Las expectativas eran nulas, tanto que Alberto Fernández declinó viajar a Johannesburgo para participar de la cumbre del grupo de potencias emergentes BRICS y decidió que la Argentina fuera representada por el canciller Santiago Cafiero a través de videoconferencia. Sin embargo, la presión de ese amigo del país que es el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, la ayuda activa del mandatario chino Xi Jinping, el aval del ruso Vladímir Putin y el laissez-faire del gobierno indio torcieron la resistencia sudafricana, el país anfitrión, y lograron que el club adoptara un marco para la incorporación de nuevos miembros.
De este modo, Argentina ingresa la gran sociedad del "sur global", una suerte de movimiento de países no alineados del siglo XXI que cuenta con la peculiaridad de estar liderado por la potencia que le pelea hoy a Estados Unidos la hegemonía global.
Fernández demoró el anuncio hasta este jueves por la mañana, a la espera de que se terminaran de dar las puntadas finales en la cumbre que celebraba su última jornada en Sudáfrica, de modo de convertir la adhesión en un hecho y no en un mero "marco". Estaban anotados unos 40 países, pero el bloque confirmó el ingreso a partir del 1 de enero de 2024 de Argentina, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y dos enemigos regionales: la monarquía sunita de Arabia Saudita y la república chiita de Irán. A ese quinteto se agrega también Etiopía.
La resistencia de Pretoria no era mala voluntad, sino la preocupación porque un BRICS Plus demasiado grande incorporara tensiones regionales como la que se acaba de mencionar, así como el recelo de Estados Unidos por la presencia de, por caso, la República Islámica. Sin embargo, Brasil tiene con Argentina su agenda regional, China piensa en grande y no se preocupa por los desagrados de la Casa Blanca, y Putin requiere, si no respaldos, al menos neutralidad en el trato que recibe por su invasión a Ucrania.
Con todo, lo cierto es que la adhesión a esa formidable herramienta de financiamiento que puede ser el Nuevo Banco de Desarrollo quedará para un poco más adelante.
Mensaje del presidente Alberto Fernández sobre la incorporación de Argentina a los BRICS.
Por lo pronto, Lula da Silva propuso y está decidido a avanzar en la idea de que el comercio bilateral ya no se realice en dólares, sino en yuanes, de modo de encontrar en China garantías que Estados Unidos no le ofrece a la frágil Argentina, complicada para importar por falta de billetes verdes. El mundo está cambiando y lo hace muy rápidamente.
Mientras eso ocurría, el mundo se conmocionaba por la noticia de la muerte de Yevgueni Prigozhin, líder del grupo mercenario Wagner, por la caída de un avión cerca de Moscú. Este, un examigo del presidente ruso, aunque enemistado con él desde que la intervención de Wagner en Ucrania al exponer sus diferencias con el alto mando del Ejército, se suma así a las víctimas sospechadas de eliminación. Definitivamente, los enemigos de Putin tienen pésima suerte.
En medio de esas diferencias, recordemos, Prigozhin había protagonizado en junio un intento de golpe de Estado, desarticulado a través de negociaciones que, inicialmente, lo llevaron al exilio en Bielorrusia. Ubicuo, viajó desde entonces varias veces a su país, hasta que ayer apareció en el avión misteriosamente siniestrado.
La membresía argentina en los BRICS tiene estas cosas y ni hablar si más adelante el bloque admitiera también, además de a Irán, a Venezuela. La cuestión se meterá desde esta jornada en la campaña. Media Argentina descubrirá a un Sergio Massa más pragmático y menos proestadounidense que lo imaginado por mucha gente, mientras que la otra mitad denunciará, como es habitual, que los amigos del peronismo son gente indeseable. Como sea, el golpe de efecto del anuncio será grande... aunque podría ser efímero.
El país se apresta a elegir un nuevo gobierno y sin peronismo, la inserción en los BRICS podría resultar una brisa de primavera.