Victoria Villarruel volvió a salirse del libreto: tras esperar sin éxito una hoja de ruta de Javier Milei, citó a una sesión el 3 de abril para tratar los pliegos de los candidatos a jueces Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla. Cedió ante la presión de los aliados, que exigían una estrategia para sortear la presión de Unión por la Patria.
Es que el peronismo tenía citada una sesión para este jueves a las 12, y Villarruel, una vez más, tiene decidido no convocarla, haciendo uso de la laxitud del reglamento, que la habilita a ignorar las fechas del pedido. Por orden de Santiago Caputo, cinco miembros del bloque LLA presentaron otro pedido de sesión, sin día y hora, para tratar Ficha limpia y la asistencia a Bahía Blanca.
La vicepresidenta también ignoró el pedido de sus pares y le tiró la pelota a la Casa Rosada. "Recibimos mucha presión para sesionar mañana. Les dimos dos semanas de changüí para que decidan qué hacer", bromeaban cerca de la vicepresidenta.
UP tampoco tenía buena perspectiva para este jueves, porque ningún miembro de otra bancada garantizó su presencia. Además, este miércoles cuatro miembros del interbloque armaron un espacio propio y podrían desmarcarse. Villarruel, por si acaso, chequeó todo el día las presencias en el Senado. Supo que había poca gente.
Los pliegos de Javier Milei
Milei nombró a Lijo y García-Mansilla en la Corte por decreto, pero sólo el académico asumió. El juez federal pidió una licencia sin goce y no le fue concedida. Sus pliegos, ahora, dependen de Milei. Si no los retira, el primer desafío que tendrán ambos es evitar el cuórum en la sesión del 3 de abril para que los expedientes sean debatidos.
Si la sesión está en marcha, alcanza con un cuarto del recinto (25 votos) para que los pliegos sean rechazados. UP tiene 34 miembros, por lo que sí hay unanimidad de criterio bien pueden definir el destino de ambos candidatos. En noviembre, el bloque le entregó a Guillermo Francos un documento en el que plantearon que no avalaría a ningún candidato que aceptaba asumir por decreto.
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Con la firma de Victoria Villarruel, la sesión será el 3 de abril.
Claro que ese compromiso tampoco incluía sentarse a votarlos en contra, como propone Cristina Fernández de Kirchner. Al menos ocho de los 34 miembros de UP no están dispuestos a rechazar a Lijo, quien sí llegó a sumar el apoyo necesario en comisión, a diferencia de García-Mansilla. Tampoco está claro si ese grupo peronista colaborará con el cuórum, que es igual o más importante.
Es que hay otros tres votos en contra del juez: Carolina Losada y Pablo Blanco (UCR) y el exlibertario Francisco Paoltroni. Aunque habría otros radicales que están dispuestos a votar en contra si se abre la sesión. Nadie quiere dar ese paso.
García-Mansilla, afuera
En el caso del académico es más complejo porque casi no tiene adeptos, por fuera del oficialismo y sus aliados. Además, Martín Lousteau (UCR) y Guadalupe Tagliaferri (PRO) facilitaron el dictamen con la intención de rechazarlo cuando llegue al recinto. Se plegaron en esa estrategia a UP, pero no iban a estar dispuestos a asistir a la sesión de este jueves.
García-Mansilla tiene un motivo para que su pliego sea rechazado: cuando expuso en la audiencia del 28 de agosto, dijo que nunca asumiría en la Corte si era nombrado por decreto. No cumplió la palabra y eso marcó su destino. En el Gobierno sostienen que un eventual rechazo a su pliego no condiciona su permanencia en la Corte, donde el resto de los cortesanos le tomó juramento, a diferencia de Lijo, a quien no le aceptaron el pedido de licencia de su juzgado.
En Balcarce 50 Entienden que si el pliego del académico no es votado en el recinto, igual puede seguir en el máximo tribunal hasta el 30 de noviembre, fecha en la que expira su nombramiento por decreto. Para evitar esos dilemas, los aliados exigen a Milei una solución: que retire los pliegos o que se banque la derrota en el recinto. "No podemos seguir con esto todo el año", le plantearon a Villarruel, quien sin respuestas de la Casa Rosada, llamó a sesionar el 3 de abril. A todo o nada.