Sin acceso a cuentas oficiales, ya no pasea por la Rosada. Hay quienes se alegran y otros se preocupan por la ausencia del influencer. Caputo ganó la interna.
Iñaki Gutiérrez tendrá actividad este fin de semana en Entre Ríos. Llega en el marco de su recorrida nacional para apoyar candidaturas violetas.
El paradero de Iñaki Gutiérrez, el joven influencer que tuvo un papel estelar durante la campaña y en el inicio de la gestión de Javier Milei, se convirtió al día de hoy en un gran misterio de la Casa Rosada. Funcionarios y empleados ya no lo ven circular por los pasillos ni entrometerse en las reuniones de los distintos ministros para capturar imágenes como solía hacerlo hasta el último día de 2023, cuando el Presidente lo castigó por sus errores quitándole el manejo de la cuenta de Twitter institucional del Gobierno.
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Iñaki no volvió a la luz pública, pero sí la cuenta Casa Rosada (@CasaRosada), que volvió a tuitear el último miércoles, después de 17 días de inactividad. La crisis comunicacional se desató la noche del 31 de diciembre, cuando Iñaki retuiteó desde la cuenta oficial una foto de su usuario personal, en la que celebraba Año Nuevo junto a su novia, la militante libertaria Eugenia Rolón. Lo castigaron sacándole el manejo de Twitter, aunque según aseguró a Letra P un hombre de acceso a la comunicación presidencial, Milei se apiadó de él y lo dejó seguir a cargo de su cuenta personal de Tik-Tok.
Durante sus días de alta exposición, Iñaki sumó detractores en el Gobierno, así como en los años previos se ganó la bronca del equipo de Patricia Bullrich, que lo acusó de “llevar y traer” información del PRO a los libertarios, ya que militó en ambos bandos. Desde la asunción de Milei, el joven circuló libre por Balcarce 50 y se infiltró en reuniones de ministros, en las que sacó fotos y filmó videos sin consultar. "Sueño con una Argentina cada día mas libre. Trabajo todos los días para alcanzarla. Derecha anticomunista. 22 años. Orgulloso de ser argentino", se define en Instagram.
El asesor de un importante funcionario de la Casa Rosada aseguró a Letra P que su presencia incomodaba, pero nadie se animaba a echarlo porque estaba apañado por Milei: “Apareció en una cumbre de nuestra área y compartió fotos desenfocadas, de todos con caras largas. No entiende nada de comunicación institucional, sólo sabe sumar seguidores, él es un groupie de Milei”, reflexionó.
En paralelo, Iñaki tuvo varios desaciertos de resonancia mediática, entre los que sobresalen el video en el que confundió las piedras colocadas en la Plaza de Mayo en homenaje a las víctimas del covid-19 con "escombros" dejados por el gobierno de Alberto Fernández, el posteo en el que celebró como parte de la pelea contra la casta que dieran de baja al proveedor de medialunas de la Casa Rosada, y la foto que compartió en la que se podían leer las claves del Wi-Fi del comando central de la Policía Federal durante el primer “operativo antipiquetes” del gobierno mileísta.
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Entre las burlas y la preocupación
La desaparición de Iñaki, que no comparte nada en sus cuentas personales desde fines de 2023, disparó miles de burlas en las redes sociales y entre los funcionarios que lo tenían entre ceja y ceja, pero también empezó a generar alarma entre quienes se preocupan por su estado emocional.
Un dirigente cercano a Milei, que compartió actividades con el joven influencer, describió esa ambivalencia a Letra P: “En términos políticos a nadie le importa que esté desaparecido, el propio Javier admite que no es relevante en el Gobierno, pero en términos personales estamos preocupados. Es un chico que tuvo demasiada exposición de golpe, a la que no estaba acostumbrado, y ese primer plano hizo que se magnificaran sus errores, que todo el mundo le haga bullying, es difícil manejar esa ola de rechazos”.
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Según pudo saber este medio, Iñaki desde hace días que no contesta los mensajes de algunos dirigentes y militantes libertarios que le escribieron para preguntarle cómo estaba, mientras que su novia se instaló en Buenos Aires -antes vivía en Santa Fe- y comparte historias en Instagram, pero él no aparece en ninguna.
El malestar de Santiago Caputo, el asesor de mayor confianza de Milei, fue evidente desde el primer día: el ahora negociador de la ley ómnibus recelaba del protagonismo de Iñaki, porque lo vivía como un avance sobre su territorio y el histrionismo del influencer hacía ruido con sus modos y su bajo perfil.
Ambos bandos hablaron de operaciones cruzadas, pero la pulseada final -al menos hasta ahora- tuvo un claro ganador: Caputo se quedó con el manejo de la cuenta oficial y con las oficinas del Salón de las Mujeres del primer piso de la Casa de Gobierno, donde hoy trabaja su equipo.