Hace exactamente cuatro años, Alberto Fernández era el hombre más popular de la política argentina. Apenas dos días habían pasado desde su arrolladora victoria en las primarias que marcaron el principio del fin para el gobierno de Cambiemos y de Mauricio Macri. Desde aquel momento, pasó una pandemia, una guerra, un par de crisis políticas y un gobierno que llegará a su fin este 10 de diciembre. En ese tiempo, el mandatario perdió muchas cosas, pero no las mañas.
La prensa lo esperaba para las nueve de la mañana en la sede que la Universidad Católica Argentina tiene en Puerto Madero. La mañana fría conspiraba contra la participación, que aparece como uno de los grandes enigmas de los comicios de este domingo. Poca gente se acercaba a votar. Quienes lo hacían, debieron sortear un vallado laberíntico que se preparó para la ocasión en las inmediaciones del edificio ubicado en la avenida Alicia Moreau de Justo al 1500.
El operativo de seguridad presidencial generó algunas quejas entre vecinos y vecinas que se turnaban para pedir explicaciones respecto del camino a desandar hasta las urnas que esperaban dentro del edificio. Uno de ellos, quizás el vecino más célebre del coqueto barrio que se levanta a la vera del Río de la Plata, fue el empresario Alan Faena, que llegó a la universidad antes que Fernández.
Alan Faena vota en Puerto Madero
El Presidente iba a volar en helicóptero desde la Quinta Presidencial hasta la Casa Rosada, para luego trasladarse hasta el lugar de votación. Al menos, eso es lo que se informaba en el lugar, donde pasadas las 9:15 llegó el aviso de un cambio de planes: Fernández se disponía a manejar desde Olivos, cosa que tampoco sucedió. La “hora Alberto”, que en tiempos de pandemia dejó de ser un chascarrillo entre la prensa acreditada para convertirse en un dicho popular que amenizaba las esperas por las conferencias de prensa que actualizaban las medidas sanitarias, empezaba a retrasar el reloj.
Fernández llegó una hora y cuarto después de lo anunciado, sólo acompañado por algunos hombres de la custodia y se metió rápido a la sede de la UCA. Votó en una de las ocho mesas dispuestas para la ocasión y salió para un “diálogo” veloz con la prensa. No pareció tener muchas ganas de hacerlo.
En el lugar, lo esperaba una veintena de militantes que, según se señaló en el lugar, respondían al legislador peronista porteño Claudio Ferreño. El Presidente se sacó fotos con ese grupo a la salida, previo a emprender su regreso a Olivos, donde pasará el día y también la noche con su familia. No está prevista su presencia en ninguno de los espacios en los que Unión por la Patria esperará los resultados de este domingo. Tampoco está planificado ningún encuentro en la residencia presidencial.
Luego de votar, Fernández caminó con la cabeza gacha y las manos en los bolsillos los diez metros que lo separaban del corralito en el que lo esperaba la prensa. Se acercó al micrófono y, allí, dejó escapar una sonrisa. El sol no llegaba al lugar, por lo que el frío se mantenía casi igual que al comienzo de la mañana, con una brisa que lo hacía un tanto más insoportable.
Las tres preguntas que estaban previstas apenas si pudieron comenzar a formularse. El Presidente fue concreto: celebró los 40 años de democracia y se quejó a medias del sistema de votación electrónico que se aplica para elegir Jefe de Gobierno porteño. “Debo confesar que soy un ser analógico y tenía un poco de miedo respecto a cómo iba a funcionar eso, pero es muy fácil y funcionó muy bien”, dijo. Minutos después, la justicia electoral cuestionó en duros términos la implementación del voto electrónico en la Ciudad de Buenos Aires.
Votación del presidente Alberto Fernández - Elecciones PASO.
“Les pido a todos los argentinos y las argentinas que hoy sea un día de alegría, que vayamos todas y todos a votar, porque es el modo de expresar nuestros derechos y nuestra voluntad hacia el futuro”, dijo el Presidente, que no quiso hablar de cuestiones que pudieran hacerlo “violar la veda”. No obstante, aseveró que no está de campaña porque gobernando. Con esa excusa, no contestó nada, aunque sí arrojó un pronóstico y deslizó que el proceso electoral, “seguramente terminará noviembre”.
Para Fernández, su sucesor, se define en la segunda vuelta.