LA ERA LIBERTARIA

El espejismo de Javier Milei

El Presidente exprime el escándalo de Alberto Fernández y alimenta el sueño de una nueva hegemonía. Los retos de la economía y el vacío de representación.

La denuncia por violencia de género realizada por Fabiola Yañez contra Alberto Fernández chorreó durante el fin de semana más ácido sobre el sistema político argentino, ya muy agujereado por el óxido. Javier Milei se esfuerza en sacarle todo el jugo posible al limón seco de la indignación popular, pero es dudoso, según las leyes de la economía y la propia ley de gravedad, que su empeño le entregue más que lo mucho que ha obtenido hasta ahora.

¿La brutalidad de la "batalla cultural" contra todo lo que tenga vocación popular –el peronismo vapuleado, el progresismo ausente, el "comunismo" imaginario– podría dar lugar a algo más que a una destrucción o un espacio vacío? En todo caso, ¿cuánto tiempo tardaría el mismo en llenarse de un contenido que confronte al poder?

Mientras el Presidente se ilusiona con un botín político inconmensurable y los cacicazgos del peronismo anudan audaces planes de regreso, el río de "la economía del escándalo" corre acelerado y mueve la tierra debajo de los pies de todos.

El paisaje se llena de dueños de nada.

El espejismo de Javier Milei

Todo gobierno atraviesa su espejismo hegemónico. Tras su llegada al Poder Ejecutivo sin bancadas legislativas significativas ni poder territorial, Milei no deja de imaginar las próximas elecciones como la oportunidad de consolidar una nueva hegemonía.

Algunos cumplen –siempre provisionalmente– esos sueños, como Carlos Menem, Néstor Kirchner y Cristina; otros se despiertan, sobresaltados, en la mitad de la noche, como Raúl Alfonsín y Mauricio Macri; otros, finalmente, nunca llegan siquiera a cerrar los ojos, como el breve Fernando de la Rúa. ¿Qué será del ultraderechista? El presente es incertidumbre y el futuro, en buena medida contingencia.

Macri, que sigue porfiando, se rompe la cabeza para evitar que Milei se trague al PRO, cosa que Patricia Bullrich considera un proceso ya completado en la sociedad. Si esto fuera así, La Libertad Avanza (LLA) y sus satélites podrían quedarse en los comicios legislativos con alrededor de la mitad de los votos, convirtiéndose en amplia vencedora de la interna abierta que los mismos supondrán para el heterogéneo espacio que va del centro derecha –el partido amarillo, la UCR, provinciales– a la pared. La relación de fuerzas entre oficialismo –más aliados– y oposición probablemente no se modifique demasiado.

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Mientras, insaciable, el jefe de Estado sale también a demoler al peronismo, al que considera eje ineludible de una alternativa que lo corra por izquierda.

Ignorante de las virtudes de la sutileza, así como encaró el desbalance fiscal con una motosierra en sus manos, embiste ahora contra sus enemigos políticos con un garrote. ¿Enemigos? ¿Es para tanto? Sí; en las batallas no hay adversarios y en las guerras que su sector celebra no se toman prisioneros.

El garrote preferido de Milei es su cuenta de la red social que supo llamarse Twitter. La misma no paró de escupir hiel todo el fin de semana contra cada una de sus bestias negras: periodistas con nombre y apellido, actrices y conductoras de programas y, finalmente, un amplio espacio social al que sólo sabe dedicarle insultos.

Un texto del sábado, que él mismo reposteó varias veces, mezcla a la Argentina de centro y la progresista, a cuyos integrantes chicaneó como "bienpensantes" y trató de "cómplices", "boludos" e "imbéciles".

"La consigna no sólo está dirigida a los políticos, sino también a los periodistas cómplices de haber defendido ideas espantosas mientras perseguían y cancelaban al que pensaba distinto", se desahogó. Cabe pensar que alcanza, asimismo, al sector de la población que ha votado y seguirá votando con convicción por los principios que él detesta.

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El tuit de Javier Milei.

El tuit de Javier Milei.

El Presidente sabe que esa Argentina nunca será suya y no le importa, pero con el Alberto-gate y la crisis del peronismo en curso, pretende castrarla como factor electoral. El detalle es que, aunque ese sector se disperse, no dejará de existir y encontrará, más temprano o más tarde, algún canal de expresión. La clave, con todo, es lo que ese vacío podría permitirle realizar en el interín: el proyecto del Topo.

¿Los efectos del morboso divertimento mediático en curso serán duraderos o cansarán pronto a una audiencia que, en medio del circo, necesita también algo de pan?

La economía del escándalo

El espejismo hegemónico de la ultraderecha depende de que dentro de un año el humor popular acompañe al oficialismo del mismo modo que hasta ahora o, mejor dicho, de la manera que regía hasta hace algunas semanas. Es posible que el enésimo escándalo del peronismo detenga por algún tiempo la merma que la ultraderecha venía mostrando en los sondeos, pero la consolidación de una intención de voto elevada dependerá de la marcha de la economía del escándalo. El escándalo de la hiperrecesión y el hiperempobrecimiento.

La tormenta financiera con la que se sobresaltó el mundo hace una semana parece haber amainado; más que un cambio de clima, por ahora, es el inicio de una temporada de huracanes de frecuencia e intensidad diversas. Eso favorece en lo inmediato a la Argentina, que no queda expuesta ya mismo en su fragilidad a un cambio brusco de coyuntura. El Gobierno también se beneficia, claro.

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La pobreza en Argentina ascendió al 57,4% en enero de 2024 (Foto: NA)

La pobreza en Argentina ascendió al 57,4% en enero de 2024 (Foto: NA)

El INDEC anunciará este miércoles el índice de inflación de julio, que el Banco Central se anticipa a celebrar como menor al 4%. Mucho se dijo, y se consignó en este medio sobre un piso de esa índole difícil de perforar; algo de eso se verifica. Sin embargo, la variable imponderable de esa ecuación siempre incierta es qué precio está dispuesto a pagar Toto Caputo, y sobre todo Milei, para doblegar el IPC.

El expresidente del Central Mario Blejer dijo que en teoría "se puede" forzar más la máquina para llegar a la inflación mensual cero para fin de año, pero que "no tiene lógica pagar el precio" para eso.

Sin embargo, el perímetro de la lógica es diferente de todo lo conocido en la geometría de Javier Milei.

El Instituto IERAL de la Fundación Mediterránea señaló que el ajuste fiscal del primer semestre fue del 5,6% del PBI, el mayor en 64 años. Como reflejo de eso, la recesión lastima y pega duro en los datos de empleo, pobreza e indigencia.

Algunas consultoras comienzan a ver cerca el piso de la recesión –algo esperable tras tanta caída–, pero no una recuperación vigorosa. Mientras, la clase media no encuentra tregua, lo que podría amenazar en el largo año que mediará hasta la apertura del ciclo electoral las chances de un bloque de poder que sería poca cosa sin el favor amplio de ese sector.

Elecciones y miedo al vacío

Si las expectativas se recrearan, Milei y sus dos brazos –la secretaria general Karina y el asesor Santiago Caputo– podrían seguir tanteando la ansiada hegemonía. Si no, habría que empezar a preguntarse por las dimensiones de un vacío de representación que, en tal caso, no sería solamente peronista.

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Milei y el otro Caputo, Toto, juegan al filo de la paciencia social y desafían la lógica. Debajo de ellos, la política de La Libertad Avanza (LLA) es un desastre de proyectos paralelos, peleas y réplicas.

La bola gira enloquecida sobre la ruleta y el número en el que se detenga será rojo o negro: una nueva hegemonía ultra o el vacío del "que se vayan todos", reacción que podría no distinguir justos de pecadores incluso como resaca del escándalo por los golpes en Olivos.

Nada se calca, pero hay que cuidarse de los vacíos de representación. En 2001, con una economía estragada por la recesión y la falta de horizontes para los sectores de ingresos medios y bajos, las estrellas de la elección legislativa fueron la abstención y los votos en blanco y nulos.

No hay nada que hacer: la historia también está hecha de incertidumbre.

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