A dos semanas de terminar el año, el Gobierno replica para 2025 la estrategia económica que aplicó durante todo 2024: manejar expectativas. Dos funcionarios del equipo económico que encabeza Toto Caputo dieron definiciones sobre la política cambiaria que llevará adelante Javier Milei el año que viene.
El secretario coordinador de Energía y Minería, Daniel González, habló el viernes frente a empresarios del petróleo y dio números:
Dólar y estabilidad cambiaria
El jueves, el secretario de Política Económica, José Luis Daza, estuvo en un desayuno con la Fundación Libertad. Allí le aseguró al think tank que habrá afluencia de dólares y estabilidad cambiaria durante todo el año.
Los dólares de la energía son, bien administrados, una buena noticia, pero en la rosca económica también se está hablando de otra cosa: ¿puede Argentina tener la enfermedad holandesa?
Relacionado a este concepto, otro funcionario que asegura no meterse en temas de la macroeconomía recibió un reclamo de la Unión Industrial Argentina (UIA) por las importaciones ( Federico Sturzenegger).
Balanza energética con riesgo holandés
La expectativa es que la balanza energética cambie el escenario del poder económico. Los ingresos por las exportaciones de energía permitirán que ya no sea sólo el agronegocio el que aporte el 70% de las divisas de las reservas del Banco Central, lo que le quitará al campo el “poder de veto”, es decir, la capacidad de presionar ante las decisiones de política cambiaria.
Al mismo tiempo, en los foros económicos se habla de la enfermedad holandesa: en los 70, a Países Bajos la explotación de hidrocarburos en el Mar del Norte le generó tal aluvión de riqueza que hizo que el florín neerlandés se apreciara por demás, al punto tal, que el resto de las industrias pasaron a tener una mala competitividad, las importaciones estaban demasiado baratas y empezaron a fundirse empresas.
¿Puede pasar en Argentina?
Es difícil asegurarlo ahora, pero lo que ya están viendo en la UIA es que las importaciones llegarán como un tsunami. Tanta es la preocupación, que en la reunión con el ministro de Desregulación y Transformación del Estado los técnicos de la entidad pidieron precisión en las estadísticas de las compras al exterior.
“Fue el momento más tenso de todo el encuentro”, contó un testigo.
En un año en el que las elecciones coparán todos los planes del programa económico, el Gobierno busca garantizar las señales a los mercados.
En enero y julio pasará las pruebas de fuego, que son los vencimientos con los bonistas privados, y hacia mitad de año esperan no sólo que la maquinaria de la energía de sus frutos, sino también el garante del levantamiento del cepo. El primero en la fila es el Fondo Monetario Internacional (FMI).