En la Casa Rosada, en general, y en el Ministerio de Seguridad que comanda Patricia Bullrich en particular, celebraron al unísono la puesta en marcha del Protocolo Antipiquetes y el desarrollo con normalidad de la movilización de la CGT, que si bien tuvo momentos de tensión con las fuerzas federales y porteñas que intentaron evitar los cortes de calles y requisaron a micros en los principales accesos a la Ciudad de Buenos Aires, no se registraron en ningún momento detenidos o acciones violentas. Con todo, la jefa de los halcones ganó protagonismo político en una jornada sumamente relevante para el oficialismo, a fuerza de mostrarse activa en las redes sociales y liderando las críticas contra la cúpula sindical, que coronará con una reunión privada en Olivos con el presidente Javier Milei.
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La jornada de Bullrich fue completa, incluso con una puesta en escena que la acercó más a lo que fue su campaña electoral que al rol de una ministra de Seguridad. La funcionaria inició el día recorriendo el barrio porteño de Flores para mostrar que muchos comerciantes de la zona no se sumaron al paro, y continúo al seguir las novedades de la movilización en el Centro de Monitoreo de la Policía Federal, que le sirvió no sólo para coordinar a su gabinete y las distintas fuerzas de seguridad dispuestas en los alrededores del Congreso, sino también para confeccionar un informe detallado del operativo que le llevaría en persona al jefe de Estado.
Fuentes nacionales del oficialismo aseguraron que hubo cerca de 40.000 manifestantes, un 50% menos que los 80.000 que registraron en la Policía Federal y muy por debajo de los 600.000 que dio cuenta la central obrera. Por el operativo se desplegaron 1.440 efectivos de la Policía de la Ciudad, y un número algo superior de las fuerzas federales, sin brindar más precisiones.
Como sea, más allá del relevamiento de gestión sobre la jornada que realizó Bullrich, el encuentro con Milei capitalizará una vez la buena sintonía entre el primer mandatario y su ministra, que gana espacios en el circulo íntimo de la Casa Rosada y acrecienta su perfil político al enfrentar en términos mediáticos a los principales dirigentes sindicales y partidarios que organizaron la movilización.
Por supuesto que a futuro surgen algunas incógnitas sobre el modelo de Bullrich para contener las protestas sociales, más allá de las exultantes celebraciones internas. Por un lado, si logrará que las organizaciones sindicales y políticas paguen los costos de los operativos, con las multas que viene promocionado como la intimación a pagar 40 millones de pesos de hace dos semanas a Camioneros por la marcha a Tribunales. Por el otro, si podrá resolver eventuales marchas de autoconvocados, por fuera de las grandes columnas cegetistas, con las que coordinó el operativo en los días previos, sobre todo en un contexto creciente de inflación y descontento social con las medidas del gobierno.
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De todos modos, a partir de los tres operativos antipiquetes que se desarrollaron en el primer mes y medio de gobierno, la mesa chica de Bullrich destacó su su segundo tiempo en el Ministerio de Seguridad y, aunque prefirieron no adentrarse en proyecciones políticas, la mencionaron también como la funcionaria con mayor protagonismo y volumen dentro de la gestión de Libertad Avanza.
Algo de eso se vio en la previa de la marcha. La aún presidenta del PRO lideró las críticas contra la cúpula de la CGT y defendió como pocos integrantes de la administración libertaria el proyecto de Milei. Detrás de ella salieron también otros representantes de los sectores más duros, como el ministro de Economía, Toto Caputo, y la canciller, Diana Mondino, que dejaron aún más expuesto el silencio de los moderados que ocupan despachos en Balcarce 50, muchos de los cuales tienen el oficio de tender puentes con los sindicatos, las organizaciones sociales y la oposición dialoguista en el Congreso.
El Presidente delegó esta vez en Bullrich toda la coordinación del operativo antipiquetes. Si bien había acompañado a su ministra en el Comando Unificado en la primera marcha piquetera a la Plaza de Mayo del 20 de diciembre, este miércoles Milei se abocó esta vez de lleno a seguir las negociaciones con la oposición por la denominada ley ómnibus, que consiguió esta madrugada un dictamen de mayoría.