Diana Mondino es una reconocida empresaria de Córdoba que tiene prometida la Cancillería si Javier Milei se impone en las elecciones presidenciales. Su impecable currículum académico y corporativo, su red de contactos, el dominio del inglés -y según informó por sus redes, también del francés- invitan a pensar que el libertario tomó una decisión acertada. Sin embargo, las relaciones internacionales exigen una cintura política fuera de serie y los movimientos en falso de la candidata a diputada por la ciudad de Buenos Aires de La Libertad Avanza muestran algunas disonancias.
Desde hace algunas horas, Mondino gana espacio en los portales y redes sociales por un furcio discursivo. Un castigo excesivo por nombrar a Patricia Bullrich como ganadora del debate en lugar de a la compañera de fórmula de Milei, Victoria Villarruel. Sin embargo, fue en ese acalorado intercambio televisivo que la economista que dirige siete empresas en simultáneo recibió una gran lección de diplomacia: evitar las declaraciones polémicas, tajantes, hasta que sea estrictamente necesario.
Villarruel eligió colocarse del lado de la vereda opuesta a la de Mondino cuando definió a su padre como “un héroe de Malvinas”, en una zancadilla contra Agustín Rossi para categorizar entre vividores buenos y vividores malos del Estado. En ese momento, Mondino seguramente debe haber recordado su defensa sobre los derechos de los kelpers. Tras el revuelo esperable, contextualizó un poco más sus declaraciones, pero no evitó el impacto.
Voces expertas en política internacional que consultó Letra P aseguran que la carrera diplomática es una condición necesaria para la Cancillería y contar con equipos interdisciplinarios de alta eficiencia. Sin embargo, anteponen la “cintura política” como un requisito insoslayable, porque se requiere una capacidad de traducir las discusiones y necesidades internas para llevarlas al plano internacional. Agregan que se parte de un mal punto si se antepone la ideología. Con Malvinas, arrancó con el pie izquierdo ¿o el derecho?
Mondino no tiene una carrera diplomática que la preceda, aunque a decir verdad solo Jorge Faurie podía exhibir esos pergaminos. Felipé Solá hubiera sido un muy buen ministro de Agricultura porque manejaba la agenda del campo a la perfección, pero las decisiones de la política lo ubicaron -como sucedió con el bien vinculado con el Vaticano pero aguado Santiago Cafiero- en un cargo decisivo para el desarrollo e inserción del país en el concierto internacional.
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Los problemas de los outsiders
Con variantes y opiniones atendibles, todo ellos tienen experiencia política. Esta particularidad escapa a Mondino. Milei, un outsider, como elige llamarse, comenzó su extensión territorial con figuras ignotas y otras con nivel de prestigio en el Círculo Rojo, como la propia Mondino o su candidato a diputado por Córdoba, Gabriel Bornoroni. Cierto es que, ahora, el minarquista elige hombres y mujeres del sistema político para proyectar el futuro inmediato si resulta electo. La cosa va a en serio.
Buena amiga de Domingo Cavallo y aportante a la Fundación Mediterránea, la familia Mondino aprovechó sus vinculaciones políticas para los negocios financieros por más de seis décadas, pero solo Diana decidió dar el salto montada en el huracán Milei. También fue parte de la primera línea de figuras que confió en las posibilidades del “León”.
De perfil bajísimo hasta hace poco, Mondino irrumpió en los medios cordobeses cuando su nombre comenzó a sonar como la candidata a gobernadora de La Libertad Avanza en la provincia. Aprovechó la atención que generaba su figura y los rindes del “producto Milei”, desde una perspectiva mediática, para expandir sus niveles de conocimiento a un público masivo.
Desde el centro de operaciones libertario comandado por Karina Milei se repetía en las cocinas de las listas provinciales que el espacio no apoyaría candidaturas que no superaran el 10% de la intención de votos. Mondino desarrolló la táctica del tero: gritó acá, pero puso los huevos en Buenos Aires. Por eso, no sorprendió su candidatura legislativa por ese distrito.
Malevos de la política cordobesa aprovechan esa experiencia mediática para rebajarla a tuitera o memera de economía. Sin embargo, se movió como una buena conocedora de los códigos de “la casta”.
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Mientras Milei ninguneaba a su jauría política en el interior, Mondino amagó un cruce a la arena liberal que expresa Bullrich. Fue una de las oradoras principales del primer acto masivo de la ex ministra de Seguridad en Mar del Plata, cuando comenzaba a despuntar la feroz interna de Juntos por el Cambio con Horacio Rodríguez Larreta.
Ese gesto, que necesitaría de varios más para tejer una hipótesis con olor a pase, causó conmoción en el libertarismo cordobés. La que iba a ser su cabeza de lista provincial aportaba su incipiente atractivo en las canteras de “la piba”.
¿Una maniobra para levantar su cotización en el nuevo espacio político que irrumpiría en las PASO? Mostró pragmatismo para sus objetivos individuales, una capacidad que los mismos expertos en política internacional recomiendan anteponer antes que la ideología para lograr una real inserción de Argentina en el mundo. Para lo segundo, todavía falta.