“Cada uno de los dirigentes del espacio recorrerá su provincia y luego se verá lo que pase en el plano nacional”. Con esa frase, surgida desde el seno mismo del flamante bloque parlamentario que integran la cordobesa Alejandra Vigo, el correntino Carlos Espínola, el jujeño Guillermo Snopek, la puntana María Eugenia Catalfamo, y el entrerriano Edgardo Kueider, se desdibujan las expectativas de un espacio al servicio de una proyección nacional del peronismo díscolo y se fortalece otro de los fenómenos que desde hace tiempo se viene observando en la dinámica política argentina: el abroquelamiento de las provincias dentro de su propio territorio.
Por coincidencias discursivas y raigambre territorial de sus integrantes, todo hacía suponer que el movimiento podría enmarcarse en un nuevo avance del proyecto presidencial de Juan Schiaretti, que desde hace rato viene amagando con convertirse en el dirigente con la capacidad de contener a los peronistas que ya no se sienten representados ni incluidos en el proyecto del Frente de Todos. Sin embargo, desde el propio seno del cordobesismo advierten que las razones que impulsaron el nacimiento de Unidad Federal responden a otras necesidades y expanden su contexto de justificación en las disputas internas del oficialismo que dificultan la identificación de un liderazgo claro. Esa carencia de conducción a nivel nacional desborda también en una falta de contención por parte de las jefaturas de los bloques que conforman el oficialismo en el Senado y que vieron partir a cuatro de sus integrantes en la previa a la preparatoria de este jueves.
“Son senadores y senadoras que han venido trabajando desde hace tiempo en proyectos que reflejan la realidad de cada una de sus provincias y que no eran tenidos en cuenta por la Cámara en general y por la conducción de los bloques en particular”, refieren al indicar que el movimiento no debería resultar sorpresivo ni estipularse espontáneo.
“No puedo dejar de señalar la falta de incidencia favorable que el Presidente ha tenido en los últimos tiempos para con Jujuy. No puedo, ni quiero, asistir cómplicemente a la pérdida total de la institucionalidad en la provincia de Jujuy, con un gobernador que no respeta ni la división de poderes, ni la Constitución ni ningún mecanismo de contrapeso”, escribió Snopek en su carta de renuncia al bloque del oficialismo en la que, cuestionando abiertamente el rumbo asumido por la gestión de Alberto Fernández, critica al gobernador Gerardo Morales, le habla directamente a Cristina Fernández de Kirchner, a quien fue dirigida la carta como titular del Senado, y advierte que "la indiferente mirada del Gobierno nacional erosiona la esperanza de que los Derechos Humanos puedan volver a ser respetados en Jujuy".
En ese tipo de expresiones toma una dimensión mayor el fragmento de comunicado en el que nuevo bloque del Senado asume “la responsabilidad de debatir, trabajar, pensar nuevas estrategias y legislar en un espacio que aporte una mirada verdaderamente federal poniendo el foco en las problemáticas diarias que atraviesan nuestras provincias; entre ellas la pobreza y el hambre que castigan a nuestros pueblos”. “El Bloque Unidad Federal viene a plantear la necesidad de crear un espacio político que le dé verdadera representación a la agenda federal y de las provincias argentinas”, advierte dicho texto público sobre el final de sus líneas.
Ese provincialismo que se expresa entre las razones públicas que los senadores admiten a la hora de explicar las razones que motivaron la génesis de Unidad Federal responde también a una lectura que desde el schiarettismo se viene sosteniendo desde hace tiempo: la sensación de un futuro incierto para el peronismo nacional que termina empujando a las dirigencias locales a abandonar el alineamiento en la previa al comienzo del año electoral.
“No hay plata que condicione las convicciones”, suelen repetir en el entorno del cordobés en donde parecen haber acertado con el diagnóstico, pero por el momento no con el resultado. Más allá de la presencia de Vigo, la creación del nuevo bloque no representa un salto al peronismo de centro sino, más bien, un regreso a la política doméstica. A la atención de las problemáticas locales ante el riesgo de perder lo que se tiene, es decir, los gobiernos provinciales.
Un caso paradigmático es el del entrerriano Gustavo Bordet, siempre sindicado como un potencial aliado de Schiaretti, que tras negarse a firmar la solicitada que pedía el juicio político a los integrantes de la Corte Suprema de Justicia parecía abandonar el listado de gobernadores leales al Presidente, pero que el pasado jueves apareció sentado en la mesa política del FdT. Con la conducción de su provincia amenazada por la candidatura de Rogelio Frigerio, que entusiasma cada vez más al cambiemismo, no suena descabellado pensar en una estrategia que priorice lo local sobre lo nacional.
"No tenemos que ver con Schiaretti ni con nadie, yo pertenezco al Frente de Todos", sostuvo Kueider en declaraciones a Cadena 3 Rosario, y quiso despejar las dudas sobre cualquier especulación nacional derivada del nuevo armado, aunque luego recibió una especie de reprimenda pública de parte del gobernador. "Las fracturas sólo contribuyen a generar grietas", escribió Bordet en Twitter, a la vez que asegurró: "Nuestra pertenencia a este proyecto no tiene dudas ni condicionamientos".
La puntana Catalfamo avanzó sobre ese punto con una referencia inversa y aseguró que la ruptura del bloque oficialista no buscó “hacerle daño” a la vicepresidencia, sino fortalecer el trabajo sobre una agenda de las provincias que, según su mirada, “hoy no existe”.
“Se prioriza la agenda judicial y el juicio a la Corte Suprema, pero eso no le da de comer a los argentinos y las argentinas. S bien creemos que debe haber una reforma de la Justicia, también entendemos que hoy tenemos que actuar sobre las necesidades más urgentes de la gente, como tarifas, salarios acordes a la inflación, cuestione sociales como garantizar derechos, la agenda de las industrias, del campo y de los emprendedores”, dijo la senadora que responde a Alberto Rodriguez Saá, cuyos últimos movimientos incluyeron reuniones con Schiaretti y el visto bueno para que Ayelen Mazzina abandone su cargo como Secretaria de Mujer, Diversidad e Igualdad de San Luis, para hacerse cargo de la cartera a nivel nacional.
“Lo importante es el diálogo”, dicen en el entorno de Vigo, desde donde destacan que el trabajo de la cordobesa en ese sentido le permitió impulsar leyes que fueron aprobadas en la Cámara Alta a partir de sus gestiones. “El bloque es consecuencia de un proceso permanente, acá nadie exigió nada, simplemente se constituyó un espacio a partir de las coincidencias que se venían expresando en la Cámara”, explican a la vez que descartan que el nuevo espacio forme parte de una estrategia para “condicionar” el temario de la Cámara alta.