En plena desregulación incluida en el Caputazo, los supermercados del interior del país lanzaron una canasta de "precios diferenciados" con descuentos para productos de primera necesidad; una iniciativa que la Secretaría de Comercio también ofreció a las grandes cadenas y que fue rechazada por "poco seria". La idea gubernamental de promover acuerdos sobre precios liberados genera cortocircuitos en la cadena comercial, donde según operadores del sector los proveedores se niegan a recortar los aumentos en sus listas y los hipermercados no logran absorber los costos.
Tras reuniones con el secretario de Comercio, Pablo Lavigne, y el subsecretario de Defensa del Consumidor y Lealtad Comercial, a cargo de Comercio Interior, Fernando Blanco Muiño; la Red de Súper Argentinos anunció descuentos del 20% en artículos de la canasta básica como parte del "compromiso" de los empresarios de la Cámara Argentina de Supermercados (CAS) y la Federación Argentina de Supermercados y Autoservicios (Fasa) para paliar el impacto de la inflación.
Fuentes de los principales centros comerciales de grandes superficies del país consultadas por Letra P advirtieron que se trata de un planteo "al que ningún proveedor va a suscribir". "¿Quién puede comprometerse a mantener un precio durante 60 días sin que exista un comprador del acuerdo", planteó un supermercadista que estuvo en conversaciones con el área comercial de la administración de Javier Milei.
El problema radica, explican, en la propia lógica libertaria: la nueva premisa es despojar de toda intervención al precio que el fabricante, el intermediario y el vendedor al consumidor quiera poner. Como contó Letra P, en los despachos oficiales tienen presente que la consecuencia de las nuevas medidas y desregulaciones es un fogonazo inflacionario; por lo que funcionarios del área de comercio le pidieron a las cadenas armar canastas de artículos a precios más bajos.
Una petición con trabas de instrumentación
La solicitud gubernamental de un acuerdo de precios es difícil de instrumentar en la práctica, dado que -puntualizan- cuando el supermercado se sienta a negociar con la empresa alimenticia o de primera necesidad, el proveedor niega las condiciones. "No es posible pensar en un acuerdo de precios entre privados bajo esa premisa", comentaron desde las grandes comercializadoras de productos alimenticios.
El comunicado de los supermercados del interior del país asegura que las rebajas se aplicarán a alimentos como azúcar, yerba, fideos, harina, aceite, galletitas saladas, galletitas dulces, huevos, leche, pan, legumbres, puré de tomate, dulce de leche, gaseosas, té y mate cocido; pero no especifica qué marcas, qué productos, ni a qué precio se venderán. Este portal consultó los detalles, pero no hubo respuesta.
Tira, afloje y desabastecimiento
Pese al rechazo de la propuesta oficial, la Asociación de Supermercados Unidos (ASU) permitió a las empresas particulares que implementen sus propios compromisos. Letra P se comunicó con las cadenas de hipermercados Coto y Cencosud, pero ninguna confirmó aún contactos con la Secretaría de Comercio. Las grandes superficies están en pleno tira y afloje con las firmas de consumo masivo desde antes de la asunción de Milei y enviaron listas de precios con aumentos que, en algunos casos, superaron el 100%.
"Estamos todo el tiempo conteniendo a los proveedores", advirtieron desde uno de los comercios más conocidos que la semana pasada colgó carteles en góndolas vacías. “Esta góndola está defendiendo tu bolsillo”, le explican a los consumidores. Los dueños de los canales de venta aseguran que ya le permitieron "demasiado" a los fabricantes y que los márgenes de ganancia se achicaron considerablemente.
El director ejecutivo de una de las grandes cadenas precisó que en los próximos días, los proveedores de alimentos y artículos básicos deberían "normalizar" la situación, previendo que se retrotraigan los precios. "No sé en qué perdieron cuando su utilidad la consiguieron en el 60% del mercado o 70% que no estaba sujeto a acuerdos", cuestionó otra fuente del sector en referencia al gobierno anterior y la política de poner un tope a los valor.
En las conversaciones con el área de dirige Lavigne, quienes colaboraran con el funcionario dan a entender que en los próximos meses, el consumo caerá. En los supermercados aseguran que el nivel de compra, por ahora, se mantiene; porque las grandes superficies "todavía mantienen diferencias respecto a los canales más tradicionales".
El consumo ya les puso tope
Con la carne el tope ya lo puso el consumidor. A mitad de diciembre, los precios en hacienda habían subido un 44% y la mitad se trasladó al mostrador. De acuerdo al relevamiento realizado por la agrupación Consumidores Libres, la carne vacuna subió en promedio un 22,4% en la primera quincena del mes; pero no hubo convalidación de precios. Según Miguel Schiariti, presidente de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes (Ciccra), los precios bajaron entre un 10 y 15% en las carnicerías, días antes de Navidad.
En los primeros días de la administración libertaria, la Secretaría de Comercio se anticipó a las fiestas y acordó con los frigoríficos exportadores nucleados en ABC, volúmenes de los cinco cortes de carne de mayor consumo popular a precios "convenientes" hasta el 31 de diciembre.
Otro caso en el que los salarios mostraron que no podían hacer frente a los aumentos son los combustibles: en los últimos diez días los precios de la nafta y el gasoil se habían incrementado un 15% en un primer tramo y luego un 37%. Después de Navidad, la Federación Argentina de Expendedores de Nafta del Interior (Faeni) estimó entre un 8% y un 10% de merma en el consumo y una leve baja de dos pesos por litro.