Uno de los grandes perdedores del cierre de listas nacionales en Santa Fe fue José Corral. El exintendente de la capital provincial quiso hacer valer su presencia al grupo Malbec para ubicar algún nombre en la nómina de Patricia Bullrich, pero se chocó con el PRO y otra facción de la UCR que le facturaron su acuerdo provincial con Pullaro, aliado de Horacio Rodríguez Larreta. Con ese gesto, en Juntos por el Cambio demostraron que los cruzados no tienen lugar y, de este modo, la interna provincial entre Carolina Losada y Maximiliano Pullaro se alinea con la disputa nacional.
Motivos no le faltaban a Corral para disputar un lugar. El único de los diputados santafesinos de JxC cuyo mandato expira en diciembre y no pudo asegurar su futuro es su ladero Juan Martín Musacchio. Los otros cuatro ficharon en distintas boletas: Federico Angelini es compañero de fórmula de Losada, Laura Castets es candidata a senadora del departamento General Obligado, Ximena García se ubicó segunda en la lista de diputados provinciales que encabeza Dionisio Scarpín. El único que quedaba era José Núñez, que se sabía desde hacía días que iría por su reelección como diputado nacional.
El exintendente santafesino estaba en una situación complicada. Con su acuerdo de encabezar la lista de candidatos a diputados y diputadas provinciales de Pullaro, quedó como una isla del radicalismo Malbec -aliado a Bullrich- en el océano de larretismo que es el pullarismo. Además, le jugaba en contra que la otra facción de dicho espacio boina blanca en Santa Fe la encabeza Losada, la candidata de la presidenciable PRO, un rival nada menor en la disputa por lugares en la lista.
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La negociación se estiró hasta último momento. Una semana antes, el PRO bullrichista anunció que Núñez sería el primer postulante de la lista, avisó que el segundo le correspondía a los radicales, y se desentendió. La rosca en la UCR levantó temperatura, incluyó un llamado del gobernador mendocino Alfredo Cornejo, que no logró ordenar la situación y terminó con María Serra en ese lugar, del sector de Losada y Mario Barletta, otro exintendente santafesino con el que Corral se distanció hace unos años. Barletta también pintaba para jugar cruzado -tiene buena relación con Gerardo Morales- pero privilegió su alianza local.
Afuera de antemano en la negociación por la lista de Rodríguez Larreta, que monopolizó Pullaro, Corral se quedó sin nada. Se quemó con el fuego de jugar cruzado, fuego que su colega Barletta tuvo la precaución de no tocar. “¿Qué iba a pasar cuando Patricia vaya a Santa Fe, por ejemplo?¿Iba a caminar al mismo tiempo con (Juan Pablo) Poletti, que es de Losada, y con “Chuchi” Molina, que es de Corral?”, se preguntaron en la tropa santafesina de Bullrich, en referencia a los precandidatos identificados con Juntos por el Cambio a la intendencia de la ciudad capital.
Con Corral, Juntos por el Cambio da un mensaje al resto de la coalición: no hay tolerancia para los dirigentes que profesen una fe local y otra nacional como ocurría en otros tiempos. Más aún, queda claro el esquema que se viene perfilando desde que Losada eligió a Angelini como compañero de fórmula y Pullaro hizo lo propio con Gisela Scaglia: ella es la candidata de Bullrich, él es el candidato de Larreta. Y todos los que adhieran a sus candidaturas deberán adaptarse o perder. Como Corral.