La parada Merlo de la gira que emprendió Cristina Fernández de Kirchner consagró la sospecha de que en el kirchnerismo hay una disputa -sorda, subterránea- por el copyright de la nueva canción que el año pasado convocó a componer Axel KIcillof con el pecho de héroe inflado en medio del lío electoral del peronismo.
Con notable cara de póker después de una llegada a pura sonrisa a la Universidad Nacional del Oeste, donde CFK volvió a ofrecer una "clase magistral" en su condición de hija de un repollo, el gobernador de Buenos Aires escuchó con atención algunos versos que le sonaron a nueva canción y se sintió desagraviado después de que ardiera Troya cuando, el 5 de septiembre de 2023, con el peronismo todavía groggy por la piña que se había comido en las PASO del 14 de agosto, casi que lanzó el poskirchnerismo. "No podemos seguir viviendo" de "Perón, Evita, Néstor y Cristina", había dicho.
CFK lo dijo dos veces
Creer o reventar, este viernes, Cristina dijo lo mismo: "No podemos". Dos veces lo dijo.
1) "No podemos hacer como el avestruz, meter la cabeza en el hoyo. No es imputación, es descripción. ¿Para qué? Para evaluación. Y para, como dijimos, poder articular pensamiento, palabra y acción con las nuevas demandas".
2) "No podemos quedar atados solamente a las demandas del '45. El mundo cambió y tenemos nuevas demandas y nadie se tiene que sentir ofendido, al contrario, hay que sentarse en la mesa a cranear cómo hacemos para volver a representar al conjunto de los trabajadores de la República Argentina".
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La gira estreno de CFK
La parada en Merlo de la gira CFK 2024 viene precedida por el lanzamiento, la semana pasada, de un manifesto de ocho páginas titulado "Es la economía bimonetaria, estúpido". Como analizó Marcelo Falak en su columna del último domingo, la expresidenta tocó en ese bodoque algunos acordes que suenan novedosos.
En ese manojo de notas sueltas, asoma "especialmente el (asunto) del déficit fiscal, sobre el que (CFK) suele mostrar una ambigüedad tan repetida que sólo puede explicarse por la admisión poco convencida de una concepción que se ha desparramado en la sociedad y que explica en parte por qué Javier Milei fue escuchado en 2023".
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Cristina Fernández de Kirchner en Merlo.
En medio de esas vaguedades, Falak detectó la buena noticia de que la expresidenta "vuelva sobre la idea –planteada por Sergio Massa en el último Presupuesto que elevó al Congreso– de recortar gasto por el lado de subsidios muchas veces injustificables a grupos empresariales, nada menos que alrededor de 3% del PBI".
"Al final, no estaba tan mal hablar de nuevas canciones", acaso haya pensado Kicillof, despabilado de pronto -al lado de Verónica Magario y rodeado de enemigos íntimos del camporismo, por momentos se lo notó aburrido- al escuchar esos "no podemos".
Es el liderazgo, Axel Kicillof
Es cierto: Kicillof cantó pri. "Hay que componer una nueva canción, no una que sepamos todos", convocó hace ya 11 meses, cuando acaso dio el primer paso adelante en busca del bastón de mariscal que su madre política ofreció, el que necesita controlar sin condicionamientos si pretende cristalizar un plan de poder que tiene como destino la Casa Rosada.
Kicillof sabe que para que ese plan sea viable necesita liderar en serio y sabe, también, que no puede arrebatarlo. Contó Letra P, el caso Larreta (el presidente que era por default y no estuvo ni cerca de ser) le calma la ansiedad: hasta 2026, el itinerario sólo incluye trabajos de musculación política y gestión de una provincia acechada por la motosierra libertaria.
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El problema de Kicillof es que Cristina no quiere soltar del todo el bastón de mariscal. Si no, ¿por qué sale a confrontar ella misma con el Presidente? ¿Por qué se sube al ring cuando el gobernador había decidido ocupar el centro de esa lona?
El problema es que Cristina tiene una tropa que no quiere que La Jefa suelte del todo ese bastón. ¿Kicillof al gobierno? OK, pero el cristinismo al poder.
El problema es que Cristina ya está tocando algunos acordes de la canción nueva que su hijo político quería mantener guardada un tiempo más bajo las siete llaves de la prudencia política.
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Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof (semitapado), en la previa de la "charla magistral" de CFK en Merlo.
Ahora bien: ¿CFK está en condiciones de ser la intérprete de esa nueva melodía?
Parece ridículo después de 20 años de hegemonía como referente del grueso del peronismo y después del fracaso político del Frankenstein que armó en 2019. Sin embargo, mientras se escribían estas líneas, la expresidenta encabezaba las portadas de Infobae, Clarín y La Nación, los tres principales sitios de noticias del país, que sigue siendo el mal perfecto.
No hay caso: Cristina sigue proyectando, hacia adentro del peronismo, una sombra que provoca un eclipse. Hacia afuera es la economía. Hacia adentro, es el liderazgo.
La duda es, entonces, qué va a hacer Kicillof. ¿Va a animarse a enfrentar a su mentora en una batalla de gallos para ver quién rapea mejor?