ES LA ECONOMÍA

Habla Cristina Fernández de Kirchner, juega Sergio Massa

La vice vuelve al teatro con otra de misterio. El ministro se faja con el Fondo y con el Círculo Rojo para sofocar el incendio que no pudo evitar. El hilo rojo que los une.

Una fuerte intervención oficial en el mercado de bonos permitió este miércoles que los tipos de cambio negociados en bolsa se mantuvieran bajo control y obligó al blue a hacer un alto en el kilómetro 474: ¿será un retroceso de verdad o un modo de tomar envión? El ministro Sergio Massa no espera para averiguarlo y propone un acuerdo de precios y salarios de 90 días, lo mínimo que necesita para tranquilizar la economía y darle alas a su sueño presidencial, pero ese plan, dada la incertidumbre imperante, resulta un verdadero albur. Así, entre zozobras, la política se abre camino este jueves con la aparición de Cristina Fernández de Kirchner en el Teatro Argentino de La Plata, allí donde lanzó sus campañas como candidata a senadora en 2005 y a presidenta en 2007. ¿Se viene la tercera?

Quienes se le cuelgan de la pollera para que dé marcha atrás en su postura de "no ser candidata a nada", expresada tras ser condenada en primera instancia en la causa "Vialidad", no se detienen ante la narrativa reciente de la vicepresidenta, que también abrazaron: la de la proscripción. CFK juega con esas expectativas, no se sabe si como previa para anunciar, en algún momento, su candidatura –¿otra vez a presidenta, otra vez a senadora?– o para llevarse las marcas y volver a ser decisiva en el diseño del futuro del panperonismo. Quienes piensan más con la cabeza que con el corazón no esperan que en el acto de hoy oficialice una postulación… ni tampoco lo contrario. Sin embargo, todo el mundo estará pendiente de sus palabras, sus silencios y sus gestos.

¿El gran ausente?

Massa, que no deja de ponderar el apoyo que recibe de Cristina para la gestión, no estará en La Plata. A esa hora se encontrará en Montevideo para destrabar un préstamo de 680 millones de dólares del Banco de Desarrollo de América Latina - CAF, maná del cielo en el marco de la falta de reservas y la sequía histórica. Sin embargo, enviará una delegación importante del Frente Renovador, sector del panperonismo que juega cada vez más en tándem con el cristinismo. Si no es ella, ¿será Massa su candidato in pectore?

CFK ha mandado decir que está para ayudar al Gobierno –su gobierno, aunque le duela– en la dramática corrida en curso contra el peso. Esa ayuda, se espera, involucraría hoy un apoyo público al ministro de Economía, algo que generaría nuevas especulaciones en torno a "Massa 2023".

El presidente Alberto Fernández, más vale, no será de la partida. De hecho, la “clase magistral” de CFK supondrá el lanzamiento de la Escuela Justicialista Néstor Kirchner, un "instituto de institutos" del peronismo que buscará darle al Frente de Todos lo que no tuvo en 2019: un programa, un núcleo de coincidencias, un modo de dirimir diferencias. Dentro de la escuela están casi todos: el Instituto Patria, el kicillofismo, las usinas del massismo, pero no lo que ha quedado del albertismo, lo que alguna vez se conoció como Grupo Callao.

Quinielas

Cristina no quiere, pero acaso deba ser candidata para no dejar en banda a su sector.

Massa, en cambio, quiere, pero sabe que su suerte se juega en las mesas de dinero de la City y en índices de inflación que esperaba más moderados este mes y sobre todo en mayo tras el 7,7% de marzo, pero que auguran más noticias infaustas tras la corrida reciente.

El gobernador Axel Kicillof desea alejarse de cualquier aventura nacional y atrincherarse en la provincia de Buenos Aires, donde se siente apto para pelear por la reelección. Así, se pone a la cabeza del clamor por CFK, seguramente por lealtad, pero también por instinto de conservación. La puesta en escena implicó posteos en las redes sociales en los que funcionarios bonaerenses escribieron en anotadores, lapicera en mano, “Cristina". El mensaje es claro: la lapicera que Fernández quiere darle "a cada militante" solo la pide a ella. Sin embargo, ¿hace falta ensañarse en el bullying a un presidente que no solo está de salida, sino que, les guste o no, es el encargado de llevar al país hasta el 10-D sin chocar contra el Aconcagua?

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Máximo Kirchner le adjudica egoísmo al gobernador por cuidar lo suyo y no pensar en las necesidades del cristinismo, pero esa molestia –como tantas que se le atribuyen– es más bien humo. Si su madre fuera candidata a presidenta, Kicillof estaría correctamente ubicado en la lista bonaerense. Si no lo fuera y bendijera a Massa o al ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro, también. Y si le pidiera a Kicillof convertirse en su delfín nacional, éste simplemente acataría. El diputado es muy dado a enojarse por demás y a ahogarse en pocillos de café.

Massa atiende su juego

La tregua del dólar, forzada con una potente intervención en el mercado que, jura, repetirá cada vez que haga falta, incluso valiéndose de las escasas reservas del Banco Central, es solo un aspecto de la ofensiva del ministro de Economía.

El Círculo Rojo empresarial clama “¡hagan algo!", pero pronto deberá contar qué pone él –esta vez se espera que en serio– en pos del interés común.

En busca del mencionado acuerdo de precios y salarios por 90 días para capear el temporal, Massa sentó a la CGT y los movimientos sociales peronistas.

Esos sectores confluirán el sábado en una mesa con empresarios, en la que comenzaría a cocinarse el acuerdo que debería retrotraer las subas de precios más recientes. Ver para creer.

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Mientras, una buena: el Tesoro superó con éxito el vencimiento de deuda por casi un billón de pesos, de hecho captando más fondos que los que debía pagar. También una mala: en el contexto de parate económico y caída de los ingresos tributarios, ni el ajuste real severo del gasto público que se está llevando a cabo impide que haya que seguir echando mano a la "maquinita" para financiar el déficit fiscal.

El amigo chino

Aun con el “dólar agro” vigente, la autoridad monetaria volvió a perder reservas; todo vale para salir del brete. Para eso, el jefe del Palacio de Hacienda concretó una medida largamente anunciada: pagar las importaciones desde China ya no con dólares escasos sino con yuanes del swap ampliado. Eso hará que solo el mes que viene se pague en esa divisa por el equivalente a 1.040 millones de dólares.

El anuncio contó con la presencia del embajador Zou Xiaoli y empresarios chinos, y se imbrica con algo que hace al interés estratégico del gigante asiático: internacionalizar su divisa para disputar la hegemonía global del dólar.

Lo del dinero chino no es gratis; cuando Argentina activa el swap –un intercambio de divisas que no es tal porque Pekín no usa nuestros pesos–, comienza a correr el taxímetro de una tasa de interés del orden del 6% anual. Es ni más ni menos que deuda, una a la que el país no puede acceder en los mercados voluntarios.

La cuestión es que Estados Unidos no nos da ningún swap, aunque nos reclama fidelidad conyugal. ¿Se topará Massa con la exigencia de una prueba de amor en las negociaciones para que el Fondo Monetario Internacional (FMI) acepte "recalibrar" las metas fiscales y, acaso, anticipar el envío de los fondos con los que habrá que enfrentar los pagos del segundo semestre?

Será interesante ver cómo zafa en algún momento la urgida Argentina del gran drama geopolítico de la era: la puja entre la superpotencia instalada y la emergente.

Un apunte más sobre el posible presidenciable Massa. En reuniones reservadas, Cristina no duda en calificarlo de "proestadounidense", algo que para ella no es necesariamente bueno. Sin embargo, le pondera ser claro en sus posiciones, tan pragmático como para negociar con China y, sobre todo, abierto a discutir las medidas, todo lo contrario que le recrimina a Fernández.

De la lectura que CFK haga del momento y del tipo de alineamientos internacionales que suponga más apto para la Argentina de 2024-2027 también dependerá su decisión de ser candidata o no serlo, de apostar por alguien 100% leal a su conducción o de reeditar la fórmula de la Coca-Cola con un moderado al frente y alguien propio atrás. ¿Será Massa-Wado?

Sergio Massa y Kristalina Georgieva
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