TRIBUNA LETRA P

Sergio Massa vs. Javier Milei: dos modelos antagónicos al ballotage

Dos miradas para el dólar, las reservas y la inflación. La devaluación inevitable en diciembre y la diferencia entre la ejecución del Estado y el mercado.

Suele ser más fácil explicar lo que pasó que predecirlo. El peronismo demostró que unido siempre es competitivo, movilizó gente, revirtió una pésima elección para sus estándares históricos y obliga a reescribir los manuales políticos que dicen que un ministro de Economía que no logra controlar esta aceleración inflacionaria no puede ser un buen candidato. Sus rivales le facilitaron esa tarea, porque dividieron el voto opositor entre sí y por hacer campañas y propuestas tan precarias e improvisadas como la gestión del Gobierno.

El escenario de cara al ballotage que el 19 de noviembre dará al próximo presidente de la Argentina se mantiene complejo a la luz de -entre muchos otros factores- algunas variables económicas que juegan para la elección que se viene:

1. El lunes 13 de noviembre se publicará el IPC de octubre: seis días antes de las elecciones, la inflación anual subirá a casi 150%. ¿Cuánto impacta, a esta altura, un nuevo dato negativo inflacionario? Probablemente la pregunta sea qué candidato propone con más solvencia un plan de estabilización.

Por un lado, Javier Milei sólo insiste con una dolarización que, al contrario, generaría primero una aceleración innecesariamente abrupta de la inflación (devaluación mediante) para recién después intentar reducirla “en dólares”. Por el otro, Sergio Massa preferiría esperar a la liquidación de exportaciones agropecuarias a partir de marzo (con una sequía menos dañina que en los años anteriores) para instrumentar una salida parcial y gradual del cepo cambiario.

La devaluación es inevitable para quien gobierne Argentina a partir de diciembre: pero no es lo mismo que el Estado intente coordinarla que si el Gobierno deja que la haga el mercado por su cuenta La devaluación es inevitable para quien gobierne Argentina a partir de diciembre: pero no es lo mismo que el Estado intente coordinarla que si el Gobierno deja que la haga el mercado por su cuenta

2. Massa tiene un gran incentivo para sostener las cotizaciones cambiarias. El atraso del tipo de cambio oficial tomará proporciones inauditas. El Tipo de Cambio Real Multilateral, medido al dólar oficial, llegará al ballotage con su mayor nivel de apreciación desde fines de 2017, previo a la crisis que desató la insustentabilidad de la política económica macrista.

Cada vez que llegamos a estos niveles, lo que vino después fue una devaluación abrupta (pero no tanto como la que propone Milei en su dolarización): la decidió Mauricio Macri al salir del cepo en el inicio de su mandato y se la forzó el mercado en las sucesivas corridas desde abril de 2018 a agosto de 2019. La devaluación es inevitable para quien gobierne Argentina a partir de diciembre: pero no es lo mismo que el Estado intente coordinarla en el marco de un plan de estabilización que si el Gobierno por fundamentalismo ideológico deje que la haga el mercado por su propia cuenta.

3. En las cotizaciones paralelas, el BCRA ganó un poder de fuego con la ampliación del swap chino que será clave. Si la hipótesis de que Milei gana el ballotage tiene suficientes adeptos, una parte del mercado volverá a demandar dólares por la vía que pueda.

Insistimos: para la dolarización que propone Milei, el tipo de cambio de mercado de conversión no puede ser menor a 3000 pesos por dólar, en ningún escenario. ¿Seguirá proponiendo dolarizar y eliminar el BCRA, o se moderará con alguna consigna improvisada ad-hoc? De cualquier manera, en caso de una nueva corrida, el BCRA deberá definir cuál es el precio al que le conviene detenerla; pero todo aumento de los paralelos implicará otra vez la reaceleración inflacionaria y desabastecimientos de ciertos productos que ya vimos en las últimas semanas.

Argentina necesita un nuevo gobierno que sí pueda tomar decisiones de fondo, para enderezar el rumbo y corregir los desequilibrios acumulados en los últimos doce años Argentina necesita un nuevo gobierno que sí pueda tomar decisiones de fondo, para enderezar el rumbo y corregir los desequilibrios acumulados en los últimos doce años

4. Massa ministro ya mostró en estos meses ingenio y pragmatismo a la hora de tomar medidas paliativas para amplios sectores de la población. El cortoplacismo electoral infla el déficit fiscal 2023, mientras el candidato promete un mayor equilibrio de las cuentas públicas a partir de 2024. Habrá que ver qué nuevas medidas se anuncian antes del ballotage, para analizar sus efectos en la emisión monetaria y la inflación -y, casi como detalle anecdótico, en la negociación con el FMI del nuevo plan que ejecutará el próximo gobierno-.

Milei probablemente reinvente una parte de su discurso. Así como en el discurso de anoche comenzó a moderar sus críticas a la “casta” a la cual ahora necesita (la asociada a Juntos por el Cambio en particular), también sus propuestas más extremas le ponen un techo a los votos a los que pueda aspirar en el ballotage. Massa también debe captar sufragios moderados -y, sobre todo, democráticos y republicanos- dentro de Juntos por el Cambio y quienes optaron por Juan Schiaretti o Myriam Bregman. Pero incluso con escasez de precisiones, su discurso de cara a las generales ya demostró ser efectivo en prometer esperanza y gobernabilidad.

Entramos, ahora sí, en la recta final para resolver democráticamente nuestro futuro. Argentina necesita un nuevo gobierno que sí pueda tomar decisiones de fondo, para enderezar el rumbo y corregir los desequilibrios acumulados en los últimos 12 años; pero sobre todo necesita apuntar a un proyecto consistente de país y liderazgos políticos responsables que eviten repetir los errores que nos trajeron a esta crisis política y económica.

bullrich agito el fantasma del fraude y pidio fiscalizar para milei con un cuchillo entre los dientes
la resurreccion

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