CONGRESO | SENADO

Javier Milei logró la sanción del Presupuesto 2026 con la fractura del peronismo y podrá ajustar en educación

La cámara alta convirtió en ley el proyecto. Con lo justo, se eliminaron las obligaciones de financiamiento a escuelas y ciencia. Ayuda de Jaldo y Jalil.

Javier Milei llegará a fin de año con un festejo: el Senado convirtió en ley el proyecto de Presupuesto 2026, con los recortes a educación que había objetado una parte de la oposición y que obligaron al Presidente a enviar a su equipo al Congreso para negociar. Diego Santilli y Lule Menem lideraron la comitiva.

La votación en general del Presupuesto fueron 46 a favor, 25 en contra y una abstención. Además de La Libertad Avanza, el PRO, la UCR y los partidos provinciales ayudaron a la aprobación general, junto a un trío del interbloque Populares, como había anticipado Letra P. Se trata de la tucumana Sandra Mendoza, que responde al gobernador Osvaldo Jaldo; el catamarqueño Guillermo Andrada, leal al mandatario Oscar Jalil; y la jujeña Carolina Moisés. Son tres de los cinco miembros de Convicción Federal, uno de los sellos del PJ, que se mostró fracturado en el Senado por primera vez en mucho tiempo.

El capítulo de los recortes a la educación, el dos, se aprobó con un poco menos de votos: 42 a 28. El dato de color es que Victoria Villarruel se fue de la sesión, por temor a tener que desempatar, algo que por la tarde era probable, pero al final ese escenario quedó lejos. La vicepresidenta no exageraba: hasta Martín Menem fue al Senado para ponerse al tanto de lo que pasaba y evaluar una eventual fecha de sesión en Diputados, si la cámara alta modificaba el texto, lo cual obligaba a volver a tratar el Presupuesto en ese recinto.

Los números de Javier Milei

El primer Presupuesto de la era Milei proyecta un crecimiento del PBI del 5% para 2026, una inflación anual de 10,1%, y un tipo de cambio a $1423 para diciembre del año que viene, que puede resultar insuficiente con la flexibilización de las bandas cambiarias.

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El Presidente prevé además un superávit fiscal de 1,5% del PBI y, según aclara la ley, no podrá aumentar ningún gasto si se arriesga el equilibrio fiscal. Claro que, como todos los años, el jefe de Gabinete puede reasignar las partidas a gusto, sólo que desde ahora no tendrá los montos tan desactualizados: en sus primeros dos años, Milei tuvo que retocar partidas de 2023 con hasta un 300% de atraso, por la inflación acumulada.

La polémica del Presupuesto

El debate principal en el recinto fue por tres artículos que refieren a las partidas a las universidades y a la educación técnica y a la eliminación del financiamiento mínimo exigido para escuelas, ciencia y defensa. Formaban parte del capítulo 2.

El primero de los tres es el 12, que habilita el presupuesto para las universidades ($ 4800 millones), casi la mitad de lo requerido por los rectores. El otro, el 30, es el más polémico: elimina las obligaciones de financiamiento mínimo al Estado en educación (6% del PBI), ciencia y técnica (1% del PBI en 2032, con aumentos anuales progresivos), educación técnica (0,2% de los ingresos corrientes) y defensa (0,8% de los ingresos corrientes).

El 35 es otro de los que estuvo en la cuerda floja, ya que fija el cupo anual de presupuesto para el Instituto Nacional de Tecnología, que abastece a la secretaría de Educación y al Ministerio de Capital Humano. En el Senado dicen que los fondos para escuelas técnicas son exiguos.

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Eduardo Vischi, jefe del bloque UCR del Senado.

Eduardo Vischi, jefe del bloque UCR del Senado.

Estos apartados pasaron sin filtro por Diputados y en el Senado fueron rápidamente objetados por la UCR, que así levantaron un efecto dominó con algunos partidos provinciales que son claves para que La Libertad Avanza.

“El Gobierno tiene que entender que sin educación no hay crecimiento posible”, se molestó en su discurso de cierre Eduardo Vischi, jefe del bloque radical, que se dividió en estos artículos. Santilli logró coordinar ausencias, abstenciones y retener algunos votos para que todos los capítulos del Presupuesto se aprueben con holgura.

El capítulo más tenso

El debate giró en su mayoría en torno al recorte en educación, que fue aprobado con lo justo porque varios aliados se apartaron. Tres de los diez radicales votaron en contra del capítulo 2: Maximiliano Abad, Flavio Fama y Daniel Kroneberger, quienes habían votado con el peronismo para que se considerara cada artículo.

Abad lideró el rechazo. “El oficialismo sostiene una tesis falsa y peligrosa, que el conocimiento y la innovación no tienen nada que ver con el desarrollo”. Calificó el artículo 30 como "escoba", porque "barre los pisos de inversión en educación y ciencia previstos por ley. Un piso que no se alcanza sigue siendo una referencia y un rumbo a seguir”, se quejó el marplatense.

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Lule Menem, en el recinto del Senado, que debate el presupuesto.

Lule Menem, en el recinto del Senado, que debate el presupuesto.

Mientras los radicales hablaban, Milei armó un operativo para asegurar los votos que faltaban. Fueron al despacho de la jefa del bloque libertario, Patricia Bullrich, el ministro del Interior, Lule Menem y el secretario de Hacienda, Carlos Guberman. Terminaron la jornada en el palco, para festejar la ley. Hicieron cuentas y negociaron el voto de cada gobernador aliado. Hubo ofertas de avales de deudas, obras y hasta promesas de fondos previsionales.

Favores decisivos

A diferencia de la semana pasada, Santilli logró torcer de a uno a los legisladores dubitativos, en su mayoría por presión a los gobernadores. Aportó sus votos el trío de peronistas díscolos, con Jalil y Jaldo como referentes de los conversos. El resto de los partidos provinciales apoyaron, después de todo un día de tironéos. Sólo la dupla de Misiones confirmó su respaldo temprano y el resto negoció, cerró las cuentas y luego ayudó al oficialismo.

Hasta el binomio de Santa Cruz (José María Carambia y Natalia Gadano) votó a favor. Santilli se mostró en medio de una sesión en una foto con el gobernador de Chubut, Ignacio Torres, quien confirmó el respaldo de la senadora Edith Terenzi.

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Los discursos mostraron como otros mandatarios también iban cediendo. La salteña Flavia Royón, leal a Gustavo Sáenz, sostuvo que derogar los mínimos de inversión "significa institucionalizar las faltas". Luego pulsó el botón verde con La Libertad Avanza.

Julieta Corroza (Neuquén) se abstuvo en el capítulo dos. "Los neuquinos hemos sido afectados y no nos llegaba lo que nos tenía que llegar. Aprobar este Presupuesto es un acto de madurez", había dicho la senadora cercana a Rolo Figueroa. Provincias Unidas sólo tuvo un rechazo entre sus filas: Alejandra Vigo, esposa de Juan Schiaretti, se abstuvo en votación general y también en la de los artículos de la polémica.

Los nuevos libertarios

El debate del Presupuesto se inició accidentado, porque el peronismo intentó sin éxito que se votara por artículos y, como en Diputados, perdió la contienda con el oficialismo y sus aliados, que, de todos modos, no daban garantías de aprobar todos los artículos.

Bullrich hizo su debut como jefa del oficialismo y fue pragmática: limitó la lista de oradores propios y no se trenzó en discusiones con la oposición. Ni siquiera se molestó en defender a Villarruel cuando, al inicio del debate, se cruzó fuerte con la fueguina Cristina López, quien le reprochó haberla dejado sin despacho.

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La jefa de LLA presenció el debate sin pedir la palabra. El Presupuesto lo defendió en el inicio el exjefe de bancada Ezequiel Atauche, “Nuestro objetivo principal es sostener por tercer año consecutivo el superávit financiero, que será de un 0,3%”, precisó el jujeño.

El otro oficialista en hablar fue el economista porteño Agustín Monteverde, promovido por Bullrich para reemplazar a Atauche en la comisión de Presupuesto. No tuvo una buena performance: leyó su presentación para decir que en Argentina "el presupuesto siempre fue una fantasía". El jefe del bloque peronista, José Mayans, le recordó que tiene que pedir permiso para recitar un escrito.

El debut de la jefa libertaria

Bullrich también leyó algunos fragmentos, aunque nadie le llamó la atención, porque la mayor parte del tiempo levantó la cabeza. Algunas frases las recitó de memoria. "Nos hicieron creer que Argentina no tenía remedio; que el esfuerzo no valía la pena; que trabajar, producir, ahorrar, no era útil. Fue un daño moral y cultural", se lamentó.

La jefa de LLA cumplió con la biblia libertaria. "El superávit es una regla: el déficit no se negocia. Es una línea roja que separa el futuro. Cada punto de inflación es salario perdido, jubilaciones licuadas y ahorro destruido. Argentina no ha tenido presupuesto de estas características en un siglo", dijo.

El interbloque Populares, como se denomina al peronismo, fue el que más oradores puso: “Nada decimos de los gerentes de la riqueza, de los que le sacan la plata al pueblo argentino a través de las especulaciones”, afirmó Jorge Capitanich. El exgobernador agregó que la deuda con el FMI es impagable y representa una proyección de 65 mil millones de dólares.

Mayans fue el encargado de cerrar los discursos de su bloque, antes del discurso final de Bullrich. "Votar este Presupuesto es votar la corrupción, porque está contra la Constitución. Nosotros no le podemos dar un cheque en blanco para que manejen la deuda como se les antoje: tienen que venir a rendir cuentas sobre qué están haciendo con la deuda", cerró el formoseño.

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Lule Menem, en el recinto del Senado, que debate el presupuesto. 

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