El Presidente amenaza con más ajuste sobre las provincias y libra una guerra total contra los gobernadores. El recorte a los subsidios y el rol de Guillermo Francos.
Javier Milei.
"Que resuelva sus problemas en el psicólogo". Con esta frase, el presidente Javier Milei apuntó nuevamente contra el gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, tan sólo unos días después de haberlo llamado "traidor" por haber frenado la ley ómnibus.
De esta manera, el jefe de Estado ratificó su postura de mantener una guerra política total entre la Casa Rosada y las provincias.
Pero eso no fue todo. El mandatario aclaró que no tiene por qué pedirle disculpas al gobernador cordobés y afirmó que el alejamiento de Osvaldo Giordano del ANSES se debió a que estaba "durmiendo con el enemigo”, en referencia a la pareja del ahora exfuncionario, la diputada Alejandra Torres, que no apoyó la Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos en la Cámara baja. Sin ese y otros votos aliados, el oficialismo se vio obligado a regresar el proyecto a sus distintas comisiones.
"Yo no tengo que pedirle disculpas por nada, si él se autoadjudica la frase es un problema de él. No estoy en política para resolver problemas psicológicos", dijo Milei en una entrevista con radio La Red, luego de que en las últimas horas Llaryora le pidiera al mandatario que se disculpe con él, tal como hizo con el papa Francisco durante su reciente gira.
"Los gobernadores siguen pensando con la lógica primate del Círculo Rojo de que piensan todas las movidas de un solo tiro. Nosotros pensamos en términos de juego dinámicos, con incertidumbre, con árboles decisorios”, sostuvo el Presidente y agregó: "A cada posible escenario tenemos distintos cursos de acción y así trabajamos. ¿Quiénes son los que están ahora pidiendo la toalla? ¿Nosotros o los gobernadores?"
Para que hayan transcurrido sólo dos meses de gobierno, los enfrentamientos entre la Casa Rosada y las provincias han sido numerosos. El primero de ellos se abrió a instancias de un anuncio del Ministerio de Economía, que adelantó a principios de febrero que eliminaría el Fondo Compensador del Interior, unos 102 mil millones de pesos que la Nación giraba a las provincias para subsidios a colectivos. Las tres ciudades del país más afectadas por la medida son Córdoba, Santa Fe y Rosario, que reúnen junto con Buenos Aires y el conurbano bonaerense a la mayor cantidad de pasajeros, líneas y unidades en sus sistemas de transporte urbano.
De ahí que los cruces mediáticos y en las redes sociales se hayan acrecentado con los gobernadores de estas dos jurisdicciones: Llaryora, de Córdoba; y Maximiliano Pullaro, de Santa Fe; además de otros mandatarios que también cuestionaron los recortes a los giros discrecionales, algunos puntos tensos de la ley ómnibus, como las facultades delegas, y los cortes del giro del Fondo Nacional de Incentivo Docente, como Gustavo Sáenz (Salta), Rolando Figueroa (Neuquén), Hugo Passalacqua (Misiones) y Alberto Weretilneck (Río Negro), y Axel Kicillof (Buenos Aires), además del radicalismo.
Con excepción de Kicillof, algunos de estos gobernadores eran considerados al inicio de la administración libertaria como dialoguistas, pero rápidamente encontraron en algunas de las reformas que impulsa Milei amenazas contra los intereses económicos de su población. De hecho, Llaryora y Pullaro fueron dos de los que criticaron la suba de las retenciones, mientras que el bloque de los gobernadores patagónicos, junto con el intendente de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro, fueron quienes alzaron la voz contra las modificaciones de ley que afectaban la actividad pesquera.
Tal como dio cuenta Letra P, a Pullaro incluso le facturan, entre otras cosas, los votos del radicalismo en contra de las bases de la delegación en materia de seguridad. La ministra Patricia Bullrich hasta amenazó con retirar a la Gendarmería de Rosario, una ciudad caliente en términos de narcotráfico e inseguridad, donde montó un operativo especial a cargo de su viceministro, Vicente Ventura Barreiro . Milei le dio like a una publicación que le sugería al gobernador que fuera “a pedirle un préstamo a los narcos” para pagar los sueldos.
Pese a su postura política, muchas veces intransigente y confrontativa en medios y redes sociales, Bullrich es de las pocas integrantes del gabinete libertario que oficia de espada política del Presidente, entre dialoguista, rosquera y contenedora, un rol que por cargo y oficio también ocupa el ministro de Interior, Guillermo Francos.
Si bien pertenecen a espacios distintos - Bullrich en el PRO y Francos con origen en el Partido Demócrata - son los únicos que tienden puentes de diálogo con los gobernadores, la oposición y en el caso del titular de la cartera de Interior con los sindicatos y las organizaciones sociales. Todo esto deviene en fotografías conjuntas, como las que Bullrich se tomó este miércoles con Rogelio Frigerio (Entre Ríos) e Ignacio Torres (Chubut), o la que difundió Francos junto a Milei y Daniel Scioli, para confirmar el pase del exgobernador bonaerense a las fuerzas del cielo.
Son excepciones en el medio de la postura oficial de la Casa Rosada, que con el correr de los días y la sumatoria de frustraciones políticas como el retraso del debate del paquete de reformas en el Congreso, se alinea cada vez más hacia los sectores más duros del gobierno. En este sentido, escoltan al Presidente, cada uno a su manera, el ministro de Economía, Toto Caputo, el mentor de los recortes contra las provincias, y el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, que hasta ahora le mantiene la puerta cerrada de su despacho a la mayoría de los líderes de la oposición.