“Fuimos fundadores de Cambiemos en 2013 y estuvimos todos los años en todas las listas. Este año queríamos ir con las dos, no se nos permitió y decidimos ir con la corta”. El resumen lo hace a Letra P alguien cercano al intendente de General Madariaga, Esteban Santoro, quien decidió esquivar la interna protagonizada por Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich y su nombre estará en soledad en el cuarto oscuro. Un caso extraño que combina algo de enojo y mucho de audacia: su tira irá sin candidato a gobernador ni a presidente.
Santoro presentó ante la Junta Electoral partidaria su nombre y el de los aspirantes al Concejo Deliberante en las dos boletas, una encabezada por le alcalde y la otra, por la ex ministra de Seguridad de Mauricio Macri. Sin embargo, lo instaron a optar por una de las dos. La solución, postularse con lista corta. “Quisimos ser consecuentes con la unidad que pregonamos, es una cuestión de principios”, le dijo a Letra P el presidente del Concejo Deliberante local, Marcos Jovanovic. “Es una locura optar por uno u otro cuando están todos en JxC”, completó.
La discusión sobre la estrategia de la V -es decir, que cada precandidato a la intendencia pudiera ir colgado de las dos vertientes de la coalición JxC- comenzó con el amanecer mismo de la campaña e incluyó movidas de los jefes comunales, quienes casi en su mayoría estaban de acuerdo con el plan y -de paso- se garantizaban gambetear internas en sus distritos. Las gestiones nunca llegaron a buen puerto por la intransigencia de Bullrich, quien jamás confió en que los intendentes le cuidarían su boleta en el cuarto oscuro y propició sus propias precandidaturas obligando a los territoriales a tomar partido. En sus marchas de campaña hacia las PASO, en las que dirimirán la contienda para ver quién representa a JxC en el principal distrito electoral del país en las generales de octubre, Diego Santilli y Néstor Grindetti son testigos del enojo de jefes comunales, del PRO y la UCR, que se transformaron en rehenes de la pelea en la superestructura. Se sabe: la V les hubiera facilitado la elección y ordenado la tropa.
La competencia de los aspirantes a la Presidencia se llevó puestos a casi todos los intendentes de JxC, quienes debieron elegir -en muchos casos con disgusto- por uno de los dos bandos. Las excepciones son apenas dos: Vicente López y General Pueyrredón. En ambos, los acuerdos de las autoridades de la coalición permitieron llevar la famosa V. Esto es que los precandidatos a intendentes puedan ir colgados de las dos boletas que, a su vez, tienen sus propios precandidatos a la gobernación. Son, respectivamente, Soledad Martínez, alfil del precandidato a jefe de gobierno porteño Jorge Macri, y Guillermo Montenegro, quien estiró su definición pidiendo un “alto el fuego” entre Larreta y Bullrich. Santoro, como tantos otros, pidió la V y no se la dieron. A diferencia del resto, se anima a ir con boleta corta.
Según le explicó un dirigente radical a este medio, las excepciones tienen que ver con diferentes acuerdos. En Vicente López, que Martínez vaya en la boleta del Jefe de gobierno fue el precio que puso el larretismo a la mudanza del primo del expresidente Mauricio Macri a la Ciudad de Buenos Aires, quien juega en el team halcón. Y en Mar del Plata dieron el OK por ser una plaza electoral importante que está ordenada por una sociedad macro que protagonizan el radical Maximiliano Abad y el intendente Montenegro.
Santoro gobierna el municipio desde 2015, cuando ganó las elecciones por el frente Cambiemos y sucedió en el cargo a Cristian Popovich, del Frente para la Victoria (FpV). En 2019, fue reelecto ya en Juntos por el Cambio y ahora buscará un tercer mandato, aunque con boleta corta y bajo el sello radical.