OPINIÓN

Volver a enamorarnos

El pueblo dejó de creer en la política frente a las falsas promesas. La metáfora del circo vacío y la importancia del sentimiento nacional que aún perdura.

Hay una frase que siempre aparece cuando charlamos entre compañeras y compañeros, cuando analizamos lo que pasa, cuando tratamos de entender por qué nos alejamos de nuestro pueblo: “Hay que volver a enamorar”.

Pero, ¿qué significa eso? ¿Qué pasó que hoy nos cuesta tanto conectar?

Las derrotas, las gestiones que no cumplieron, las peleas inútiles, la falta de respuestas concretas, el show constante de la política que parece más preocupada por sí misma que por la gente… Todo eso fue desgastando el vínculo con nuestro pueblo. Y mientras tanto, un sistema que empuja al individualismo, al “sálvese quien pueda”, hizo el resto.

El periodista Carlos Pagni suele contar que, en un focus group, alguien dijo: “La política es un circo vacío, y la gente ya se fue”. La imagen es perfecta. Un circo donde quedaron solo los magos, payasos, malabaristas, domadores… pero sin público. La política hablándose a sí misma, como un eco sin audiencia.

Y es ahí donde está el problema. No se trata de pensar cómo volver a enamorar al pueblo. La pregunta correcta es otra: ¿Cuándo dejamos de enamorarnos nosotros de la política que transforma?

Porque quizás no fue el pueblo el que se alejó… quizás fuimos nosotros los que dejamos de soñar, de correr los límites, de construir para las mayorías y empezamos a hacer política para nosotros mismos, para la interna, para la rosca, para la inmediatez.

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Tal vez, antes de preguntarnos cómo volver a enamorar al pueblo, tenemos que preguntarnos cuándo dejamos de enamorarnos de nuestra patria, de nuestra gente, de la idea de que podemos construir un país más justo y más digno para todos y todas.

La esperanza sigue estando. Vive en cada familia que quiere que sus hijos tengan un futuro mejor. En cada trabajador y trabajadora que pone el cuerpo todos los días. En cada argentino y argentina que sueña con salud, educación, trabajo, vivienda y una vida más digna.

El intenso sentimiento nacional, la fuerza solidaria ante la adversidad, el profundo amor por esta Patria están intactos, residen en el Pueblo que siempre busca vivir mejor.

Es por ahí que vamos a encontrar la respuesta.

La política NO tiene que volver a enamorar al pueblo. Tiene que volver a enamorarse de su pueblo. Volver a creer. Volver a soñar. Volver a caminar al lado de los que nunca se bajaron de esa idea de una Argentina para todos.

Ahí está la clave. No en los slogans. No en la rosca. En volver a enamorarnos de la política como herramienta para transformar la vida de las mayorías.

Martín Tetaz (UCR), Ricardo López Muprhy (Republicanos Unidos) y Sergio Eduardo Capozzi (PRO) 
Javier Milei dijo que anhela que ls habitantes de Malvinas elijan ser argentinos. 

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