Axel Kicillof comenzó su segundo mandato sin rodeos y con un fuerte mensaje en clave de comandante del nuevo peronismo: “¡Viva la justicia social, carajo!”, parafraseó al presidente Javier Milei, blandiendo una de las banderas históricas del justicialismo. “No es verdad que no haya alternativas (al ajuste), la alternativa es clara y es el peronismo”, disparó con el traje de jefe opositor recién calzado.
Tras caer la tarde calurosa de este lunes y luego de jurar por segunda vez como gobernador de la provincia de Buenos Aires ante la Asamblea Legislativa, cruzó caminando, entre abrazos y selfies, la Plaza San Martín de La plata para subirse, a 100 metros de la Legislatura, al escenario montado frente a gobernación. Más de 20 minutos después, con el trayecto concurrido, abrazado a su esposa Soledad Quereilhac y sus hijos, Kicillof llegó a la tarima junto a la vicegobernadora Verónica Magario y saludó exultante a una multitud que lo vivaba.
En primera fila, agitaba sus banderas La Cámpora, pegada a la militancia de la CTA y la UOM que llegaron cuando todavía se hacía la prueba de sonido y recién se prendían los fuegos que iban a cocinar los choris que luego se vendieron de a cientos. Fue la primera vez que un gobernador le habló a su gente, en la plaza, inmediatamente después de asumir y ofrecer su discurso ante el parlamento bonaerense.
“Querido compañero, es un orgullo como militante y como peronista acompañarte. Acá tenés a los hombres y las mujeres que van a seguir sus condiciones que no vamos a dejar en la puerta de la casa de gobierno”, inició el acto Magario. Eufórica, cerró: “Acá tenés los compañeros para la resistencia”. La vicegobernadora se mostró durante toda la jornada como la compañera del mandatario bonaerense, firme, en cada foto, a cada paso.
Cerca de las 20.20, Kicillof se acercó al atril y, sin rodeos, disparó hacia arriba: “Yo sé que se ha elegido un gobierno nacional de otro signo, con otras ideas. Respetamos la voluntad popular y la legitimidad porque el peronismo siempre es democrático”, comenzó, pero puso reparos y en seguida reclamó el porcentaje de coparticipación que históricamente los gobiernos nacionales le deben a Buenos Aires: “Necesitamos los recursos, necesitamos mayor justicia distributiva. Para el asfalto y los hospitales se necesitan los recursos, somos los que menos recibimos, le hemos sacado el jugo a toda la provincia”, sentenció.
Antes de emocionarse y soltar los dardos, Kicillof no dejó pasar el grito de guerra con el que Milei hizo campaña consignando a la justicia social como "una aberración". El gobernador rugió fuerte, en modo libertario para reivindicarla. Ya emocionado, Kicillof le agradeció a la militancia por los cuatro años que pasaron. El final no tuvo la banda de sonido que acostumbra acompañar los actos peronistas. Ni los Redondos ni La Renga: Ataque 77 y su clásico Donde Las Águilas Se Atreven. “Podrán pasar mil años, verás muchos caer, pero si nos juntamos no nos van a detener”.