PROYECCIÓN 10D

La incipiente coalición de Javier Milei

Macri juega el juego del Gato y el León. El peronismo cordobés (el "repulicano") se viste de Suiza. La UCR se dobla y se dobla. El reino del toma y daca y la gobernabilidad tarifada.

Digo, pues, que las armas con que un príncipe defiende su Estado son o las suyas propias o mercenarias o auxiliares o mixtas. Las mercenarias y las tropas auxiliares son inútiles y peligrosas. Si un príncipe apoya su Estado con tropas mercenarias, nunca se hallará seguro por cuanto esas tropas, desunidas y ambiciosas, indisciplinadas e infieles, fanfarronas en presencia de los amigos y cobardes frente a los enemigos, no tienen temor de Dios ni buena fe en los hombres (…). La causa de esto es que no tienen más amor ni motivo que los apegue a ti que su propio sueldo, el cual no es suficiente para hacer que deseen morir por ti. Quieren ser tus soldados mientras tú no hagas la guerra, pero si esta sobreviene, huyen y quieren retirarse.

Aunque viva abstraído en las lecturas de la Escuela Austríaca de economía, Javier Milei no debería olvidar los consejos eternos para quien quiera gobernar que brinda Niccolò Machiavelli en El Príncipe, como los de este fragmento del capítulo XII. Más, cuando comienza a esbozarse una suerte de coalición multipartidaria para transar con él gobernabilidad y apoyo en el Congreso a cambio de vaya a saberse qué cosa; una coalición propiamente mercenaria, sin que el término deba ofender a nadie. De hecho, la Real Academia Española define al mercenario como "el soldado que por estipendio sirve en la guerra a un poder extranjero". ¿Por qué no extender el término a la arena política?

El pedido de que referentes relevantes de la política nacional vayan expresándose sobre su actitud frente al fenómeno Milei, realizado el último domingo en un editorial de Letra P, comienza a encontrar ecos, seguramente casuales. Eso es importante toda vez que le permitirá a la ciudadanía saber el 22 de octubre si, aun votando contra el minarquista, no estará poniendo en las urnas opciones capaces de cogobernar con él. Mejor, las cuentas claras.

Mientras, el gobernador electo de Córdoba, Martín Llaryora, hizo saber que entre Milei y Sergio Massa, quien lo ponderó y hasta le ofreció ser parte de su eventual gobierno, optaría por la neutralidad sin reparar en pituquerías porteñas.

"Llaryora ya es gobernador por cuatro años y vamos a fondo con Juan (Schiaretti) hasta el 22 (de octubre). Si hay ballotage, no vamos a definirnos por ninguno, porque cualquiera va a ser un presidente débil, que nos va a necesitar para garantizar la gobernabilidad y nosotros lo vamos a necesitar para que Córdoba recupere todo lo que está perdiendo en la distribución nacional”, dijo un operador político del intendente saliente, rebeló Yanina Passero en Letra P. Nadie oculta la vocación por el toma y daca.

Neutralidad es un curioso concepto para un peronista en una coyuntura en la que La Libertad Avanza (LLA) advierte que usará el látigo para domesticar a los jefes territoriales y forzar su apoyo en el Congreso.

¿Habría espacio, entonces, para negociar con el cordobesismo cuando eventualmente lleguen al Poder Legislativo iniciativas como la dolarización, privatizaciones que podrían incluir a YPF, la enajenación de Aerolíneas Argentinas, la privatización de la educación y la salud, así como otras audacias? ¿También para barrer con la educación sexual integral y pilares de la política de derechos humanos? Cabe pensar que tal vez sí y que podría haber, incluso, más hombres y más mujeres del peronismo con disposición a convertirse en donantes de gobernabilidad.

Que se doble y no se rompa

Desde la Unión Cívica Radical (UCR) llegan ecos similares. A la definición tajante del diputado Martín Tetaz de que en un ballotage entre el paleolibertario y Massa no dudaría en votar al primero –y a su imitación televisiva de aquel–, se sumó el candidato ultrafavorito a la gobernación de Santa Fe, el tercer distrito del país, Maximiliano Pullaro.

"Absolutamente", votaría por Milei en un hipotético segundo turno en el que su actual referente, Bullrich, no estuviera presente, señaló, ya que nadie podría perjudicar más a su provincia que el kirchnerismo. Pullaro es un hombre de escasa imaginación.

Los confines de lo que puede venir

Es evidente que ya hay quienes se hacen los rulos especulando con una presidencia de Milei. Macri amaga con llevarse al PRO o, al menos, a una buena parte del partido a una coalición de ultraderecha que sería difícil de hacerle entender al mundo "civilizado" en el que ese sector de la política se referencia. Ni en Estados Unidos –al menos, no sin Donald Trump– ni en Europa caen bien los líderes que dicen que "los zurdos" son una "mierda" que hay que "aplastar" o se deshacen de la educación sexual en los colegios porque, se supone, promueven la homosexualidad. Macri sabrá lo que hace.

"¿Qué es, en el fondo, un socialista? Es una basura, es excremento humano", le dijo Milei a RCN de Colombia. El excremento, se supone, no solo es algo asqueroso, sino algo que se elimina. El que se lo tomó a mal fue el presidente de ese país, el izquierdista Gustavo Petro, quien comparó ese discurso con el del nazismo.

No puede saberse todavía si todo el PRO acompañaría semejante aventura. Sí se puede afirmar que una parte de la UCR es capaz de doblarse todavía más, aunque no si esa actitud alcanza a toda su dirigencia.

"¿Qué opina (Gerardo) Morales sobre lo que dijo Pullaro? ¿Qué le parece esa posición al padrino (Horacio Rodríguez) Larreta? ¿Cómo se siente (Elisa) Carrió con eso? ¿Qué onda Martín Lousteau, referente de Evolución Radical, la cofradía que integran Pullaro y también Tetaz? ¿El socialismo también votaría a Milei en un ballotage con el peronismo? ¿Cómo les cae a los intendentes bonaerenses del radicalismo", se pregunta Juan Rezzano en Letra P.

Acaso ya lleguen pronunciamientos en otro sentido.

Las respuestas a esos interrogantes definirían, llegado el caso, los contornos de la alianza que sostendría a Milei, acaso bastante menos limitada que lo supuesto hasta hace poco, cuando las PASO le permitieron a LLA proyectar una bancada de apenas 40 miembros en la Cámara de Diputados y una de ocho en el Senado.

Otra vez Maquiavelo. ¿Qué clase de gobernabilidad sería esa, basada en el látigo que esgrime Marcela Pagano, en la neutralidad de quienes no encuentran un valor en la preservación del pluralismo más básico y en la falta de pensamiento simbólico de quienes no son capaces de concebir un "mal" mayor que el kirchnerismo? Una de cartón, posiblemente, que podría enfrascar al eventual presidente Milei en negociaciones sin fin y desnaturalizadoras de su programa maximalista o en el riesgo de una frustración temprana del electorado que lo acompañe ante el espectáculo de una administración impotente para proveer el bienestar instantáneo del paraíso libertario y estaticida.

La fidelidad de los ejércitos mercenarios y el apoyo político de ocasión son monedas al aire –de dólar, eso sí–, sobre todo cuando el futuro promete lo que promete en caso de que alumbre –por decirlo de algún modo– una "era Milei".

Horacio Rodríguez Larreta junto a Maximiliano Pullaro, Gisela Scaglia, Pablo Javkin y Leonel Chiarella, intendente de Venado Tuerto
Jorge Macri y Martín Lousteau, precandidatos a jefe de Gobierno de Juntos 

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