El capítulo de biocombustibles de la frustrada ley ómnibus fue un punto de tensión entre libertarios y federales que parecía desinflarse con la derrota legislativa del presidente Javier Milei. Sin embargo, el lobby por reformar el régimen continúa de manera subterránea con jugadores pesados del sector cerealero y petrolero, pero también de provincias y hasta Nación.
El texto inicial de la ley desregulaba al sector y daba lugar a las petroleras para meterse en el negocio de la producción de biocombustibles y a las aceiteras (llamadas empresas integradas) para entrar en el mercado local (hoy exportan exclusivamente). Sólo las pymes productoras de biocombustibles pueden venderle a las petroleras para el corte obligatorio de naftas y gasoil.
Las provincias de Santa Fe y Córdoba, junto a otras productoras lograron bloquear el capítulo y trataron de lograr uno intermedio, pero también naufragó, quedando vigente la ley de 2021 impulsada por el kirchnerismo. Pero, atentos a que el contexto reformista sigue en pie por las señales del presidente de querer legislar por DNU o incluso avanzar nuevamente con una ley ómnibus retocada, el lobby privado y de las provincias se reactivó.
Provincias y biocombustibles verdes
Este martes volvió a juntarse la liga de provincias productoras de biocombustibles en Tucumán con la idea de resolver un texto similar al que intentaron durante el debate de la ley. Hasta el gobierno nacional estaría trabajando en un proyecto nuevo de biocombustibles unilateralmente, algo poco entendible ya que requiere de las provincias mencionadas para su aprobación.
Quizás algo haya tenido que ver la reunión del ministro de Interior, Guillermo Francos, con los gobernadores del norte, entre ellos de provincias productoras como Salta, Jujuy y Tucumán. De hecho, el secretario de Energía, Eduardo Chirillo, hizo una sugerente publicación sobre las ventajas de la ley ómnibus, por ejemplo en el biocombustible. ¿Nuevo intento?
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La rosca privada
Según supo Letra P, al menos una cerealera de capital nacional y una extranjera de peso en la producción de aceite y biocombustibles, están presionando fuerte y por lo bajo en el diseño de un texto nuevo, preferentemente ley, que desregularice el sector como el texto original, que prometía la defunción de las pymes productoras de biodiesel, con asiento mayormente en Santa Fe, y de bioetanol en Córdoba.
“Efectivamente esperamos un cambio porque este régimen, con precios regulados, no es bueno. Lo ideal sería un cambio de la ley. Vamos a seguir empujando en esa agenda, un esquema que permita que todos puedan participar. Es insólito que las empresas más eficientes de biocombustibles no puedan participar. Debe haber competencia”, sostuvo un ejecutivo. Esa idea es acompañada por la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio) compuesta por aceiteras de distintos intereses, no todas presionan.
En rigor, el viernes pasado hubo una reunión en el hotel Hilton entre el magnate del aceite, Roberto Urquía, dueño de la agroexportadora Aceitera General Deheza (AGD), quien más empuja una modificación general, y el CEO de YPF, Horacio Marin, que, según explicaron fuentes del sector, posiblemente haya tenido que ver con esta nueva búsqueda de cambiar el régimen.
El puente a Javier Milei
Quizás se trató de un puente buscado por el cordobés y ex legislador del PJ para llegar a Milei, quien no se vinculó con el empresario, al contrario, recuerdan que hubo algo de hostilidad de parte del mandatario. Cuándo no.
Roberto Urquía Roberto Urquía
Roberto Urquía, de AGD, juega fuerte en la producción de bioetanol
Vale recordar que la gigante AGD junto con Bunge es dueña de Promaíz. La planta de molienda seca de maíz fue concebida para la fabricación de etanol y tiene proyectos de inversión millonarios en carpeta. El rol y movimiento de las petroleras en las conversaciones no está muy claro, pero lo cierto es que se coló algo de sintonía de parte de la petrolera estatal, al menos para escuchar, con quienes pretenden cambios.
El apuro
¿Por qué el apuro de algunas aceiteras? Es que hay cosecha muy buena en puerta y no saben dónde colocar el aceite de soja utilizado para biocombustibles porque no se les abren todos los mercados. Al haber tanta oferta y con el precio que probablemente siga bajando, ven como única salida el mercado interno.
De hecho, quizás la única búsqueda sea colocarlo en el mercado interno -ahora prohibido para las cerealeras- como método para mantener el precio internacional del aceite. Si Argentina vuelca un millón más de toneladas al mercado internacional el aceite va a bajar más aún. Para eso requieren modificaciones del régimen urgentes.
Ahora bien, sólo el anuncio del aumento del corte los ayudaría en este sentido. De hecho, el texto que se intentó durante el debate de la ley ómnibus iba en ese sentido, donde se les garantizaba a las pymes un porcentaje fijo conveniente para el negocio y otro tramo destinado a las empresas integradas bajo la libre competencia.