Detrás de las PASO de este domingo, en las que Córdoba renueva nueve bancas, hay algunas historias que muestran el sinuoso camino de la dirigencia. En palabras del fallecido exgobernador José Manuel de la Sota, fueron varias figuras las que “saltaron el charco”. De ida y vuelta.
Hace 10 años, Héctor Baldassi, por entonces más conocido por su paso como árbitro de fútbol, lograba ingresar a la Cámara de Diputados. De trato afable, “La Coneja” irrumpía en la política de la mano del PRO, que debutaba como fuerza en la provincia.
La figura del oriundo de Río Ceballos lograba 280.000 votos y desde entonces mantiene el escaño en el Congreso. El recorrido del entonces “nuevo” candidato en la década es sólo un ejemplo más del escaso nivel de renovación en la representación parlamentaria cordobesa.
Historizando
En 2013, las PASO eran aún una novedad que pocas alianzas se animaron a utilizar. En Córdoba, Baldassi ganó su escaño acompañado por Laura Rodríguez Machado bajo el paraguas de la lista 503. Hoy ambos están enfrentados. Apoyan a Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, respectivamente. Al fondo figuraba Pedro Dellarossa, quien en las internas de este domingo encabeza la boleta del jefe de Gobierno porteño. Su arribo a la política en el kilómetro cero del cambio fue, precisamente, con Mauricio Macri de la mano hasta transformarse en intendente de Marcos Juárez en 2014.
Con dos años de existencia, el cordobesismo llevaba varias perlas en su boleta. La cabeza de la lista era Juan Schiaretti, hoy precandidato a presidente. Dos escalones más abajo y sin peleas mediante aparecía Carlos Caserio. De línea delasotista, actualmente es referente del albertismo y vicepresidente del Banco Nación. Como se verá ,diez años bastaron para separar caminos. Hoy se encuentra bien lejos de Schiaretti y sin un lugar en la boleta del oficialismo nacional. Su suerte está atada a la de Unión por la Patria y el mandatario provincial resiste su salida del podio del poder.
En otra lista irrumpía un joven Martín Llaryora. Intendente de San Francisco bajo el sello del massista Frente Renovador “le hizo la interna” al todopoderoso binomio De la Sota – Schiaretti. Con un buen caudal de votos, se coló en la cuarta colocación de la boleta, aunque no tuvo la misma tracción de votos. De hecho, el actual gobernador electo no ingresó al Congreso, ya que Unión por Córdoba logró tres bancas. Dato de color.
Curiosas las vueltas del destino. Aquel impulso renovador encuentra a Llayora en una vereda distinta a la del precandidato Sergio Massa, a quien mira como un rival generacional, pese a la amistad cultivada. El apoyo a la candidatura de Schiaretti es total.
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Diez años después, la historia es conocida. El segundo lugar en la boleta que lideró Schiaretti en las generales de 2013 fue para la locutora Blanca Rossi. “Blanquita”, como se la conoció siempre, fue ladera por años en Cadena 3 del influyente Mario Pereyra. Hoy las boletas no tienen caras famosas. La apuesta está en el empresariado, la política y las referencias territoriales con poder de gestión.
Proto-Cambiemos
La UCR presentó aquella vez un mix de nombres nuevos y tradicionales. Oscar Aguad marchaba firme en su carrera legislativa, seguido por la diputada Soledad Carrizo y Diego Mestre, hijo y hermano de exintendentes. El terceto ingresó a la Cámara baja.
El “proto-Cambiemos” se completó con el Frente Cívico y Social y la Coalición Cívica ARI. En el primer caso apareció Ernesto Martínez, exsenador y referente legislativo de Luis Juez. En tanto, la cabeza de la boleta lilita era Roberto Cucui, médico oriundo de Río Tercero, mientras que el cuarto lugar lo ocupaba Leonor Martínez Villada, diputada desde 2015 por Cambiemos. Ninguna de las dos listas logró una banca.
mauricio macri oscar aguad
En todos los casos, atan ahora su próxima jugada política al triunfo en octubre de Juntos por el Cambio. Juez tiene cuatro años más de mandato en el Senado, pero apuesta a ser una figura de relevancia si la alianza logra desbancar al extodismo del poder central.
El vecinalismo también presentó lista en 2013. Fue en soledad y apenas cosechó el 2,14% de los votos. No obstante, como cuarto suplente figuraba un joven Fernando Rambaldi. Diez años después, en La Calera, logró amargarle el recorrido electoral a Llaryora con un triunfo épico en un bastión peronista.
Deseo y decepción
En una buena performance, el Frente para la Victoria presentó en 2013 a la ex rectora de la UNC, Carolina Scotto. Con buen suceso, el oficialismo remontó un resultado adverso en las PASO y también consiguió un lugar para Martin Gill. Fue el puntapié inicial para la carrera nacional del villamariense, mientras que Scotto protagonizó una de las más grandes decepciones del kirchnerismo local al dejar su banca por “cuestiones personales”. En el cuarto lugar de la nómina figuraba la actual diputada Gabriela Estévez, histórica referente local de La Cámpora. ¿El primer suplente? Eduardo Accastello, ex candidato a gobernador por el kirchnerismo en 2015 y hoy ministro de Industria de Schiaretti.
Gill y Estévez coquetearon este año con la idea de un peronismo unido en la provincia. Habrá que esperar que se complete el tablero político nacional para continuar las conversaciones con otro contemporáneo: el fundador del nuevo partido cordobés que hizo su lanzamiento nacional al son de los "pituquitos de Recoleta".
"En política, los agravios prescriben a los seis meses", lanzó Cristina Fernández de Kirchner en su última aparición pública. La frase se torna carne entre cada turno electoral. Empiria pura.
Sólo hace falta ver las boletas de los distintos frentes y observar que, a caballo de la “modernización”, ya casi no hay partidos que se presenten sin la cobija aliancista. Que los jugadores se movieron en el tablero, pero que la mentada renovación deberá esperar un poco más.
Corsi e ricorsi.