CIERRES DE LISTAS DE CÓRDOBA

Córdoba: la era de Martín Llaryora arrancó con un golpe al mentón de JxC

A la vista y también en las sombras construyó una jugada que sacudió el arco político opositor. En un cierre de listas cargado de tensión, la alianza relativiza las fugas.

Al filo del cierre de listas que se cumplirá en la medianoche de este sábado en Córdoba, el oficialismo decidió darle un zapatazo al tablero electoral y anunciar que las fórmulas que Martín Llaryora y Daniel Passerini encabezarán con miras a los comicios del 25 de junio para la gobernación y el 23 de julio para la intendencia capitalina se completarán con la radical Myrian Prunotto y el todavía presidente del PRO mediterráneo, Javier Pretto.

A pesar de que el movimiento es un paso lógico que se entiende a partir de la transversalidad que Juan Schiaretti propone como alternativa antigrieta a nivel nacional, en el seno de la coalición cordobesista, hoy llamada Hacemos Unidos por Córdoba, adjudican la estrategia a Llaryora.

Al hacerlo, advierten que la buena relación histórica que el scharettismo supo construir con figuras de la oposición como Prunotto se profundizaron desde la llegada de Llaryora a la intendencia capitalina y siempre tuvieron como horizonte el avance del candidato oficialista al despacho principal del Centro Cívico cordobés. Del mismo modo, hay quienes advierten que así como algunas relaciones se construyeron a la vista de todo el mundo, hay otras a las que se les fue dando forma de un modo tan paulatino como silencioso.

Por esa razón, el retorno de Pretto al cordobesismo resultó tan sorpresivo. En esa línea de análisis nadie se atreve a asegurar que no haya nuevos saltos que se confirmen durante las horas previas a la oficialización de las listas legislativas. Como contó Letra P, esa sensación también es palpable en los pasillos del cambiemismo, que durante las últimas horas del viernes se preocupaba por señalar que tal o cual dirigente estaba “negociando con el peronismo”. Algo similar sucedía en los campamentos frentetodistas cuando anticipaban la vuelta de Martín Gill al oficialismo provincial, cosa que terminó sucediendo. Del lado del villamariense, también señalan que "el acuerdo se construyó con Llaryora".

Más allá del refresh, que empezó siendo generacional y termina siendo hasta partidario, la estrategia del intendente que quiere ser gobernador desnuda la incapacidad opositora para sostener a la dirigencia del propio espacio. Ese quizás sea el mayor daño que Llaryora logró infligir en las filas de Juntos por el Cambio en las horas postreras del frenético cierre de listas.

A poco más de 24 horas del vencimiento del plazo establecido por la Justicia Electoral, el cambiemismo debe aguantar el enojo, dejar de lado las diferencias internas, intentar correr el eje del debate del lugar en que lo ubicó el oficialismo y consensuar una lista potente que le permita salir a la campaña con la fortaleza que terminó el viernes por la noche jaqueada por la foto oficial que anunció el desembarco de Prunotto y Pretto en el cordobesismo.

https://twitter.com/myriprunotto/status/1654637503817629697

En esa tarea, en el tinglado opositor abren una incógnita sobre el real impacto que la partida de las dos figuras puede significar para JxC. La subestimación del movimiento se concentra principalmente en torno a Pretto, a quien consideraban “ido” del partido amarillo, que se enfrenta a un proceso de renovación en la que el dirigente que ocupó la primera banca que el macrismo ostentó en la historia de la provincia de Córdoba tenía todas las de perder. “No tiene peso ni estructura, sólo un cargo que estaba por vencerse”, dicen en el PRO.

Con todo, la consagración final de la transversalidad cordobesista inaugura la era Llaryora con un golpe de efecto que ahora la coalición opositora deberá intentar dejar atrás para reponerse y salir a batallar los asaltos por venir.

Martín Llaryora, candidato a gobernador de Hacemos Unidos por Córdoba. 
Martín Gill y Natalio Graglia. 

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