El informe sobre pobreza e indigencia que este jueves dio a conocer el INDEC le puso cifras a una realidad que para los intendentes del conurbano no es una novedad. En lo que va del gobierno de Javier Milei, el conglomerado de municipios que rodea a la Ciudad de Buenos Aires enfrenta un aumento alarmante en la demanda de asistencia alimentaria, con incrementos de hasta el 75% en algunos distritos.
El dato surge de un relevamiento hecho por Letra P en el primero, segundo y tercer cordón del Gran Buenos Aires, un territorio equivalente al 1% de la superficie del país, conformado por 24 distritos, que reúne al 25% de la población total y al 64% de los habitantes de la provincia.
Según el informe publicado por el INDEC respecto del primer semestre de 2024, el 52,9% de las personas es pobre y el 18,1%, indigente. Las cifras crecen en el desagregado oficial “Gran Buenos Aires”: trepa al 59,7% la pobreza y al 22,7% la indigencia. Comparado con el segundo semestre del año pasado, la pobreza aumentó 14,7 puntos porcentuales (era de 45%) y la indigencia subió 8,3 (fue 14,4%).
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Las fuentes consultadas por este medio coinciden, además, en el reporte de una fuerte caída en la oferta laboral y un aumento en los casos de violencia como reflejo de la crisis.
Falta la comida
San Martín, gobernado por el peronista Fernando Moreira, está al noroeste del primer cordón del conurbano. Fuentes del distrito dieron números alarmantes: la asistencia en alimentos se incrementó 75 por ciento respecto de diciembre del año pasado.
El municipio llega a más de 28.000 personas por día a través de una red de 180 comedores y merenderos. Además, el municipio recibe cada mes un promedio de 15 pedidos para abrir nuevos comedores, lo que refleja la creciente necesidad.
Distribuye mensualmente 138.212 kilos de alimentos y 14.000 bolsas de emergencia para las familias más vulnerables. Según un funcionario local, el Estado nacional ha reducido su apoyo, lo que ha obligado al municipio a incrementar su intervención.
En la misma línea, un jefe comunal de la Tercera sección (conurbano sur) dijo que en su municipio aumentó un 50 por ciento. “No alcanza”, coincide toda la dirigencia consultada, mientras busca estrategias de contención social.
“Veo una demanda como nunca”
Merlo está ubicado en el oeste y es parte del tercer cordón del conurbano. “El Presidente dice a todos los argentinos que su rol es ocuparse de lo híper macro. Hay una anarquía absoluta que está llevando a la ruina a millones de personas”, dice a Letra P el jefe comunal Gustavo Menéndez.
Gustavo Menendez, intendente de Merlo.jfif
El peronista va por su tercer mandato consecutivo en el distrito donde, según el censo de 2022, viven 580 mil personas. Afirma que asisten a 130 mil personas “y no alcanza”, ya que -explica- esa asistencia consta de una comida tres veces a la semana.
“Veo una demanda como nunca, ni en la peor época de Macri fue así”, despotrica, le pide a Milei que distribuya recursos y asegura que se multiplican los cierres de pymes y comercios. El futuro es desalentador para él: “No tienen ni un ministro que se ocupe de la gente; no tienen ni el poder ni los recursos. No hay interlocutor”, criticó.
Cacerolas no, violencia sí
El intendente de Escobar, Ariel Sujarchuk, repara en dos aspectos que son indicadores de la situación a la que el INDEC le puso números. Dijo a Letra P que “aumentó de manera exponencial el número de gente haciendo venta ambulante”.
Ubicado en la zona norte, tercer cordón del conurbano, el distrito registra una “enorme degradación de la economía en general” que afecta a todos los sectores y un “aumento de la demanda alimentaria”.
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“Yo estoy a favor de la baja del déficit fiscal, pero no se trata de achicar todo lo que la gente necesita, sino agrandar la economía”, analizó.
Como otros consultados, Sujarchuk incorpora otro elemento al análisis: “La situación conflictiva”. “El delito que más creció es la violencia, entre vecinos, entre familiares, en accidentes de tránsito, por deudas, por el juego, suicidios… ese es el nivel de conflictividad que tenemos. No se expresa en que la gente salga a cacerolear, se expresa de manera violenta, enojada y, en algún punto, también desesperanzada”.
Estrategias locales ante la crisis
Ante la creciente demanda, los intendentes han implementado medidas locales para contener la situación. En Avellaneda, el intendente Jorge Ferraresi lanzó en junio un programa que convierte escuelas en comedores durante los fines de semana. Lo que comenzó con 15 establecimientos ha tenido que expandirse debido al aumento de la demanda.
Jorge Ferraresi, Magdalena Sierra y Alejo Chornobroff.jpg
Otro intendente de la Tercera sección destacó el incremento de la asistencia alimentaria: creció la mitad en siete meses. Según explicó, el programa provincial MESA ha sido crucial para sostener la situación, con la entrega de entre 80.000 y 100.000 módulos alimentarios mensuales a través de las escuelas. Sin embargo, criticó que el Gobierno de Milei haya dejado de colaborar en la entrega de alimentos a los municipios.
Los intendentes coinciden en que la situación es insostenible si no se reciben mayores recursos. A medida que la pobreza crece, también lo hace la desesperación de los habitantes del conurbano, que dependen cada vez más de la ayuda municipal. Sin un plan nacional claro y efectivo, los jefes comunales temen que la crisis social siga escalando.