La mega inflación de la canasta básica y la baja del consumo de diciembre y enero generada por el Caputazo y algunas medidas de la ley ómnibus que el presidente Javier Milei envió al Congreso, amplió la tensión e hizo pública la disputa por apropiarse de la rentabilidad entre los empresarios fabricantes de productos masivos y la cadena de comercialización que incluye a los súper e híper mercados.
La guerra asoció a Alfredo Coto y Carrefour, que nunca habían coordinado estrategias, con aliados como Changomas y Cencosud, con perfiles más bajos, pero que en conjunto son quienes representan al 37% de las ventas de consumo masivo del país. Esa alianza tiene en frente a los gigantes de la industria: Procter al Gamble, Arcor, Unilever, Molinos Río de La Plata, Fargo, Johnson, Coca Cola, Quilmes, etc. Un conjunto de firmas cuyas marcas aglutinan entre el 50 y 80% del consumo en sus categorías.
“Resulta gracioso que ahora se posicionan en defensa del consumidor cuando históricamente han tenido estrategias de ventas muy complejas y en los últimos años generaron una rentabilidad gigante a través de topear precios a la industria mediante la Secretaria de Comercio; además de pagar a 60 días, lo que ellos cobran al día siguiente”, afirmó a Letra P un directivo de una empresa fabricante de alimentos, de las más importantes de Argentina.
"Los precios que están recibiendo, y en algunos casos rechazando los hipermercados, son las actualizaciones que los puntos de venta tradicionales, los almacenes de barrio, ya tenían hace mucho tiempo", justificó.
El relato de la industria
El relato de la industria indica que los hipermercados se valieron de los topes de precio que impuso la administración anterior de Alberto Fernández y que, con la aceleración de la inflación, tuvieron que fabricar con costos por encima del precio final y con pérdidas estimadas del 15% en productos asociados al programa Precios Justos.
"Los supermercados encargaban más cantidades de la mercadería que nosotros fabricamos, y vendíamos con precios topes, y las revendían por otros canales de comercialización, fuera de sus superficies. Por ejemplo, a los súper chinos", aseguró la fuente empresarial industrial consultada por este portal. Es que, profundizó, los Precios Justos "llegaron a tener una brecha del 80% respecto del canal minorista o de cercanía; entonces ellos nos compraban a precios oficiales y revendían con margen de sobra".
Precios impagables
El denominado canal moderno de comercialización, los hipermercados, está rechazando los precios que impone la industria desde diciembre, cuando empezó a no comprar productos que considera con aumento excesivo. A cambio colocaron carteles sobre los estantes vacíos, desabastecidos y la frase “esta góndola está defendiendo tu bolsillo”.
“Nosotros somos claramente trasladadores de precios, estamos en una industria (supermercadista), en la cual peleamos diariamente para generar clientes. Conocemos el mercado y palpamos su realidad antes que nadie. Nos peleamos con los proveedores porque somos la cara de los aumentos, pero no los responsables”, explicó a Letra P el ejecutivo de un hipermercado.
“Como siempre en estos tiempos, cuando aparece el producto en la góndola, es porque hay acuerdo de ambos lados. Ahora con algunos sectores de la industria, no está ocurriendo eso”, explicaron desde el supermercadismo.
Fernando Savore, presidente de la Federación de Almaceneros de la provincia de Buenos Aires (FABA), convalidó la versión de las fabricantes: “Las empresas están nivelando los precios que les venden a los hipermercados, con los que nosotros recibimos hace mucho tiempo. Los hipermercados están acostumbrados a manejarse como quieren y ahora están defendiendo su rentabilidad”.
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Aunque Savore también tiene palos para la industria: “Tuvimos una diferencia muy grande con Arcor, que nos envió un aumento del 35% y no lo convalidamos. La semana pasada vinieron productos con bonificaciones que sí vamos a poder trasladar a nuestra clientela”, diferenció.
El consumidor a la deriva
La pelea es histórica y se reinició cuando la administración libertaria implementó medidas, a través del decretazo y la ley ómnibus, que dejan al consumidor a la intemperie. Entre ellas, subrayaron las fuentes consultadas, la derogación de la leyes de Góndolas, de Abastecimiento y de Defensa de la Competencia y la desregulación total de los precios de la economía.
“Evidentemente la derogación de la Ley 27442 de Defensa de la Competencia y su reemplazo por una nueva ley (anexo IV de la ley ómnibus) limita las atribuciones del Estado a la hora de regular la concentración económica. De hecho, en el primer artículo de la nueva ley se suprime la prohibición de la concentración económica", le dijo a Letra P el economista Federico Machado, de la consultora Open. El economista detalló que ese texto de la ley ómnibus también "se reemplaza la Autoridad Nacional de la Competencia por una Agencia con menos facultades".
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Como en el meme del hombre araña, los dos sectores con tendencias oligopólicas muy parecidas, se acusan mutuamente. Los supermercados están reunidos en la Asociación de Supermercados Unidos (ASU) y los fabricantes en cámaras como la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (COPAL), que lidera Daniel Funes de Rioja, también presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA).
En el actual contexto, viene a la memoria la frase del titular de la cadena La Anónima, Federico Braun, quien reconoció que ante el fenómeno de la inflación su empresa "remarca precios todos los días".