¿VIENE O NO VIENE?

Para el papa Francisco, la Argentina sigue estando lejos en 2025

La visita permanece en el debe del pontífice y sin certeza de una fecha probable. Milei no contribuye ni a su propia causa. Lío Bárbaro. Desatino diplomático.

La Iglesia y el gobierno de Javier Milei cumplieron con los trámites diplomáticos y protocolares para poner a Argentina en la agenda de viajes del papa Francisco para 2025. La visita a su tierra natal sigue en el debe de Jorge Bergoglio, quien se fue a Roma en marzo de 2013 para participar del cónclave y nunca más volver.

Con sus políticas y modos de cabotaje e internacionales, Milei tampoco contribuye demasiado a su objetivo de quedarse con los laureles de haber sido el presidente en traer al pontífice a su patria. Misión casi imposible que ni Mauricio Macri ni Cristina Fernández de Kirchner ni Alberto Fernández pudieron cumplir.

Como viene contando Letra P, a mediados de septiembre, en Roma y Buenos Aires comenzó a especularse con que la visita podría concretarse en la segunda quincena de marzo. Actualmente la posibilidad del primer trimestre se diluye y entra en zona de riesgo, por tratarse de un año en que las elecciones legislativas son la prioridad en la escena local.

Al condicionamiento vaticano de no visitar un país en tiempos de procesos eleccionarios, a fin de que quienes se candidatean no le saquen rédito partidario al viaje apostólico, fuentes eclesiásticas y gubernamentales suman otros.

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Javier Milei en la audiencia con el papa Francisco

Javier Milei en la audiencia con el papa Francisco

Las voces consultadas por Letra P confirmaron que, además de la condición político-electoral, en el entorno del pontífice atribuyen el eventual nuevo aplazamiento de la visita a cuestiones de salud y a una agenda “cargada” para 2025, a raíz de las actividades religiosas programadas para el Año Jubilar que el papa convocó y abrirá formalmente el 24 de diciembre.

La Iglesia espera y desespera

Desde hace tiempo que los obispos que integran la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) formalizaron el convite a su compatriota el pontífice y cada vez que puede repiten la invitación.

La nueva mesa ejecutiva, encabezada por el arzobispo mendocino Marcelo Colombo, hizo lo propio a mediados de noviembre en el marco de la asamblea plenaria electiva.

En una carta, los obispos le transmiten a Bergoglio la preocupación por la pobreza, la inseguridad y la falta de trabajo de las personas vulneradas; e insisten en pedirle que venga al país: “Estamos abiertos y deseosos de tu visita a ésta, tu tierra, que te ama y espera”.

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Nahuel Sotelo con la cúpula episcopal

Nahuel Sotelo con la cúpula episcopal

En este contexto, el secretario de Culto, Nahuel Sotelo, se reunió este miércoles con las nuevas autoridades episcopales para conocer de primera mano a quienes pueden plantarse como una voz opositora frente a las políticas sociales “escasas” de la administración libertaria; y con quienes, eventualmente, planificar la visita papal al país.

El lío que armó Julio Bárbaro

El dirigente peronista histórico Julio Bárbaro armó un lío acorde a su apellido, al afirmar que el papa le dijo que “no hay razón para que lo haga este año” e interpretar que el pontífice aspira a concretar su viaje en un contexto “más amplio de recepción y con más sentido de unidad nacional”.

“Tiene dolor por lo que pasa, por esa necesidad de encuentros. Le duele nuestra fractura y nuestra división”, planteó Bárbaro en declaraciones a Radio Mitre en las que contó los pormenores de la reunión a solas que mantuvo con Bergoglio recientemente.

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En otra entrevista con CNN Radio, Bárbaro dijo que le preguntó al papa si iba a venir y que la respuesta fue: “Este año no, el que viene es posible”, sin más detalles ni precisiones.

Los dichos del dirigente, que también lamentó que se “empequeñezca” la figura papal al calificarlo de peronista o kirchnerista, causaron sorpresa en dicasterios de la Santa Sede.

Fuentes vaticanas consultadas por Letra P aclararon que el papa “sigue teniendo el mismo entusiasmo para viajar a su país y que será él quien decida cuándo es el mejor momento para hacerlo”.

Desatino diplomático de Javier Milei

Tampoco contribuyó a ponerle fecha a la visita de Bergoglio al país, el desatino diplomático que significó no enviar al canciller Gerardo Werthein al acto que Francisco presidió este lunes en el Vaticano por los 40 años de la firma del Tratado de Paz y Amistad entre Argentina y Chile.

La ausencia de Werthein en la ceremonia provocó malestar en la Santa Sede, dado que el canciller debía participar de un audiencia privada con el papa junto con su par trasandino Alberto van Klaverenen. Finalmente, ocupó su lugar el embajador argentino ante la Santa Sede, Pablo Beltramino.

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El papa Francisco con el embajador Pablo Beltramino y el canciller chileno Alberto van Klaverenen.

El papa Francisco con el embajador Pablo Beltramino y el canciller chileno Alberto van Klaverenen.

La Casa Rosada justificó la ausencia del canciller argentino en discrepancias entre Milei y su par chileno Gabriel Boric, manifiestas en la cumbre del G20.

El malestar vaticano, pero sobre todo de Bergoglio, fue evidente. En su discurso durante el acto, el pontífice deseó que aquella negociación de seis años sea "un modelo a imitar" ante los conflictos actuales en el mundo.

Francisco también diferenció este desplante de la diplomacia argentina con un gesto, muy distinto, que tuvo como protagonista a Cristina Fernández de Kirchner, quien el 28 de noviembre de 2009 acudió al Vaticano junto con la entonces presidenta chilena Michelle Bachelet a un acto con ocasión del 25° aniversario del Tratado.

Bergoglio evocó una frase de su antecesor Benedicto XVI en aquella circunstancia: “Chile y Argentina no son sólo dos naciones vecinas, sino mucho más: son dos pueblos hermanos con una vocación común de fraternidad, de respeto y amistad”. A buen entendedor, sobran las palabras.

La guerra entre países que se dicen "hermanos" se evitó gracias a la mediación de Juan Pablo II y a un negociador clave: el cardenal Antonio Samoré.

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