Por si acaso, Lijo definió no avanzar en ninguna de las causas que instruye como juez, para no herir susceptibilidades. Acumula centenares de expedientes porque, además de juzgado 4, del que es titular, subroga el 12 y el 6, que investiga nada menos que el atentado contra la AMIA.
En los últimos meses, sus oficinas fueron sorteadas para instruir causas que lo obligan a tomar posiciones que podrían complicar su pliego, como la denuncia de 11 diputados de Unión por la Patria por la represión durante el tratamiento de la ley ómnibus, que involucra a Patricia Bullrich. "No va a mover nada hasta la audiencia", confirmaron a Letra P en el entorno del juez.
La confianza del magistrado en conseguir consenso para llegar a la Corte no es nueva. La tiene desde marzo, cuando el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, le propuso enviar su pliego. En esos días, Lijo se reunió con senadores de todas las fuerzas políticas para preguntar, sin vueltas, si están dispuestos a votarlo.
Esa ronda de consultas lo dejó confiado en tener los dos tercios. "Si no estuviera convencido de que están los votos, no hubiera aceptado la candidatura", es su frase repetida, cada vez que alguien le pide una diagnóstico.
Las credenciales de Ariel Lijo
El promotor de Lijo no fue sólo Cúneo, sino también el juez de la Corte Ricardo Lorenzetti, con quien el por ahora candidato a juez supremo hará dupla si logra pisar el máximo tribunal. El plan de ambos es enfrentar a Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz, dueños de la mayoría automática junto a Juan Carlos Maqueda, con mandato hasta diciembre, cuando cumplirá 75 años.
Lijo cuenta con dos cartas ganadoras para ser elegido juez de la Corte. Una es el apoyo de las embajadas de Estados Unidos e Israel, claves de la política exterior del Gobierno. El magistrado suele encontrarse con senadores que definirán su destino en eventos en esas sedes. No fue casualidad que su primera actividad que difundió como candidato a juez haya sido una reunión con el ministro de Asuntos de la Diáspora y Lucha contra el Antisemitismo de Israel, Amichai Chikli.
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El juez Ariel Lijo con el ministro de Asuntos de la Diáspora y Lucha contra el Antisemitismo de Israel, Amichai Chikli.
La otra bandera que muestra el Lijo son las 3.500 adhesiones que cosechó, entre ellas la de Abuelas de Plaza de Mayo, conducida por Estela de Cartlotto, quien le reconoce su intervención en las causas sobre crímenes de lesa humanidad.
En una de sus actuaciones, Lijo resolvió que el asesinato del sindicalista José Ignacio Rucci en manos de la organización Montoneros no fue un delito de lesa humanidad, negando así la teoría de los dos demonios. Es el fallo que le recrimina Victoria Villarruel, quien nombró a Claudia Rucci, hija del fallecido gremialista, como directora del Observatorio de Derechos Humanos del Senado.
En manos de Cristina
Lijo confía en que el respaldo de Abuelas garantizará el voto del kirchnerismo. Una señal favorable es que Cristina Fernández de Kirchner bajó la orden a su tropa de no hablar de los pliegos hasta que pasen las audiencias. Se sabe que el ala progresista del bloque UP no votará a Manuel García-Mansilla, el otro candidato oficial, por su postura en contra del aborto. Ahí surge un problema: Milei no está dispuesto a resignarlo y en tal caso prefiere que no se vote ninguno de los dos pliegos. Una alternativa que acercó Guillermo Francos es ampliar la Corte, un viejo reclamo de los gobernadores.
Lijo asegura que entre sus interlocutores de UP está el jefe de la bancada, el formoseño José Mayans, y referentes cercanos a la expresidenta, quien le reconoce al candidato a supremo haber ayudado en el proceso contra los jueces de la Corte que se realizó en Diputados el año pasado. Obligó a declarar por la fuerza al exdirector de la obra social, Aldo Tonón.
En el kirchnerismo no toman como un dato decisivo que Lijo haya procesado a Oscar Parrilli por el delito de encubrimiento agravado del narcotraficante Ibar Pérez Corradi, en los primeros meses del gobierno de Mauricio Macri. Fuentes cercanas al neuquino aseguran a Letra P que el senador tampoco le guarda rencor al juez por lo que fue en una de las primeras denuncias que recibió cuando abandonó el poder.
Tal vez, la de Parrilli sea una de las abstenciones funcionales. Otra sería la del libertario formoseño Francisco Paoltroni, quien ya anunció que no votará a Lijo. El senador oficialista le recrimina haber absuelto al gobernador de su provincia, Gildo Insfrán en la causa Ciccone.
UP y LLA suman 40 votos y en el Gobierno creen que contarán además con el aporte de aliados como el salteño Juan Carlos Romero, los seis patagónicos y la dupla de Misiones, quienes no tienen interés en pelearse con Milei por este tema. De ocurrir este escenario, la UCR y el PRO no serían necesarios y sumarían sólo para rellenar. De todos modos, en despachos de partidos provinciales comenzaron a sonar teléfonos de operadores judiciales que piden no votar a Lijo, algunos de mucho poder. Tal vez algún senador no soporte tanto hastío.
El par de enemigos
Lijo identifica a dos enemigos en el Senado: Luis Juez (PRO) y Carolina Losada (UCR), quienes no votarán al magistrado debido a las denuncias que recibió por mal desempeño ante el Consejo de la Magistratura, que incluyen acusaciones por demorar causas, supuesto enriquecimiento ilícito junto a su hermano Freddy Lijo y presuntas ayudas a Lorenzetti ante denuncias de Elisa Carrió, quien junto a sus diputados batalla en soledad contra el juez.
La mayoría de las 356 impugnaciones a Lijo citan estas instrucciones en la Magistratura, que no avanzaron. La objeción que más le duele al juez es la presentada por el colegio de abogados de la Ciudad. Su presidente, Alberto Garay, sostiene que el magistrado "carece de las cualidades excepcionales que se esperan de alguien que aspire al cargo".
El senador Juez contó que le pidió sin éxito a Milei retirar al pliego, mientras que Losada está dispuesta a jugar fuerte para bloquearlo. En una reunión del bloque UCR, la periodista increpó a sus pares. "Yo no voy a votarlo. No sé ustedes", aclaró. Recibió el silencio como respuesta.
Hay senadores radicales que reconocen en off the record que temen caer en una acto de inocencia histórico si rechazan el pliego de Lijo y es nombrado igual. Ese escenario le serviría como excusa al Presidente para excluir a la UCR de las negociaciones por las coberturas de las vacantes de la justicia federal, que alcanzan el 30% de las sillas de Tribunales.
Mi hermano Freddy
Lijo asegura que tiene toda la documentación para defenderse de las denuncias sobre supuesto enriquecimiento ilícito, a partir de la compra de un caballo de carreras junto a su hermano. Cuenta que fue un regalo que le hicieron al padre y el animal resultó una inesperada fija en las veladas de turf. Nadie esperaba que corriera tan rápido. No será tan fácil que a los senadores hostiles les cierre esta historia.
Por si acaso, Lijo rompió relaciones con su hermano, un abogado sobre el que corren todo tipo de versiones en Comodoro Py. La más condescendiente lo señala como operador del ahora candidato a juez supremo, quien, asegura, hace no menos que cinco años que no se hablan.
El senador radical en el que más confía Lijo es Martín Lousteau, nada menos que el presidente de la UCR. Su nexo es Daniel Angelici, que además de su tarea como empresario del juego se dedica a crear influencias en la justicia federal.
El economista, de todos modos, promete dar la discusión en el comité nacional sobre Lijo y ya tiene una voz en contra: el exsenador Luis Naidenoff, pareja de Losada. “Es un golpe bajo para los ciudadanos”, definió la postulación del juez. Por ahora, es una posición minoritaria.