Ganó la rabia

Javier Milei presidente y la nueva oposición: el PJ en el llano y las palomas sin nido

El peronismo sufre un deja vu de 2015, pero confía en evitar una ruptura por la unidad que da el espanto a Milei. Radicales y exmacristas se preparan para resistir.

"Ocurra lo que ocurra, lo único que no puede pasar es que el peronismo se divida". Uno de los dirigentes que mostraban mayor entusiasmo con las chances de Sergio Massa, en la previa del ballotage tuvo un segundo de pesimismo al imaginar el lunes de pesadilla. Volver al llano, como en 2015, pero peor: la sensación que lo envolvió fue que el PJ no tendrá ni un minuto para lamentarse, tal vez uno. Al día siguiente, deberá comenzar enseguida a construir la resistencia a Javier Milei.

La remontada de las generales ilusionó a Unión por la Patria, con los 30 puntos clavados que La Libertad Avanza trasladó de las PASO a esa primera vuelta, pero la matemática siempre hizo temer lo peor: el simulador de ballotage se mostraba más generoso para Milei, por eso el plan B continuó su marcha. Cristina Fernández de Kirchner agendó un viaje a Italia para tomar distancia del resultado del domingo, pero el bastón de mariscal que pidió que alguien levantara del piso, quedará en el país.

"Sergio no es (Daniel) Scioli", se apuró a comparar un dirigente del PJ. Lo decía en 2015 Alberto Pérez, el entonces jefe de Gabinete bonaerense: "El sciolismo somos Scioli y yo". El exvicepresidente se pasó años jactándose de ser Nostradamus, por haber presagiado en el debate presidencial lo que terminó haciendo Mauricio Macri en la presidencia. Scioli perdió por un punto hace ocho años, pero no logró capitalizarse como el jefe de la oposición. Massa creó en 2013 su propio partido, el Frente Renovador, y pesar de una sucesión de éxodos en las malas, lo mantuvo con vida hasta el día de hoy.

Ese optimismo de cara a lo que viene no coincide con lo que dijo el propio Massa. A fines de 2022, cuando de forma subterránea estaba en marcha el operativo para ser el candidato presidencial del oficialismo, el tigrense lanzó: "Siento que estoy dando las últimas pisadas en mi vida política". El aviso formó parte de una complicada estratagema política con dosis de verdad: sus hijos le reclaman una mayor presencia. Hay otra cuota de sincericidio: sobre sus hombros pesan dos precandidaturas presidenciales fallidas sobre el hombro y se irá de Economía con una inflación de 140% anual, una cifra que no se registraba desde 1991. "Hoy se termina una etapa de mi vida política", concluyó este domingo Massa, al admitir la derrota ante Milei.

Las primeras miradas ahora apuntan a Axel Kicillof, otro que durante cuatro años no quiso crear su ismo propio. El gobernador bonaerense, que ya era una rara avis para el ecosistema K, se convirtió en el protagonista de una película que podría titularse El último peronista, con un 2023 que jubiló a varios de sus colegas. La resistencia desde el otro lado de la General Paz, como en 2016, se volverá a organizar.

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Milei tampoco es Macri y genera un nivel más alto de rechazo del ecosistema político. No hay margen para una ancha avenida del medio ni un Massa modelo 2016. A falta de un tercero para negociar, el libertario no la tendrá fácil en el Congreso. La matemática es simple: Unión por la Patria tiene 105 bancas en la Cámara de Diputados y 35 en el Senado, pero no sólo eso: las palomas de Juntos por el Cambio (JxC) no suscribieron el Pacto de Acassuso y desde esa rúbrica se prepararon para ser oposición, ya fuera con Milei o con Massa.

El PJ 2023 parece más compacto que el que vio asumir a Macri, aquel que coqueteaba con gobernadores peronistas a los que terminó culpando en su libro Primer Tiempo. La filial bonaerense fue una muestra de la fragilidad de un justicialismo que no sabía ser oposición: en la provincia, principal distrito del país, se fundaron dos grupos, el Fénix y el Esmeralda, separados por la figura de Cristina Kirchner. Esa división, cuando la fueron a buscar en 2017 para que fuera candidata a senadora, se evaporó.

Palomas a la intemperie

El eje que ata al PJ en el llano a Horacio Rodríguez Larreta y al todavía titular de la UCR, Gerardo Morales, se activará, ya no como gestión sino desde la resistencia. La influencia del jefe de Gobierno en el PRO y en parte de JxC, como la del gobernador jujeño, serán claves para direccionar a la oposición que viene. Las palomas quedaron marginadas en el Pacto de Accassuso por voluntad propia, pero también ajena: son parte de la "socialdemocracia" con la que Milei cataloga a quienes no son liberales. La grieta que se viene.

Fuera de juego desde las primarias, las palomas de la oposición tuvieron bastante tiempo para prepararse ante un gobierno de Milei. El primer paso será la discusión de las cúpulas partidarias: Morales se enfrenta con el correntino Gustavo Valdés, un neutral que se inclinó por un cambio más que por avalar una continuidad a partir de diciembre.

En el PRO, Patricia Bullrich sigue siendo su presidenta, en los papeles. Larreta en campaña hablaba siempre de ampliar JxC y, desde entonces, que el partido amarillo le quedaba chico. Por el acuerdo con Milei, Morales echó a Macri de la alianza. La Coalición Cívica, el espacio que lidera Elisa Carrió, anunció este mismo domingo a la noche que abandona el barco. Hoy Juntos por el Cambio es una marca devaluada. Nombre nuevo se busca.

Javier Milei, candidato presidencial de La Libertad Avanza
Javier Milei ganó el ballotage y será el próximo presidente de la Nación.

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