La Plata y Capital Federal, fueron las más afectadas por las interminables filas que desde temprano superaron los 100 metros, con demoras de hasta dos horas para poder conseguir la tarjeta.
La reacción de los usuarios fue consecuencia de un aviso televisivo dado a conocer por el gobierno nacional, en el que se indicaba que desde el 10 de febrero quienes no abonen los pasajes con la tarjeta SUBE no percibirán el beneficio del subsidio y, por ende, verán encarecida la tarifa del transporte público, aunque todavía sigue sin darse a conocer cuál será ese plus.
En el mismo spot publicitario se indicaba que, quienes utilicen la tarjeta magnética, seguirán abonando el precio vigente.
Según explicaron desde la Secretaría de Transporte, se instalaron 240 puntos de entrega de la tarjeta en la Capital, el conurbano y la costa atlántica. Los plásticos son gratuitos y se entregan de uno por persona, contra presentación de DNI o cédula y luego de completar el formulario de registro.
El sistema SUBE se implementó de manera gradual, pero empezó a extenderse en la última mitad del año pasado a medida que más colectivos incorporaron la máquina. En ese sentido, el Gobierno dispuso el mes pasado que aquellas líneas que tuviesen unidades sin implementar el sistema perderían el subsidio. También están obligados a llevar gratis, en caso de que no tengan la lectora, a quienes cuenten con la tarjeta SUBE y no puedan usarla en esa unidad. El siguiente paso, según explicaron desde el Ministerio de Planificación, será instrumentar el subsidio aplicándolo al usuario y no a las compañías.
El Sistema Único de Boleto Electrónico (SUBE), es un sistema prepago que permite abonar con una sola tarjeta todo tipo de viajes. Funciona mediante una tarjeta de proximidad de valor almacenado –similar a una de crédito o débito convencional–, que no tiene vencimiento.
Al parecer, los puestos no alcanzan y el aviso del aumento provocó el apuro masivo de tener el plástico para poder seguir accediendo a un transporte público económico.
