UNA ARGENTINA DE MILEI

Coparticipación: el desafío es discutir el futuro

Rutas, escuelas, hospitales, gasoductos, acueductos y viviendas son pequeños ejemplos que hacen tangible una palabra que le molesta a la derecha: federalismo.

Sin dudas, convivimos en una sociedad marcadamente insatisfecha. Que no encuentra todas las respuestas que necesita y que, en esa situación, se muestra permeable a soluciones inmediatas, tan mágicas como contrarias al orden democrático. Aparecen entonces personajes que les venden a los argentinos que cada uno podrá hacer lo que quiere, a su libre voluntad y sin la intervención de nadie. Y a ese “nadie” le han puesto nombre y es el Estado. También apellido y es la política.

Eliminar el Estado y denostar la política es su principal slogan. Música para los oídos de esa sociedad desilusionada. Es necesario aclarar que, obviamente, ni el Estado ni la política hoy resultan caminos seductores. Por supuesto que la dirigencia tiene marcada responsabilidad, pero también los grupos de poder, que a partir de sus brazos mediáticos potencian esos sentimientos de bronca y odio, en muchos casos añorando sistemas antidemocráticos, tierra fértil para sus intereses económicos.

Sin dudas que ante ello nos corresponde por responsabilidad institucional, política e histórica, desenmascarar esa idea tan vetusta, riesgosa y violenta que, sin duda alguna, ya fracasó en la Argentina. Cuando no hay Estado, lo que rige es la ley de la selva. La ley donde los poderosos dominan a los desprotegidos.

Cuando no hay política, hay corporaciones. Las corporaciones echan un CEO, ponen a otro y sus ganancias siguen. En la política, estamos sujetos a la decisión del pueblo. Por ello, no debemos caer en la dicotomía simplista del sí o el no. No discutir si más o menos Estado, si más o menos política. Es convencer que el camino es mejor Estado y mejor política.

Cuando no hay Estado, lo que rige es la ley de la selva. La ley donde los poderosos dominan a los desprotegidos Cuando no hay Estado, lo que rige es la ley de la selva. La ley donde los poderosos dominan a los desprotegidos

Hacer carne en la sociedad que la salida deber ser aquella superadora de lo que se hizo bien. No retroceder al pasado. Y militar los beneficios del Estado. Aún del Estado que denigran y rechazan. O no es cierto que muchos de ellos paralelamente acuden al hospital público, a la escuela o la universidad pública, acceden a servicios públicos, medicamentos y pasajes gratis o subsidiados, gozan de los beneficios de la obra pública y reciben protección social del propio Estado. Y mayoritariamente demandan que se incrementen esos beneficios.

Que no nos etiqueten que sembramos miedo. Es nuestra responsabilidad visibilizar las consecuencias de la desaparición del Estado, como lo prometen. La misma discusión, con hechos tangibles, es la que debemos dar acerca del rol del Estado en su rol de intervenir virtuosamente en la economía.

En La Pampa podemos dar sobradas muestras de por qué la economía y el empleo llevan casi tres años de crecimiento. Seguramente por el fuerte compromiso del sector privado, pero principalmente por cuantiosos incentivos públicos para producir más y generar más trabajo.

Demostramos que la eficiencia no es patrimonio exclusivo del privado, que también existe el Estado eficiente, ordenador y moderno. Y si hablamos de desarrollo armónico, sin dudas otro eje de discusión debe ser el lugar que le otorgan a las provincias.

Desde el interior debemos rechazar, otra vez y las que sean necesarias, que se puede gobernar la patria creyendo que todo gira en torno a la Ciudad de Buenos Aires. Desde el interior debemos rechazar, otra vez y las que sean necesarias, que se puede gobernar la patria creyendo que todo gira en torno a la Ciudad de Buenos Aires.

Existe una palabra que molesta a la derecha no sólo por su visión centralista, sino porque teme perder recursos y privilegios: federalismo. Tan consagrado por la Constitución Nacional como estratégico para un modelo de crecimiento armónico con igualdad de oportunidad que garantice desarrollo con inclusión en todo el territorio.

Buscan permanentemente instalar la inviabilidad de las provincias argentinas. Pero la actualidad muestra que la enorme mayoría de ellas pueden mostrar orgullosas su fortaleza financiera. Aún a pesar de una historia de resignar recursos para acotar los desastres provocados, mayoritariamente, por su modelo económico gobernando el país.

Como muestra, sobra un botón. Desde 1988, vigencia de la Ley de Coparticipación Federal, las provincias en los sucesivos Pactos Fiscales fueron resignando recursos para apuntalar la administración nacional.

Por eso rechazamos ese ninguneo unitario. En La Pampa ya sufrimos, en el período anterior y con un gobierno de derecha, lo que es el centralismo y un Estado ausente: rutas nacionales sin mantenimiento, 63 viviendas sociales en todo el período de gobierno, sólo tres jardines de infantes que no terminaron, ni una sola obra pública de magnitud, son claros ejemplos del trato recibido.

Desde el interior debemos rechazar, otra vez y las que sean necesarias, que se puede gobernar la patria creyendo que todo gira en torno a la Ciudad de Buenos Aires. Hay un país entero que demanda, pero aún más necesita, un trato más equitativo.

Resulta agobiante con sólo imaginarlo, qué hubiera sido de este país en ese contexto si no gobernara el peronismo. Resulta agobiante con sólo imaginarlo, qué hubiera sido de este país en ese contexto si no gobernara el peronismo.

No hay un desarrollo posible de la Argentina sin una mirada integra y empática de cada argentino y argentina, de todo el territorio. Y si analizamos la historia, ese camino siempre se transitó con gobiernos peronistas. Guste o no, la realidad efectiva. Sabemos que la sociedad no la está pasando bien. Nos hacemos cargo de ello.

¡Cómo no vamos a asumir lo que nos corresponde si siempre nos hicimos cargo de las nefastas debacles económicas provocadas por la derecha y sacamos al país adelante! Posiblemente el mayor error del peronismo fue no explicar el país que recibimos, con un descomunal endeudamiento y sometimiento al FMI que condiciona cualquier decisión soberana a favor de las y los argentinos. Pandemia, guerra y sequía hicieron todo más cuesta arriba. Resulta agobiante con sólo imaginarlo, qué hubiera sido de este país en ese contexto si no gobernara el peronismo.

Fruto de gobiernos peronistas, La Pampa es una provincia históricamente bien administrada, financieramente sana, socialmente armónica y productivamente pujante. Hace poco el pueblo pampeano ratificó en las urnas un modelo de provincia. Un modelo consolidado a partir de un estado eficiente y políticas de inclusión.

Están en juego conquistas de la democracia, la integridad nacional y la representatividad política, pero también quién administrará nuestros recursos naturales Están en juego conquistas de la democracia, la integridad nacional y la representatividad política, pero también quién administrará nuestros recursos naturales

Sólo lo potenciaremos con más federalismo. Quedó demostrado con este gobierno nacional. Rutas, escuelas, hospitales, gasoductos, acueductos, viviendas son pequeños ejemplos para darle tangibilidad a quienes no entienden, o no quieren entender, la palabra federalismo.

Sin dudas que en estas elecciones se discute mucho más que quién se pone la banda presidencial. Están en juego conquistas de la democracia, la integridad nacional y la representatividad política, pero también quién administrará nuestros recursos naturales, tan estratégicos como fuertemente demandados desde afuera. Si será el Estado o será el mercado el que decida la distribución de esa riqueza.

Tamaña diferencia, pero fácil de explicar. Sin dudas, el Estado buscará compensar la baja participación del trabajo mientras que el mercado querrá ampliar la brecha a favor del capital. Y en el medio, el pueblo. Según quien gobierne, quedará adentro o afuera del crecimiento y de la inclusión.

Esto es claramente lo que tenemos que poner en debate. Lo que los otros no quieren debatir, porque inmediatamente desnudan su decisión de quitar derechos. Su decisión de construir un país para pocos.

Dejemos de discutir los absurdos que proponen como pantalla. Identifiquemos el futuro que cada uno propone. Visibilicemos con claridad el futuro que encarnamos y proponemos junto a Sergio Massa y Agustín Rossi. El único que garantiza consolidar una Argentina en paz y con los valores del respeto, la democracia, la soberanía y el desarrollo sostenible con equidad.

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¡viva la constitucion, carajo!

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