Germán Cervantes no contesta más el teléfono. "Los mensajes de Whatsapp quedan con un solo tilde", se quejó un importador comercial. Desde el jueves pasado, integrantes de varias ramas del empresariado intentan comunicarse con el subsecretario de Política y Gestión Comercial, el encargado de autorizar los permisos de importación para el sector privado, porque tienen para aprobar órdenes del Sistema de Importaciones de la República Argentina, el famoso SIRA, e insumos que traer al país para continuar la producción. Nadie atiende el teléfono.
Ya sin contacto con el funcionario, las últimas autorizaciones para el sector industrial se concretaron el sábado, según pudo saber Letra P. Desde entonces los importadores buscaron comunicarse con Juan Fernández Díaz, jefe de Gabinete en Comercio, al que tampoco le llegan los mensajes o las llamadas. "Da la sensación de que el diálogo por lo menos en determinados planos del mercado, finalizó", describió el comerciante.
El sector privado advierte sobre la posibilidad de llegar a un problema de desabastecimiento hace varios meses y culpan a la restricción cambiaria. Las SIRA se aprueban, los barcos llegan, pero no los pueden pagar. "Muchos proveedores del exterior ahora ni siquiera mandan los barcos, porque saben que no están los dólares para pagarles", comentó a este medio un ceo de una importante compañía alimenticia.
Si bien desde antes del ballotage el malestar por la falta de pagos iba en ascenso, tras la victoria de Javier Milei comenzó a notarse un virtual cierre de la oficina que aprueba los permisos para el comercio exterior.
"Si Cervantes cerró la persiana antes de tiempo, ¿quién nos va a aprobar hasta el 10 de diciembre?", se preguntaba otro empresario. Un dirigente del COMEX explicó que "por ahora, no hay desabastecimiento de insumos, pero si existe la necesidad de poder seguir embarcando". La mayor problemática está en el sector de la salud, donde comienzan a faltar insumos básicos y la preocupación crece.
La deuda comercial de las compañías asciende a más de U$S46.000 millones para el caso de los bienes y por encima de U$S12.000 millones para los servicios. Son cerca de U$S60.000 millones en total. La mayor preocupación es el monto flotante: si bien la gran mayoría de la deuda es con las propias casas matrices, es exigible en un plazo corto de menos de 90 días. En el caso de una liberación del cepo cambiario, como quiere el próximo gobierno, el miedo radica en que esos proveedores reclamen sus divisas en lo inmediato y las empresas estén con las manos vacías.
Aún con los miles de cerrojos que sostuvo y agregó la gestión de Sergio Massa al frente del Ministerio de Economía en el acceso a las divisas oficiales y con las reservas netas en negativo, el Gobierno logró no paralizar la actividad económica. Una de las medidas fue ofrecer los yuanes del swap con China para importaciones en esa moneda. La contraparte es que el sector privado logró financiarse a base de deudas con bancos, proveedores y sus casas matrices.
"Desde la Secretaría de Comercio venimos trabajando en las aprobaciones de las importaciones como es habitual. actualmente estamos en un proceso de ordenamiento y esperando que venga la nueva gestión", informaron desde la oficina de Matías Tombolini. "Si bien podría haber temas puntuales que atender, el nivel de autorizaciones continúa en línea con los meses precedentes en busca de garantizar el suministro de las cadenas de valor de los diferentes sectores de la economía", agregaron.
Mientras, el tiempo corre y la novela del fugado Germán Cervantes promete un final oscuro.