonaerense, ávido de indultos que lo rehabilite
Que una nueva reelección de la presidente Cristina Fernández sea una idea de la que no desiste el oficialismo, confirma la dificultad para alinear detrás de cualquier otra candidatura alternativa a las expresiones que le son afines con el PJ. Alianza táctica que todavía condensa el gobierno nacional aunque con un horizonte de dificultades para los comicios de medio término.
Parece poco fortuito que Carlos Kunkel fuese el portavoz de la única información valiosa encerrada en ese mensaje cifrado: esa discusión se librará el año próximo con un primer trimestre agitado si, como se prevé, el 31 de marzo debería estar funcionando a pleno la maquinaria dispuesta para el cierre de listas del 22 de junio, límite para inscribir las que compitan en las internas abiertas y obligatorias.
La devolución de protagonismo al diputado ultra K, con cierto lustre pasado en el peronismo, guardaría sintonía con los aprestos que vienen realizándose en ese universo con la sede partidaria de Matheu 130 como eje: su fisonomía fantasmagórica va mutando con la presencia de quienes se resisten a integrarse a ese paisaje.
Como Miguel Pichetto, precursor en agilizar un trámite que podría generalizarse. Refractario a las órdenes que cursala Casa Rosada en el último tiempo, el jefe de los senadores oficialistas aceleró el remozamiento de las que serán sus oficinas en esa dirección.
De lo que ocurra en la provincia de Buenos Aires dependerá que el movimiento vaya a institucionalizar su masividad: la novedad allí es que la persistencia en horadar la imagen pública de Daniel Scioli dio al kirchnerismo un módico regocijo entre tanto descalabro. Los últimos sondeos difundidos por Letra P de Prisma y Managment & Fit, advierten de un suave declive como secuela de la crisis del aguinaldo a mitad de este año.
Con esa constancia se habría resuelto sacar provecho del efecto corrosivo atribuido a la cercanía de Juan Gabriel Mariotto quien abrazó en simultáneo al gobernador bonaerense y al del Chaco, Jorge Capitanich, para saludar una pesificación de los bonos que no terminó de persuadir ni siquiera el banco inglés Barclays pero que surtió efecto inmediato en el mercado de los papeles de deuda pública, derrumbándolos a todos.
Motivo de la algarabía que compartió en un bodegón de San Telmo, en Defensa al 3.100, la noche del 13 de octubre con José Ottavis, Sanitago Carreras y Santiago “Patucho” Álvarez. Hasta que el clima del resto de los comensales con su presencia los habría persuadido de ubicarse en un lugar menos expuesto que la barra para discutir la supuesta rehabilitación del vicegobernador y el vicepresidente dela Cámara de Diputados por quienes habría intercedido el senador provincial con el presidente de Télam.
Álvarez es sindicado como la última reserva de inteligencia descubierta en La Cámporadespués que el filón de Axel Kicilloff se revelase menos interesante de lo que se presuponía tras las primeras tareas exploratorias en el terreno más resbaladizo para el oficialismo: la construcción de una figura de recambio en el horizonte electoral.
Con pertenencia a esa corriente pero ligado emocionalmente a Mariotto, es probable que Carreras se haya propuesto encontrar en el jefe de la agencia estatal de noticias una vía de escape al cepo democrático impuesto desde la Rosada con Andrés Larroque, nuevo responsable de los movimientos del oficialismo enla Tercera Sección Electoral.
También que Álvarez haya apaciguado el encono del vicegobernador con su superior, Juan Manuel Abal Medina, al que sospecha no solo ideólogo de la llegada de Martín Sabatella a la Afsca sino de la designación de Santiago Aragón como vicepresidente de Télam: pasada la efervescencia inicial con que saludó su llegada a ese organismo, Mariotto habría caído en la cuenta que el ascenso del líder de Nuevo Encuentro perjudica las acciones que, aunque en baja, conserva como delegado territorial.
Álvarez lo habría tranquilizado: del jefe del Gabinete serían las instrucciones para que el antecesor de Sabatella, cumpla apenas un papel decorativo en su nuevo rol. Tanto que le habría sugerido despreocuparse en buscar despacho. La diplomacia encubriría otra realidad: Larroque y Abal Medina completarían un dispositivo para evitar que Mariotto, Ottavis t Aragón se deslicen por la pendiente que amaga en constituir el PJ.
El vicegobernador habría advertido de ese riesgo verbalizado por algunos dirigentes que encuentran en Sabatella y el piquetero Luis D´Elía, su viejo aliado, un límite que los acerca a Massa: casi una metáfora de un rechazo, por ahora soterrado, a la reelección de Cristina.
Esa posibilidad latente aludida por Kunkel es abordada en diálogos plagados de recelo y desconfianza que vendrían celebrando Scioli y Massa, a quien la inercia de los acontecimientos encumbra como una figura de proyección. Especialmente por la inexistencia de diálogo del gobernador conla Presidentequien sí lo tendría con el intendente de Tigre: se descuenta que encabezará la lista de diputados nacionales.
Con ese dato, surgido de las entrañas insondables de Matheu 130, Raúl Otahecé resolvió invitar a Massa a su despacho: después del retrato de rigor que recorrió todos los portales noticiosos, el intendente de Merlo se convirtió en uno de los ocho dela Primera Sección Electoral que reclamaron fondos al gobierno nacional y al provincial.
No pedir cargo electivos en los distritos, compartir la puja que se librará por los provinciales entre jefes comunales, Scioli y CFK y la resignación que la de diputados nacionales la confeccione el gobierno nacional, es el poderoso pero simple afrodisíaco con que Massa viene seduciendo a sus pares en la región Norte del Conurbano.
Esa oferta sería más generosa si Massa no encabeza la lista de legisladores nacionales: se postularía con el “Frente Renovador”que ya utilizó como herramienta electoral su protegido en San Martín, Gabriel Katopodis, en una cosecha de votos estimados como suficientes para sepultar cualquier expectativa del oficialismo en el 2013.
Massa le habría ofrecido a Scioli encolumnar ese capital político detrás del suyo si es que decide a tener a plantar su emancipación del gobierno nacional antes de los comicios legislativos. En apariencias, no obtuvo una respuesta clara del Gobernador quien, de forma paradójica, parece aquejado del mismo síndrome que Darío Díaz Pérez y Fernando Espinosa: están pendientes de resolución los enigmas que el indómito peronismo plantea a los liderazgos partidarios de los intendentes de Lanús y de La Matanza.
Con Rubén Darío Giustozzi, Espinosa fue de los rostros visibles en la reacción de la Tercera Sección Electoral al desafío que plantea el de Tigre con sus seguidores, enmascarada en las gestiones de la Federación Argentina de Municipios (FAM) para obtener fondos. No obtuvieron más que el compromiso formal de Horacio González para esperar la sanción del Presupuesto Nacional para aprobar el bonaerense enla Legislatura: frágil garantía de que los 1.100 millones de pesos del Fondo Educativo contemplados para Buenos Aires sean distribuidos en la coparticipación a los Municipios.
Con aliento de la mesa chica K, el deLa Matanza rechaza la estrella en ascenso de Sergio Massa. El de Almirante Brown entiende que el panorama en la provincia de Buenos Aires está abierto si es capaz de poner de ocupar la vacancia de un liderazgo político que encierra la demanda de recursos. Eso explica hasta dónde la intervención de Kunkel cobra relevancia.