El acuerdo para la conformación de una lista de unidad en la conducción del Partido Justicialista (PJ) de Río Negro no apaciguó el malestar de un sector importante del peronismo que sigue convulsionado desde las elecciones provinciales de abril. Los díscolos todavía mastican bronca por la alianza de un espacio mayoritario con el gobernador electo Alberto Weretilneck y prefieren el silencio. La nueva composición del consejo y del congreso partidario, que fue presentado en las últimas horas, trae consigo una tensión entre los hermanos Martín y María Emilia Soria, que ya se imaginan en competencia para la instancia provincial de 2027.
En un principio, si no había acuerdo, el PJ rionegrino tenía convocatoria a elecciones para el próximo 23 de julio y el plazo para la presentación de candidaturas venció este martes 4 de julio. La unidad enterró cualquier posibilidad de un nuevo enfrentamiento que desangra a la versión patagónica de Unión por la Patria (UP).
En el pacto entre el ministro de Justicia, Martín Soria, y el senador Martín Doñate, máximo referente de La Cámpora en el distrito, los órganos justicialistas fueron moneda de cambio para la candidatura nacional del funcionario del presidente Alberto Fernández. Según pudo saber Letra P, el acuerdo para que Soria se quedara con el tope de la boleta para la Cámara de Diputados era ceder la conducción del PJ al camporismo.
El ministro, necesitado de fueros ante un posible embate de Juntos por el Cambio (JxC) si llega a la Casa Rosada, logró cerrar –en nombre de la unidad– un lugar de privilegio, pero reavivó el enojo de históricos aliados.
Justamente una de las que no quiso saber nada en participar del flamante esquema partidario fue su hermana, la intendenta de Roca. Durante la redacción de las planillas, que debía apurarse ante los plazos impuestos por la Justicia Electoral para el martes, Emilia Soria se llamó a silencio y dio un paso al costado. A diferencia del ahora precandidato a diputado, se mantuvo al margen de la pax romana interna que había sido pedido exclusivo de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner a Doñate. “Emilia Soria nunca pensó en sumarse”, ratificó a este medio una importante fuente del peronismo rionegrino, de diálogo habitual con la jefa comunal.
Listado consejeros 2023.pdf
La expresión de malestar tiene sus justificativos en el pasado reciente. Para su reelección, que llegó al 60% de los votos, la intendenta debió enfrentar una telaraña de colectoras a favor de Juntos Somos Río Negro (JSRN), el partido de Weretilneck. Una de ellas, identificada con Nuevo Encuentro, tenía el auspicio del kirchnerismo duro que conduce Doñate.
"Es muy triste que el peronismo se reduzca a una colectora y lo digo como afiliada", se lamentaba, exponiendo la grieta panperonista.
También sumó críticas a la alianza Nos Une Río Negro, que integran el PJ, Nuevo Encuentro y el massismo. Durante la campaña provincial, manifestó en reiteradas oportunidades sus diferencias. Hasta se tomó una foto con el presidente del PRO local, Aníbal Tortoriello, una de las expresiones de la centroderecha patagónica.
Nombres y diferencias
Que la Gringa Soria no se sumara al acuerdo no significa que su entorno abandone los lugares de conducción. En un esquema de 50-50 en el reparto, al menos en el congreso partidario, Roca inclinó la balanza para el lado de la intendenta.
Uno de los congresales es Pablo Rolo, integrante del gabinete municipal roquense. También figura la histórica secretaria de Carlos Soria, Patricia Pacheco; y los legisladores José Luis Berros, Ignacio Casamiquela y el parlamentario electo Luciano Delgado, todos del esquema político del Minsitro de Justicia.
En el resto de las localidades, se replicó el cuadro. En Viedma, de las ciudades que más votos aporta al congreso, el sindicalista Pablo Barreno tampoco se fusionó al nuevo mapa partidario y cedió lugares a la militancia de la Unidad Básica Tres Banderas, su espacio de pertenencia que le permitió convertirse en el principal referente del peronismo en la capital rionegrina.