LA MANZANA DE LA DISCORDIA

Luna Park: interna entre accionistas eclesiásticos y sospechas de corrupción

Veedor de los salesianos detectó irregularidades financieras de un colaborador del arzobispo Poli. Denuncias, respaldo, salida de funcionarios y rumor de venta.

Una nueva interna entre los accionistas eclesiásticos sacude al Luna Park, propiedad en partes iguales de Cáritas de la arquidiócesis de Buenos Aires y la Congregación Salesiana, tras investigaciones unilaterales y sospechas de corrupción e irregularidades financieras por parte de personas vinculadas a la curia porteña que cumplen funciones en el mítico estadio de la manzana delimitada por las calles Bouchard y Lavalle y las avenidas Eduardo Madero y Corrientes.

Luego de la controvertida salida del histórico gerente, Hernán Carlos Barrionuevo, designado personalmente por la expropietaria del estadio Ernestina Herrera de Lectoure, asumió la gerencia en su reemplazo Luis María Ponce de León, con mucha influencia dentro de la estructura eclesiástica y brazo comercial del arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli.

El purpurado porteño le dio a Ponce de León el control total y operativo del estadio, pese a que se designó como cogerente a Antonio Rico, otro asesor histórico del arzobispado.

Por su parte, la Obra Salesiana de Don Bosco designó a Carlos Garabal, persona de confianza dentro de la congregación religiosa y, según voceros, “de intachable trayectoria”.

Garabal tenía mandato de no intervenir en la gestión y solo debía “observar” a Ponce de León y reportar absolutamente todo a los salesianos.

Ponce de León pasó las últimas fiestas en familia en los Estados Unidos, alejado de las instalaciones del Luna Park.

Garabal aprovechó el espacio, detectó acuerdos “poco transparentes” y lo reportó a la congregación salesiana.

Para sorpresa de todos, Rico -hombre del arzobispado- apoyó el informe de Garabal y estalló la guerra interna entre funcionarios laicos.

Ante esta situación, Ponce de León debió cancelar sus vacaciones y regresó de inmediato a la Argentina.

Garabal y Rico se aliaron para denunciar a Ponce de León, tras presentar evidencia a los accionistas de los acuerdos bajo escritorio perpetrados durante su gestión, y reclamaron que fuera removido del cargo.

Cuando parecía que el conflicto iba a terminarse, el cardenal Poli levantó el teléfono, pidió la renuncia de Garabal, apartó a Rico de sus actividades en el Luna Park y empoderó a Ponce.

Garabal denunció recibir amenazas anónimas tanto por teléfono como en su propio domicilio; por lo que resolvió renunciar; mientras que Ponce de León lo acusó de haberse autoamenazado para inculparlo.

Tras el quiebre y la salida de JLYS SRL, la empresa que denunció penalmente a los propietarios del Luna Park por “desbaratamiento de derechos acordados”, hubo que designar nuevos proveedores y prestadores, que, según informó Garabal a los accionistas, todos los acuerdos celebrados por Ponce de León fueron “irracionalmente poco beneficiosos” para el estadio.

Las dudas que hicieron que se abriera una investigación fue la salida del show Disney On Ice, luego de 15 años de estadía interrumpida en el Luna Park y bajo la gestión de Ponce de León.

La prestigiosa productora RGB decidió llevarse el show al Movistar Arena, luego de que, según admitieron, las “exigencias personales” de Ponce de León hicieron inviable el acuerdo.

Entre otras acusaciones, Garabal informó que Ponce de León renovó un servicio millonario a cero pesos para el Luna Park con el antiguo proveedor de Ticketing, cuando había otra propuesta firme de una empresa líder que estaba dispuesta a pagar un canon de entrada de aproximadamente 100 millones de pesos. “Llamativa decisión”, fueron las palabras de Garabal.

En igual sentido, también trascendió que una prestigiosa firma vinculada a la organización de los eventos deportivos más relevantes del país realizó una oferta millonaria por la compra de fechas destinadas a reflotar el Palacio de los Deportes. Sin embargo, debió retirar la oferta, tras las “demandas personales” de Ponce de León.

Ante esta situación, según fuentes oficiosas, la Obra Salesiana le exigió al cardenal Poli que separase a Ponce de León y designara un nuevo comité para el Luna Park.

En medio y producto de la lucha interna, el estadio se debilita frente a la empresa archienemigo JLYS SRL, que ahora demandó civilmente al Luna Park por una cifra aproximada a los cinco millones de dólares y con altas chances de ganarla.

Desde Roma, avalado por el propio papa Francisco, dieron luz verde para vender el estadio, que, según sus palabras, solo ha traído dolores de cabeza a las instituciones eclesiásticas.

Fuentes eclesiásticas dejaron trascender que se le encargó a la prestigiosa firma Y&G Consultores manejar la venta del histórico estadio porteño.

Javier Milei, presidente de Argentina.
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