LA ENTREVISTA DEL DOMINGO. ROBERTO BARADEL

“Ojalá pierda el Gobierno” porque “si le va bien, le va mal al pueblo argentino”

El líder docente alienta la construcción de un frente que sea capaz de derrotar al oficialismo en las urnas. “Hay que hacer trazo grueso“, reclama. Y advierte: “Vidal no es tan auténtica como Macri”.

Son las cuatro de la tarde del tórrido viernes 20 de enero de 2017. Empieza a correr la cuarta hora del año 1 D.T. (Después de Trump). Supuestamente, el mundo de los buenos está conmovido por la llegada a la Casa Blanca del diabólico magnate de pelo color zanahoria. Ni afuera ni adentro del cuartel bonaerense de la CTA de los Argentinos se nota la conmoción. Los 33 grados centígrados se sienten como 40 en el pavimento de la calle 6, en el microcentro de La Plata, que parece un pueblo fantasma. De este lado de la puerta de entrada, todo a media luz. En el salón donde suelen atronar las diatribas de los dirigentes y el clamor de la militancia, se escucha un silencio de misa.

 

El secretario general del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación (Suteba), Roberto Baradel, llega un par de minutos tarde a la cita con Letra P. Por la cadencia de sus pasos, se ve que no le preocupa, pero pregunta por la duración de la espera. Los cronistas ven ahí un ensayo de pedido de disculpas –innecesario, por cierto.

 

-Hola, Robi- lo recibe una chica que ofrece algo para tomar.

 

Roberto Baradel es Robi. Todos lo saben. Pide un cortado pero rebobina enseguida. “¿Algo frío puede ser? Agua o lo que sea”. Explica que no soporta el calor –no se explica, entonces, su camisa negra. Que con el frío todo bien, pero que el calor lo mata. Y cuenta su último –reciente- encuentro cercano con el verano extremo. “Marchamos ayer (el jueves) por los despidos en la imprenta de Clarín. A las 2 de la tarde. No sé a quién se le ocurrió poner esa hora”.

 

Después, durante los 77 minutos de entrevista con este portal, refutará la máxima de la corrección política que dice que si al Gobierno –a cualquier gobierno- le va bien, les va bien a todos. Dirá, Baradel, que si a los gobiernos de Cambiemos les va bien, le irá mal a la mayoría. Y por eso dirá también que espera que el oficialismo pierda en las urnas este año. Más: hará una suerte de llamado a la reflexión a la dirigencia social, política y sindical que se opone al modelo PRO para que, definida la “contradicción principal”, deje de lado las diferencias finas y haga “trazo grueso”. Porque “gobiernan las corporaciones”. Por eso, dirá que “hay que hacer trazo grueso” para construir “un frente muy fuerte” que sea capaz, primero, de “frenar las políticas de ajuste” y, después, de derrotar al oficialismo en las legislativas de octubre. ¿Es marxista Baradel que habla de las contradicciones? No. Con firme certeza, se reivindicará peronista. Y se frenará justo antes de reconocerse kirchnerista. Después de un silencio que durará una fracción de segundo, preferirá rescatar al kirchnerismo como un “proceso político” que favoreció una distribución más justa de la riqueza y operó en favor de la soberanía nacional y de la integración latinoamericana. Dirá también que las políticas del macrismo no son definidas por el origen de clase de sus dirigentes. Más bien, por los negocios que hace la clase a la que pertenecen –por la necesidad de favorecerlos. Y pondrá ejemplos en su ámbito específico de actuación. Letra P le dirá que la oposición más radical acusa al Gobierno de querer “destruir la escuela pública”. Baradel aceptará el término primero pero enseguida rectificará el concepto: explicará que, en rigor, la está sometiendo a un proceso de achicamiento con privatizaciones parciales orientadas a favorecer negocios de amigos. Y a imperceptibles –o no tanto- retoques en materia  de contenidos en sintonía con el nuevo paradigma ideológico.

 

Sobre esas cuestiones de clase, Baradel advertirá que María Eugenia Vidal no es igual a Mauricio Macri: que el Presidente es más “auténtico” y que la supuesta mayor sensibilidad social de la gobernadora es “una construcción artificial”.

 

Además, anticipará un escenario complejo y conflictivo para el inicio de las clases. Dirá que la vocación de diálogo proclamada por Cambiemos se agota en charlas informales inconducentes. Y estimará que se ubicará quizá por encima del 30% la pauta de incremento salarial que pondrá sobre la mesa de negociaciones, es decir, muy superior –casi duplicando- al 17% que fija la ley de Presupuesto que aprobó en diciembre la Legislatura provincial.

 

 

BIO. A los 48 años, hace 13 que es el secretario general del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba). Está en pareja con la concejala platense Lorena Riesgo. Con ella vive en un PH en uno de los barrios platenses más castigados por la inundación de 2013. En aquel momento, su mujer estaba embarazada de su hija Sofía, que ahora tiene tres años y va a un jardín de infantes público. Tiene, además, tres hijos grandes (19, 23 y 25) de una relación anterior. Se dice que quería ser biólogo marino, pero se recibió de abogado en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora. En 1991, cuando lo nombran preceptor de un colegio secundario y empieza a trabajar en el área de Prensa del gremio, su vida empieza a encajar en las huellas que lo traerían hasta su actual condición de conductor de un batallón de 80 mil docentes. Es, también, secretario general de la CTA bonaerense y de Relaciones Internacionales de esa organización a nivel nacional. Peronista, reivindica al kirchnerismo. “Pero le hicimos un paro de 17 días”, recuerda. Es un abonado en los medios. Habla con todos y la mayoría lo trata bien. En Twitter lo siguen 22 mil personas.

 

-¿Qué expectativas tiene para el inicio de clases de este año?

 

-Viene muy complicado. Más que el año pasado, cuando usufructuaron que eran un gobierno diferente por el diálogo. Pero es una gran puesta en escena. La paritaria nacional casi se cae, entre otras cosas, por María Eugenia Vidal. Cuando (el ministro de Educación, Esteban) Bullrich anuncia el 40% del piso salarial nacional, el mismo día lo retira: la exigencia de sostenerlo era que nosotros, Capital Federal y Córdoba firmáramos por el 25%. La que puso el grito en el cielo en ese momento fue la gobernadora. Finalmente llegamos al 35%, pero con una cláusula de monitoreo por la inflación, para reabrir la paritaria, que es lo que no hicieron. Después de mitad de año hubo un cambio para mal del gobierno de la Provincia.

 

-¿Qué están reclamando ahora?

 

-Que nos convoquen a paritarias. Queremos discutir la pérdida del poder adquisitivo y la proyección de la inflación. Nosotros vemos una pérdida del poder adquisitivo de entre el 6 y el 8 por ciento y la proyección para este año de la inflación, siendo prudentes, es de entre el 25 y el 30.

 

-Siempre se dice que conviene discutir con tiempo. Se le exigía eso a los gobiernos anteriores. ¿Por qué no ocurre ahora tampoco?

 

-Nos quieren llevar hasta último momento para poder responsabilizarnos de que no haya clases. Demonizarnos. Hace cinco meses que venimos reclamando que nos convoquen y no lo hacen.

 

-¿Qué aumento van a pedir para este año?

 

-Vamos a plantear entre el 8 y 10 por ciento de pérdida del poder adquisitivo. Es una discusión que tenemos que terminar de dar, pero posiblemente sea entre el 25 y 30 por ciento de proyección de inflación.

 

 

“No quiero que le vaya bien al Gobierno en la aplicación de sus políticas, porque nos va a ir mal a todos.”

-Dice Vidal que sólo la une a su antecesor, Daniel Scioli, la pasión por la pastafrola. A un año de Cambiemos, ¿encuentra otros puntos en común?

 

-Ellos venían con una idea de cambio y de ordenar todo. La Provincia siguió con problemas en la liquidación de sueldos de los docentes, no pusieron un solo peso en infraestructura y plantearon una reducción del 28 al 25 por ciento en el presupuesto en Educación. Si hubieran mantenido la participación de Educación en el presupuesto en general, hoy la Provincia contaría con 16.550 millones de pesos más. Hoy no cuenta con eso, que es lo que se necesita para infraestructura, cargos docentes, comedores escolares, formación docente, más allá del aumento salarial. La Provincia podría construir mil escuelas secundarias o 1. 700 jardines de infantes.

 

-¿Cómo analiza el rol del director general de Educación, Alejandro Finocchiaro, en las negociaciones con los sindicatos?

 

-Es una persona de diálogo al momento de atender el teléfono y de hablar informalmente, pero ahora la decisión política es no convocar a paritarias y no se convoca a paritarias. Cuando hablamos de diálogo, hablamos de diálogo en serio. De nada sirve que atiendan todo el día el teléfono si después no resuelven absolutamente nada.

 

-¿A dónde fue la escuela pública en los 12 años de kirchnerismo y a dónde va con este gobierno?

 

-Dicen (en este gobierno) que estamos peor que hace diez años y eso es una gran mentira. Desde que se vienen haciendo las pruebas PISA (para medir el nivel de los alumnos), el pico más bajo fue en el año 2006. Los chicos de 15 años en ese momento venían de toda la reforma educativa de los noventa y nadie lo dice eso, ni Clarín ni La Nación. Después, la Argentina tuvo un leve repunte y un amesetamiento, hasta que este año tuvimos un repunte nuevamente, que fue producto de las reformas de leyes del gobierno anterior. ¿Qué hizo este gobierno? Funcionarios argentinos pidieron que sacaran a la Argentina del ranking. Nosotros tenemos los mails de un alto funcionario. Pidieron que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) no publicara los datos. Finalmente se publicaron, pero sacaron del ranking a Argentina. ¿Cuál era el problema? Que si este año las tapas de Clarín y La Nación decían que había mejorado el rendimiento de los chicos en la Argentina, se les caía el argumento de que estaba peor en el tema de educación.

 

 

 

“No pusieron un solo peso en infraestructura y plantearon una reducción del 28 al 25 por ciento en el presupuesto en Educación.”

-En campaña, la oposición más dura a Cambiemos decía que el macrismo venía a destruir la escuela pública.

 

-Ellos necesitan decir que estamos mal porque vienen a hacer negocios en determinados segmentos de la educación. No es que mañana van a venir a decir "vamos a privatizar el sistema educativo". Van a aplicar políticas de Estado que tienden a eso. Por ejemplo, frenamos los despidos de 2.600 tutores académicos del plan nacional de formación docente. Ellos querían que el Estado dejase de dar esa formación, para que pasara a una empresa privada. Y una de esas empresas es de Sánchez Zinny, director del INET (Instituto Nacional de Educación Técnica) y socio de Bullrich. Al INET quieren convertirlo en una agencia de talentos y transferir su presupuesto a las empresas privadas para que formen a los pibes en función de las necesidades de la misma empresa. Vienen por segmentar parte del sistema educativo y comercializarlo. El software: antes había libre, ahora van a avanzar en la contratación de software y contenidos como lo hicieron en Capital Federal con el Grupo Clarín y el Plan Sarmiento. O sea, lo podría hacer el Estado eficientemente y con calidad, pero prefieren transferirlo a privados.

 

-Entonces, si es terreno fértil para negocios privados, no les conviene destruir la escuela pública.

 

- No, destruir no. Vienen a desarticular la escuela pública. Van a mantener un segmento determinado, porque no lo pueden hacer de otra manera. Si les dieras a elegir, harían lo mismo que en Chile, donde fue de la Nación a las provincias y de las provincias a los municipios. Por ejemplo, dirían acá en La Plata: "¿En el Normal 1 los papás pueden pagar la educación de sus hijos? Bueno, ése es privado. En Los Hornos no, bueno, que la subsidie el Estado".

 

-En los años del kirchnerismo, ¿la escuela pública llegó a servir para revertir el deterioro social?

 

 

“Tenemos que plantear una construcción para ir llevando adelante determinadas articulaciones que nos permitan alcanzar niveles de decisión en el Estado.”

-Sirvió para promover igualdad. Pero eso no quiere decir que estábamos bien. Por eso dimos mucha pelea. Y la provincia de Buenos Aires fue la más relegada. Con las necesidades que hay acá se tendrían que haber hecho muchas más escuelas. Así y todo, se ha podido avanzar en términos educativos, con programas que incluían mucho más a los chicos y recomponían el tejido social. Nosotros criticamos el PISA, pero los resultados muestran que en diez años mejoró el rendimiento de los chicos.

 

-¿Hubo una discusión de fondo sobre la escuela pública?

 

-Sí, porque se cambiaron las leyes que eran de origen neoliberal, de una escuela contenedora y formadora de mano de obra barata, con un rol de disciplinar socialmente, diciendo que pobres hubo siempre y hay que adaptarse. Yo creo que la nueva Ley de Educación es buena e inclusive en la provincia de Buenos Aires se avanzó en cuestiones que la Nación no, como por ejemplo la obligatoriedad de la sala de 4 años. Al gobierno anterior le faltó a animarse más fuerte al debate que da la derecha con respecto a la calidad.

 

-¿Qué es la calidad educativa?

 

-Para nosotros calidad es inclusión y que los chicos se puedan apropiar del conocimiento. Que la escuela forme sujetos de derecho y que ese conocimiento lo utilicen como herramienta no solamente de transformación individual sino de la sociedad. Eso no quiere la derecha. La derecha quiere una educación básica en donde los chicos se adapten resignadamente a lo que las leyes del mercado les imponen. En concreto, quieren una escuela que enseñe que pobres hubo siempre. Nosotros queremos que se enseñe que, si la Argentina produce alimentos para 400 millones de personas, somos 40 millones y hay más del 30% de pobreza, hay que discutir cuáles son las causas, cómo se sale de esa pobreza y quién concentra la riqueza de la mayoría de los argentinos. Ésa es la diferencia.

 

-Vidal defendió el concepto de meritocracia como rector del proceso de enseñanza y aprendizaje.

 

 -Exactamente. El talento individual es muy importante y hay que fomentarlo, incentivarlo, pero en el marco de un proceso de construcción colectiva, de un país que nos contenga a todos. Obviamente, la formación tiene que incorporar las obligaciones, pero estamos hablando de chicos. Esto de premios y castigos... Un castigo se le da a alguien que comete un delito. Por supuesto que no queremos que un chico no estudie porque no tenga ganas y que pase de año; pero primero hay que evaluar la igualdad de oportunidades y posibilidades y cómo se trabaja con esos chicos. Los chicos no nacen malos y vagos, como creen algunos.

 

 

“A destruir no. Vienen a desarticular la escuela pública.”

-¿Piensa en una participación política electoral?

 

-No lo descarto, pero la verdad es que nunca lo pensé. Soy el eterno candidato. En todas las elecciones voy a ser candidato y nunca lo fui.

 

-Sobran ejemplos en el mundo de buenas experiencias de líderes y movimientos sindicales involucrados en la política.

 

-Lo que quiero decir es que eso siempre se ha utilizado para deslegitimar nuestros reclamos. Inclusive, con muchas cosas que yo compartía política y filosóficamente con el gobierno anterior, a mí no me tembló la mano de tomar decisiones como los 17 días de paro en la provincia de Buenos Aires. Estaban haciendo las cosas mal.

 

-¿Usted es peronista?

 

-Sí, soy peronista.

 

-¿Kirchnerista?

 

-(Va a hablar y se frena y hace una brevísima pausa) Creo que el kirchnerismo ha encarnado un proceso político a partir del peronismo que le dio continuidad al tema del movimiento histórico. Y que ha hecho muchas cosas que nosotros esperábamos que se hicieran, como el alineamiento con los países latinoamericanos, la búsqueda de integración regional, un proceso de distribución del ingreso, derogar la Ley Federal de Educación, estatizar las jubilaciones y Aerolíneas Argentinas, avanzar en las causas de derechos humanos contra de los genocidas militares y civiles. Reconozco que fue un proceso político que ha aportado mucho, en una Argentina que no se terminó de construir, porque también hubo errores. Creo que el gran error en Latinoamérica -ha pasado también en Brasil y en otros lugares- fue la definición del sujeto político de transformación. El Estado no es ese sujeto. El Estado es una herramienta de transformación fundamental, pero el sujeto somos los trabajadores, las organizaciones populares y sociales, que están para sostener determinadas políticas, pero también para cuestionar y criticar y decir que hay que cambiar determinadas políticas y no decir permanentemente que sí a todo.

 

-Pero se dice que el kirchnerismo fue el proceso político más corrupto de la historia.

 

-Hay una avanzada de determinados sectores de la sociedad, que son los que gobiernan hoy, para instalar esa idea. Y de grupos como Clarín y La Nación. Que ha habido corrupción, ninguna duda. En ese gobierno, en el anterior y en el anterior. Pero no creo que haya sido el más corrupto de la historia, de ninguna manera. Los que están hoy en el Gobierno son corruptos de guantes blancos avalados por la sociedad. Una cuenta offshore es para lavar dinero o evadir impuestos. Bueno, el presidente de la Nación la tiene.

 

 

“Ellos necesitan decir que estamos mal porque vienen a hacer negocios en determinados segmentos de la educación.”

-¿Por qué ustedes, como organización sindical, con la estructura que tienen, no hacen política partidaria para llegar al poder?

 

-Son dos esferas de acción política. Los sindicatos cumplen un rol muy importante. Algunas cosas se asemejan y otras se diferencian con lo que es la construcción política de acceso al Estado. No lo descarto como posibilidad. Lo que digo es que no se puede trasladar automáticamente. Hemos tenido casos de líderes muy importantes en el sindicalismo, como Víctor De Gennaro, Marta Maffei. Pero ese acumulado social y sindical tan importante no se traduce en intención de voto. Sí creo que hoy los sectores sindicales, populares y sociales nos tenemos que plantear una construcción para ir llevando adelante determinadas articulaciones que nos permitan alcanzar niveles de decisión en el Estado que puedan transformar la realidad.

 

-Si fueses gobernador, por ejemplo, ¿con qué planes y acciones instrumentaría la escuela pública con la que sueña, en el contexto de esta provincia, con sus limitaciones presupuestarias y sus déficits estructurales?

 

-Tiene que haber una reforma tributaria y una discusión fuerte con la Nación por los fondos, porque, si no, la provincia de Buenos Aires queda con la frazada corta. Nunca alcanza. Hay que tener decisión política: en la Provincia hay sectores que pagan poco y podrían pagar más, como el juego, aquellos que tienen grandes extensiones de campo, empresas grandes, los puertos. ¿Dónde invertiría? Debería haber una inversión del 10% del PBI a nivel nacional por lo menos de acá a cinco años. Construir las escuelas que se necesitan y dotarlas de los instrumentos que tienen las privadas. No hace la diferencia si tenemos 180 o 190 días de clases. La diferencia la hace tener jornada extendida o completa. Que todas las escuelas tengan equipos de orientación escolar. Hay que sanear el salario docente. Bibliotecas. El segundo idioma es clave. Acceso a las nuevas tecnologías. Más horas de artística. Es muy importante la expresión en los chicos: en escuelas donde había determinado grado de violencia se llevaron adelante proyectos de comunicación, como diarios o radios, y expresiones artísticas, como música o teatro, y eso mejoró muchísimo la convivencia. Porque aumenta la capacidad de los chicos de resolver conflictos de manera colectiva y pacífica.

 

-La planta docente en la Provincia está en condiciones de hacer una escuela pública de calidad?

 

-Sí, está en condiciones.

 

-¿Tiene un criterio uniforme sobre un modelo de escuela pública?

 

- No, pero hay que trabajar en eso.

 

 

 

“Al gobierno anterior le faltó animarse más fuerte al debate que da la derecha con respecto a la calidad.”

- ¿Los docentes del sistema público sacan demasiadas carpetas médicas y prefieren hacer paro a ir a trabajar?

 

-No, la gran mayoría está muy comprometida.

 

-¿Este gobierno planteó un ajuste del sistema de licencias?

 

No, sigue con la misma empresa (de reconocimientos médicos) que tenía el anterior, que no sirve para nada. Sirve a los intereses de la empresa pero no resuelve ni el tema del control ni la salud de los docentes. Por ejemplo, no manda médicos a domicilio. Nosotros creemos que el Estado podría, con los hospitales, tener un sistema de reconocimientos médicos más eficiente. Para mejorar los niveles de asistencia de alumnos y docentes, hay que mejorar las condiciones de infraestructura y de trabajo. Y en cuanto a las carpetas médicas, nosotros no nos oponemos al control, pero en la medida en que el Estado cumpla con condiciones adecuadas de trabajo para los docentes y de aprendizaje para los chicos.

 

-¿Cree que en el mediano plazo puede producirse un regreso a la escuela pública de sectores que se fueron a la privada?

 

-Se está dando ahora.

 

-Pero por ajuste económico.

 

-En la medida en que la escuela pública tenga mejores condiciones, ese proceso se va a dar naturalmente.

 

-¿Y en este contexto puede pasar?

 

- No creo, porque están rebajando el presupuesto. En las paritarias del año pasado, se perdieron casi 18 mil millones de pesos. Y se pueden hacer muchas cosas con 18 mil millones de pesos.

 

 

“La CGT está retrasando la posibilidad de confluencia de diferentes sectores sindicales que puedan, en conjunto, ponerles freno a las políticas de ajuste.”

-¿Destaca algún aspecto positivo de la política educativa del macrismo?

 

-No, hasta ahora no.

 

-¿Se han producido cambios en materia de contenidos en sintonía con el nuevo paradigma ideológico del Gobierno?

 

-Eliminaron la especialización de los docentes en Derechos Humanos, por ejemplo. Pregunté por qué y me dijeron que hay que dar más educación y menos política.

 

-¿Hay una cuestión de clase que explica las políticas de este gobierno, integrado en su columna vertebral por un sector formado en escuelas privadas exclusivas?

 

-Es una cuestión de intereses económicos. Están gobernando las grandes corporaciones. Las que gobernaron el país con la dictadura militar. No quiere decir que asumieron con los militares, pero sin ninguna duda muchas de las corporaciones que sostuvieron a los militares están hoy con este gobierno, que funciona de acuerdo a la necesidad de beneficiar a esos sectores y a sus intereses.

 

-¿Vidal es igual a Macri?

 

-No, hay diferencias.

 

- …

 

-Vidal no es tan auténtica como Macri. Es una construcción más artificial. Con una gran protección mediática, ha construido esa imagen de estar comprometida con los problemas de la gente, que dista mucho de la realidad. A mí me sorprendió mucho cuando dijo que nos hicieron creer que el acceso a la luz, al agua y al gas era gratis y que eso no es así. Ahí mezcló lo que es un derecho para el conjunto de la sociedad con un interés económico de las empresas que prestan los servicios. Y ella se definió por el interés económico.

 

 

 “Vidal no es tan auténtica como Macri. Es una construcción más artificial. Su imagen de esta comprometida con los problemas de la gente dista mucho de la realidad.”

-Eduardo Duhalde dijo que conviene que este año el oficialismo gane las elecciones para que no se debilite el Gobierno. ¿Usted qué opina?

 

-Ojalá el oficialismo pierda, porque, si gana, vamos a estar peor de lo que estamos ahora.

 

-¿Pero no es que si al Gobierno le va bien, le bien al conjunto de la sociedad?

 

-No creo en eso. Si a este gobierno le va bien, le va mal al pueblo argentino. A los que les va bien, es a los sectores de mayor concentración de la riqueza. Nosotros somos defensores de la institucionalidad y de la continuidad de los gobiernos. Pero, si prosperan las políticas que ha definido este gobierno, le va mal a la mayoría de los argentinos. No quiero que le vaya bien al Gobierno en la aplicación de esas políticas, porque nos va a ir mal a todos.

 

-¿Y a qué fuerza va a votar?

 

-Tiene que haber un frente muy fuerte oponiéndose a estas políticas. Veremos cómo se configura. Pero, antes de votar, el movimiento sindical debe estar a la altura de las circunstancias. Y la CGT en particular. Hay que plantear medidas de fuerza a nivel nacional contra los despidos y contra la flexibilización laboral. La CGT está retrasando la posibilidad de confluencia de diferentes sectores sindicales que puedan, en conjunto, ponerles freno a las políticas de ajuste.

 

-La CTA se sigue dividiendo. Porque la que conduce Micheli ahora se está partiendo.

 

-Nosotros celebramos la unidad de la CGT. Y quisiéramos la unidad de la CTA. Hoy, cuando gobiernan las corporaciones, hay que hacer trazo grueso. Yo estaría encantado de plantear una medida de fuerza y de movilizar con la CGT. Porque se trata de definir claramente cuál es la contradicción principal. Despidos, inflación, flexibilización laboral… Tiene que haber una reacción de todo el movimiento obrero para decir no queremos estas políticas porque nos están perjudicando. La Marcha Federal es un ejemplo, porque no marcharon solo gremios de la CTA. También de la CGT. Y una buena señal fue la presencia de la UOM en la marcha por los despidos en la imprenta de Clarín. Lo mismo digo para la izquierda. Hoy, es trazo grueso. Si decimos que defendemos a los trabajadores, dejemos de lado todas las diferencias y pongámonos al frente de la defensa de los trabajadores. ¿Con quién? ¿Con Daer? Con Daer. ¿Con Pitrola? Con Pitrola. Yasky, De Gennaro, Cachorro Godoy, Micheli… Todos tenemos que estar ahí, en ese frente común.

 

massa se corre y lanza el neomassismo para diferenciarse de macri
El PRO bonaerense, en Lobos.

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