La interna a cielo abierto en el Movimiento Popular Neuquino (MPN) rumbo la campaña electoral para las legislativas del año que viene, en la que la provincia renovará tres bancas en el Senado y tres en la Cámara de Diputados, despertó a los diferentes sectores de la política local. Entre ellos, al peronismo de Neuquén, que detenta la mitad de ese capital político, pero viene acumulando derrotas en las últimas citas electorales.
Mientras el ajuste de Javier Milei hace mella en la economía de la Patagonia, los partidos con tradición se aprestan a construir una alternativa para mantener sus bancas en el Congreso. El Partido Justicialista (PJ) de Neuquén, visiblemente golpeado tras la caída de Sergio Massa en la segunda vuelta presidencial y con una fractura expuesta en la instancia provincial que coronó hace un año a Rolando Figueroa, se encamina a un proceso electoral interno para determinar a sus futuras autoridades. La apuesta es que allí se empiece a aclarar el escenario de las candidaturas para 2025, donde se ponen en juego las bancas de Tanya Bertoldi en la Cámara baja y de Silvia Sapag y Oscar Parrilli en el Senado.
“Serán los peronistas los que decidan qué conducción habrá”, advirtió el presidente del PJ y diputado provincial Darío Martínez, en relación al ala que logró inmiscuirse en el gobierno de Figueroa a través del frente Neuquinizate y que todavía tiene representación orgánica en el partido.
Desmovilización e incertidumbre en Neuquén
El panperonismo se encuentra sumergido en una crisis nacional. Neuquén no escapa a esa variable, sobre todo con la danza de nombres que se dieron a rodar para el año que entra. Como explicó en febrero Letra P, Martínez decidió jugarse por un asiento en el Senado y a lo lejos emerge una contrapropuesta referenciada en Oscar Parrilli. Si el exinterventor de la AFI desiste de la pelea para renovar su banca, suena su hija Lorena Parrilli para reemplazarlo en esa cruzada.
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El diputado provincial y titular del PJ neuquino Darío Martínez.
La movida no cayó bien entre buena parte de las organizaciones que orbitaron al PJ en los últimos tiempos. “Son siempre los mismos”, repite alguien que conoce el interior neuquino y supo representar al peronismo en la Legislatura hasta hace poco tiempo.
La queja surge por quienes acapararon las boletas en los procesos electorales recientes y ante un escenario de incertidumbre generado por la nueva era impuesta con la urrupción de La Libertad Avanza (LLA). “Hay un descontento muy grande con todas las referencias, ya son demasiado angurrientos. No se puede seguir refritando los nombres”, razonó el armador.
Comparando el despliegue de LLA, con la diputada nacional Nadia Márquez a la cabeza, y en sintonía con Brenda Buchiniz en la Legislatura, el espacio libertario ocupa el lugar que el justicialismo siempre alcanzó en otras instancias.
En la cuenta del que gana se lleva dos bancas del Senado, y el segundo una, ante el escenario de dispersión opositora, el PJ podría verse comprometido.
Incógnita por el panperonismo rolista
La construcción variopinta de Figueroa generó la fuga de importantes figuras del PJ. Marcelo Zúñiga, presidente del partido en la capital y máxima referencia del Movimiento Evita, terminó como subsecretario en la cartera de Producción provincial. Tanya Bertoldi, diputada nacional que supo transitar el armado de Centenario que construyó su tío Javier Bertoldi cuando fue intendente por el peronismo, dio el salto como aliada de Rolo en la Cámara de Diputados y logró meterse en el esquema neuquino a través de la Unidad Provincial de Enlace y Ejecución de Proyectos con Financiamiento Externo (Upefe), dependiente del Ministerio de Jefatura de Gabinete.
Con la posibilidad de que Zúñiga y Bertoldi intenten volcarse a buscar el partido en al renovación de autoridades, la estructura del PJ aguarda en tensa calma el proceso que se aproxima.