Javier Milei decidió a último momento sumar a su jefe de Gabinete Nicolás Posse al viaje a Córdoba, quizá con la idea de disimular la frialdad extrema que hay entre ambos en privado y para evitar que su acto por el 25 de Mayo quedara opacado por una crisis interna. Aun así, el Presidente no se esforzó en disimular las diferencias: no compartió el mismo avión, no le dedicó ni una mención en su discurso y hasta le negó el saludo en dos oportunidades. En la Casa Rosada aseguran que la decisión está tomada: su salida es inminente.
Para escuchar la homilía en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires por la mañana, Posse se ubicó al lado del ministro del Interior, Guillermo Francos. Tanto al ingresar como a al término del sermón, Milei evitó saludarlo y ni siquiera lo miró. Por el contrario, el Presidente le dio la mano a su Francos y al ministro de Economía, Toto Caputo, que estaba en la fila detrás del jefe de Gabinete. La escena, casi calcada, se repitió en Córdoba horas después, cuando el jefe de Estado saludó a buena parte de la comitiva que lo acompañó y dejó pagando al exCorporación América.
Nicolás Posse en la lista negra de la mesa chica presidencial
La distancias entre Milei y Posse, que quedaron expuestas a cielo abierto en los últimos días y que Letra P develó a partir de la decisión de la secretaria general de la Presidencia Karina Milei de sumarlo a su lista negra de los funcionarios que no funcionan, contrastó con la otra postal política de Córdoba, en la que otros miembros del gabinete se movieron con comodidad, recibieron afectuosos saludos del Presidente e, incluso, fueron ovacionados como rockstars por la militancia libertaria.
El principal de ellos fue Caputo. El jefe de Estado lo nombró en algunas oportunidades en su discurso y hasta se animó a decir que era testigo de "un cambio de época", en alusión al que el titular del Palacio de Hacienda es el responsable del "ajuste más grande la historia de la humanidad", pero, a la vez, recibió la aclamación de los presentes. El ministro, poco acostumbrado a tratos así durante su paso por el gobierno macrista, devolvió los elogios tirando un beso a la cámara que trasmitía el acto por cadena nacional.
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El otro funcionario vitoreado por la multitud fue el vocero presidencial, Manuel Adorni, que ya había sido bendecido por Karina, al colocarlo como presentador de la charla del Presidente en el Luna Park. Esta vez, el analista económico volvió a ganar centralidad a fuerza de pedidos de selfies de ciudadanos y fanáticos.
En la mesa chica de Javier Milei dan por hecho la salida
"Se va. La decisión está tomada". Con esa frase, un funcionario de diálogo cotidiano con Milei le confirmó a Letra P este mismo sábado que sigue en pie la idea de la hermandad presidencial de desplazar a Posse de su cargo. La fecha estimada, como aseguró el propio líder de La Libertad Avanza, sería una vez que termine la extensa novela de la ley Bases y el paquete fiscal, que están trabados en el Congreso.
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Antes de eso, el primer mandatario debe resolver quién ocupará los futuros despachos vacíos de la Jefatura de Gabinete que se encuentra en el primer piso de Balcarce 50. En las últimas horas circularon varios nombres, e incluso fue tema de larga charla entre dos integrantes de peso del gobierno el jueves por la noche, con café privado de por medio.
A partir del rosario de críticas que hay contra Posse, y en menor medida contra su vice, José Rolandi, hubo un borrador que llegó a manos de la secretaria general de la Presidencia que podría reemplazarlos. Se trata del propio ministro de Interior, una figura que se mueve bien tanto en los estudios de televisión como entre el barro de la política, y Adorni, que parece ser la contracara de Lule Menem, el otro integrante del circulo de confianza de Karina.