Fiel a su perfil político y al caracter que supo cultivar frente a los medios de comunicación en los últimos años, Patricia Bullrich no suele dudar en público. Quizá por eso era una incomodidad para ella avanzar con su proyecto presidencial sin entronar a uno de los cuatro precandidatos a gobernador que la rodeaban. Finalmente, a casi un mes del cierre de listas, optó por Néstor Grindetti y descartó a Cristian Ritondo, después de evaluar pros y contras en los mútiples escenarios en los que tendrá para enfrentar a Horacio Rodríguez Larreta.
Dos datos en el curriculum y dos lecturas políticas inapelables fueron determinantes para la elección de Grindetti: gobierna con éxito un distrito populoso enclavado en el corazón de la Tercera sección electoral, el único del PRO en esa región considerada bastión peronista, y tiene antecedentes en el ámbito privado, lo que a juicio del equipo de Bullrich lo acerca a nuevos electorados deseosos de ver políticos que no hayan vivido sólo del sector público.
Las dos lecturas más propias de la rosca y de los movimientos que sólo leen quienes están al detalle de la interna es que Grindetti es de las pocas personas con línea directa con el expresidente Mauricio Macri; están unidos por cuatro décadas de vínculos políticas y de amistad y en el ecosistema amarillo el lanusense es el único que no sufre vetos, pese a las diferencias y descontentos que algunos marcaron dentro de “La fuerza del cambio”.
Alguien que conoce muy bien al jefe comunal aportó también a la descripción la “extraña amalgama política” que tiene: ADN 100% PRO mezclado con sus vínculos más allá del partido, que llegan incluso al peronismo no kirchnerista, al vecinalismo o a relaciones muy fluidas con dirigentes del oficialismo como el caso del jefe de Gabinete, Martín Insaurralde.
“El PRO, en su génesis, está integrado por egresados del Cardenal Newman, pero Néstor fue el único que llegó a ser número dos de Socma y un hombre de extrema confianza de Macri habiendo salido de Lanús o trabajando de día y estudiando de noche”, apuntó la misma fuente.
Según pudo saber Letra P, Grindetti no supo anticipadadmente que había sido el elegido, se enteró por boca de la propia Bullrich en la reunión que mantuvieron en la oficina de la avenida Hipólito Yrigoyen, a metros de la Casa Rosada y con vista directa a la Plaza de Mayo, que tiene la exministra.
Hasta allí llegó acompañado del legislador bonaerense Adrián Urreli y los recibió el diputado y jefe de campaña de la precandidata a presidenta Sebastián García de Luca y el operador del ala dura en el interior del país Damián Arabia. De todos modos, el encuentro entre Grindetti y Bullrich fue privado, del que luego salió una fotografía conjunta que se difundió en las redes sociales, y un principio de acuerdo para que su compañero de fórmula sea también un jefe comunal, pero esta vez del interior bonaerense y con vínculos en el sector agrario.
https://twitter.com/PatoBullrich/status/1659313702162628610
Durante largas semanas, la primera opción de la exministra fue Ritondo, quien lideraba el plan inicial que comenzó a pergeñar el día que ambos se juntaron a cenar en la casa de Alejandro Finocchiaro, a fines del año pasado. El presidente del bloque amarillo en Diputados no sólo comparte la misma agenda de seguridad, de hecho fue ministro de esta cartera durante el gobierno de María Eugenia Vidal, sino también le podría haber aportado la segunda estructura territorial más grande del PRO después de la que ostenta Jorge Macri. Aun así, las mediciones internas no lo ubicaban muy por encima del hombre de Lanús. Una consultora privada midió la disputa interna y ubicó a Diego Santilli en torno al 17,0%; a Ritondo, con 6,9% y a Grindetti, con 4,5%. Ninguno de los dos le aportaba más voto, por lo que, por el contrario, la estrategia principal ahora del team halcón será que su jefa arrastre toda la boleta hacia arriba.
Por fuera de eso, en los márgenes negativos de estos escenarios, algunos creen que Ritondo tardó demasiado en optar por Bullrich, seguramente imposibilitado por el efecto tapón que significaba su jefa Vidal mientras aún era precandidata presidencial.
Si bien el día en que Bullrich, Vidal y Ritondo se reunieron en un bar de Palermo la exgobernadora dijo que apoyaría a su exministro de Seguridad, eso no implicaba su pase al ala dura. Vidal seguiría alineada –también- a Larreta y Ritondo por si solo no es lo mismo que en tándem con la diputada porteña. Eso, sumado a que no cayó bien que la exgobernadora le enviara un whatsapp al alcade porteño apenas terminada aquella reunión, de la que salió notablemente incómoda porque la exministra le pidió una selfie que luego pubilcó en sus redes. Para equilibrar, Vidal mensajeó a Larreta e inmediatamente desayunaron en su casa, café y tostadas de por medio, y quedó claro de qué lado estaría en la pelea nacional. Foto con los dos, pero…
Con este nuevo escenario, sorpresivo para algunos, natural para otros, la jefa de los halcones del PRO se muesta decidida a enfrentar al líder de los moderados amarillos en las dos principales categorías, con una paradoja impensada hace tan sólo una elección atrás: el jefe de campaña de Santilli, que diseñó la estrategia para ganarle –primero– al radicalismo de Facundo Manes y –después– al peronismo unido será ahora su principal contrincante interno.