Sergio Massa sacudió los carriles conocidos de su campaña al anunciar que su ministro de Economía no será una figura perteneciente a su fuerza política sino "alguien de otro sector", a quien ya apalabró. Ante la referencia, pronunciada en una entrevista brindada en el sensible distrito cordobés, la pregunta brotó por todas partes: ¿Quién? "Me piden que defina los ministros mientras el otro candidato habla con los perros y no le dicen nada", se quejó pasando un segundo mensaje, el de la tan mentada inestabilidad emocional de Javier Milei. El nombre está, pero guardado bajo siete llaves. ¿Qué hay detrás de ese secreto?
En ciertos sectores y hasta entre referentes de opinión, el anuncio incompleto reflotó un costado que el actual jefe del Palacio de Hacienda había logrado hacer olvidar a lo largo de esta campaña: la desconfianza del cristinismo y del progresismo hacia relaciones personales que, antes de 2019, rozaron la ortodoxia económica.
¿Para qué dijo lo que dijo, entonces?
Batman Forever (1995) - Jim Carrey (El Acertijo), Tommy Lee Jones (2 Caras)
¿Hay que remontar?
Una respuesta tal vez radique en las encuestas que llegan sin pausa a la sede de campaña de Unión por la Patria (UP), algunas de las cuales lo dan adelante pero otras lo ubican a la zaga del ultraderechista.
Ante una puja voto a voto, Massa –igual que su rival– necesita revulsivos y los está buscando.
También resultó sugestivo que haya lanzado esa idea en la provincia de Córdoba, distrito refractario al peronismo nacional desde los años de Cristina Fernández de Kirchner. Allí necesita, para ganar, quebrar la fórmula del fernet, el 70-30 con el que la derecha suele prevalecer en las elecciones presidenciales.
Para eso no deja de hacerle gestos al cordobesismo, ese partido provincial de raíz peronista que, a esta altura, ya es algo decididamente diferente. En la cúpula, no hay caso: al rechazo de malos modos de Juan Schiaretti a cualquier posibilidad de acercamiento, con la argumento del juicio político a la Corte Suprema, se sumó, aunque un cambio abajo, el del gobernador electo, Martín Llaryora. La esperanza massista está en el trabajo que se realiza debajo de ellos.
El "respaldómetro" que lleva Letra P arroja un virtual empate, pero Massa necesita más: no le alcanza realmente con que el Pollo Sobrero le haya acercado el "voto crítico" de Izquierda Socialista, al revés de sus demás socios del FIT Unidad.
Identikit del ministro buscado
El nombre es un secreto y develarlo sometería a la persona designada a un desgaste prematuro, así como a dar definiciones sobre qué haría con la inflación que inevitablemente serían piantavotos.
Hay que empezar por una obviedad: el "espacio político" al que esa figura no pertenece podría ser UP o, más modestamente, el Frente Renovador. Lo segundo aumentaría las opciones, pero el postulante pareció hablar de un golpe de efecto más resonante.
Como con Massa candidato el panperonismo prácticamente pasó al archivo el latiguillo de hablar de "todos y todas" o de "ministro o ministra", no puede descartarse que haya apalabrado a una mujer. La incertidumbre crece.
Además de la referencia a una pertenencia no peronista –o no orgánica, al menos–, presentó esa decisión como parte de "la nueva etapa que comienza", la de la "unidad nacional". ¿Sería nada menos que la política económica la prenda de unidad que imagina?
En todo caso, ¿unidad con quién? Al salir del corralito, da una señal de independencia respecto de CFK, algo destinado –igual que su más nuevo spot – al electorado moderado que necesita captar en un porcentaje significativo.
¿Se tratará de alguien de la confianza del Círculo Rojo empresarial, tal el mayor temor del cristinismo y del progresismo que lo respaldan por pragmatismo, o acaso un heterodoxo –o una heterodoxa– con terminales en el radicalismo?
Durante un acto en el Club General Paz Juniors de la ciudad de Córdoba, definió que "frente a aquellos que vienen a plantear la apertura indiscriminada de la economía, defender la industria nacional es defender el trabajo cordobés, el trabajo argentino". También prometió "defender el trabajo con derecho a la indemnización, a las vacaciones pagas, frente a aquellos que creen que esta revolución les da la oportunidad de transformar a nuestros trabajadores en esclavos". Nada de eso suena a que esté pensando en iniciar su eventual gestión dando un giro demasiado ortodoxo.
Banco descentralizado
Otra señal que dejó en la entrevista con Cadena 3 fue que la mitad del directorio del Banco Central sería ocupado por "el principal bloque de la oposición, para que haya control". Otra vez las dudas: ¿qué oposición?
Vale jugar un poco. Esto diluye más la posibilidad de que intente incluir a la UCR de manera plena en su idea de unidad nacional, ya que eso le dejaría el lugar de "la oposición" –con sillas en el BCRA– nada menos que a la sociedad M&M –Milei-Mauricio Macri –.
¿Qué lugar le asistiría, entonces, en un gobierno de UP al radicalismo y a lo que quede de Juntos por el Cambio –PRO moderado incluido– tras la ruptura formal? ¿El de una oposición responsable, con la cual concertar ciertas políticas, agenda legislativa y judicial, así como lugares en organismos de control o con autonomía funcional? ¿Acaso el de un sector que aporte, aunque sea a título individual, figuras cercanas para ministerios importantes?
El mundo político especula y la prensa arde.