En medio de un fuerte debate interno para definir los nombres que aspirarán a suceder al gobernador Gustavo Valdés y con el caso Loan marcando el pulso político de la discusión pública provincial, la intervención del PJ de Corrientes decidió postergar las elecciones partidarias convocadas para noviembre hasta marzo del año que viene.
El argumento principal tiene que ver con el clima reinante que, con una causa que conmueve al país aún sin resolverse, impide que la situación sea la más propicia para poner la atención sobre la disputa política. "No nos parece que sea tiempo de discursos políticos cuando el niño todavía no ha aparecido", dijo Teresa García, a cargo de la intervención del justicialismo correntino junto a Máximo Rodríguez.
De fondo, la intención es que el reparto partidario vaya a la par de las definiciones de la candidaturas y, así, evitar que el poder interno se disperse.
La postergación del PJ
Las elecciones para la normalización del partido estaban convocadas para la 17 de noviembre, pero una resolución que lleva la firma de los interventores decidió unificar el proceso con la definición de candidaturas y las pateó para el 9 de marzo del año próximo.
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Valdés fue elegido en octubre de 2017 y reelecto en agosto de 2021. La Constitución provincial establece que las elecciones deben realizarse en un lapso no mayor a los cuatro meses antes de la finalización del mandato del gobernador. Por lo tanto, los comicios serán después del 11 de agosto de 2025 y en el PJ suponen que para marzo las candidaturas ya deberían estar definidas.
"Evitar tener que realizar dos elecciones internas en pocos meses, unificando las mismas en un solo acto eleccionario, aparece como la solución más parsimoniosa, constructiva y sumatoria resolviendo en una misma instancia la presidencia del partido y la candidatura a gobernador, así como los demás cargos provinciales y municipales electivos", se reconoce en la resolución.
La pelea por la sucesión de Gustavo Valdés
Más allá de la normalización del partido, lo central en la discusión del peronismo correntino tiene que ver con la definición de la estrategia para enfrentar al oficialismo en las elecciones ejecutivas de 2025.
Entre las voces más críticas a la decisión de la intervención, se repite el argumento que la definición de trasladar la interna responde a la necesidad de algunos precandidatos a sostener su margen de maniobras y conseguir construir los consensos que les permitan asegurar el casillero más disputado de cara a la contienda por el cambio de mando provincial.
En esa dirección, señalan a Martín “Tincho” Ascúa como el principal impulsor de la postergación de las elecciones. Hace tiempo que el intendente de Paso de los Libres trabaja por su candidatura, aunque su entorno desmiente la versión y afirma que haber postergado la discusión en un contexto en el que un niño de cinco años permanece desaparecido hace ya casi 100 días es "una cuestión del más puro sentido común”.
De todos modos, para quienes vienen sosteniendo que el peronismo debería llegar al proceso electoral con el conflicto interno resuelto, la opción de dilatar la normalización es un error. “Tenemos que llegar organizados, si no todo se va a hacer más difícil”, repiten, aunque reconocen que la decisión está tomada.
La diáspora peronista en Corrientes
“Esto va a terminar con el peronismo yendo a la elección del año que viene en cuatro espacios separados”, dijo a comienzos de la semana Alejandro Karlem, el exparlamentario del Mercosur que apareció como el más crítico al proceso que encabezan García y Rodríguez, ambos dirigentes nacionales con asiento en el PJ bonaerense.
Más allá de las críticas que cuestionan al grueso de la dirigencia del peronismo correntino, la referencia de la elección de cuartos a la que refiere Karlem es un escenario sobre el cual muchas tribus trabajan como una posibilidad concreta desde hace ya tiempo en el norte del país.
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Martín Ascúa en un encuentro del PJ en Corrientes.
La situación excede al justicialismo que, en caso de no lograr los acuerdos internos necesarios, podría repartirse entre otros frentes electorales, pero no lograría modificar la foto que tiene hoy dos elementos centrales: la pelea de Valdés con Ricardo Colombi y la irrupción de La Libertad Avanza.
Con el peronismo apuntándose como una de las fuerzas que encabezará una de las listas para el año que viene, el armado panradical de Vamos y lo que quede del viejo Encuentro por Corrientes suman tres estructuras de alianzas que podrían poner aspirantes en 2025. La novedad es el mileísmo, que tiene al diputado Lisandro Almirón como principal interesado.
Camau Espínola, afuera
Con todo, hay un “jugador suelto” que todos miran con atención, el senador Mauricio Camau Espíndola, que será candidato aunque nadie sabe por qué fuerza. Después de meses en silencio, lanzó un sello llamado Correntinos Unidos, que hasta el momento no tiene un correlato institucional, aunque sí parece ser la plataforma para volver al ruedo e intentar, otra vez, llegar a la gobernación.
“Con nosotros, no”, dicen en el peronismo que le quitó la ficha de afiliación luego de que el exintendente de la capital decidiera, en soledad, apoyar la ley ómnibus XXS en el Senado. Si bien Espínola cuida cada uno de sus movimientos, nada hace suponer que podría intentar volver al armado justicialista.
Sin embargo, en el peronismo entienden que el tema está cerrado.