Con un ojo puesto en la reestructuración del cordobesismo, Alta Gracia votará a sus autoridades este domingo, en una elección que tiene al intendente Marcos Torres como principal favorito. Con un padrón de 46.074 personas habilitadas, la ciudad ubicada a poco más de 30 kilómetros de la ciudad de Córdoba definirá su futuro entre ocho listas. La división de Juntos por el Cambio y la ausencia de una opción peronista alternativa parecen allanarle el camino al mandatario municipal. Su reelección lo posicionará como protagonista del poder provincial mientras el intendentismo se prepara para afrontar el cambio de mando entre Juan Schiaretti y Martín Llaryora.
Como ya contó Letra P, el cuadro electoral muestra una foto de JxC que parece desprenderse de la interna nacional que en agosto protagonizaron Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta. Sin consenso para una lista de unidad, la oferta opositora tiene a la UCR, el juecismo y el Partido Laborista participando de la elección en la lista de Alta Gracia Crece, que lleva como candidata a la deloredista Amalia Vagni, hija de Audino Vagni, el primer intendente de la recuperación democrática; mientras que del otro lado de la grieta cambiemista, Juntos por Alta Gracia postula a Ricardo González.
Luego de que el sector del peronismo delasotista referenciado en el exintendente y ministro de Seguridad, Walter Saieg, decidiera no participar de la contienda, la Boleta Única de Sufragio se completa con las candidaturas de Héctor Andrada (Partido Humanista), Edgardo Cuffa (Partido Demócrata), Rodolfo Uranga (Raíz Popular), Víctor Hugo Moreyras (Unión Popular Federal), y Juan Ruarte Moyano (Encuentro Vecinal Córdoba).
La apuesta
En ese panorama, Marcos Torres buscará afianzar su liderazgo en uno de los bastiones del peronismo en el interior provincial y usar el triunfo para trabajar en tándem con su hermano, Facundo Torres. El ministro de Empleo y Formación Profesional de la provincia ya tiene asegurada su banca en la Legislatura. aunque ya imagina que una victoria de su hermano le dará la espalda suficiente como para comenzar a pelear un lugar en el primer gabinete de Llaryora.
Torres tiene 39 años, llegó a la intendencia en el momento de mayor popularidad de Schiaretti en el centro del país, y se prepara para un segundo mandato que espera arrancar superando la interna que en el 2019 puso en riesgo su arribo a la intendencia. Había ganado las PASO con una diferencia de 12 puntos, pero el estallido de la interna a raíz de la división peronista generada por la irrupción del Frente de Todos en el escenario nacional le jugó una mala pasada y apenas logró imponerse por poco más de dos puntos en las generales.
De riñón schiarettista, los Torres cuelan su nombre en los planes del próximo esquema de poder provincial y para eso quieren apalancarse en una victoria lo más contundente posible. En las mesas estratégicas del Nuevo Partido Cordobés toman nota y escriben el nombre de los hermanos a la hora de pensar en la construcción del dique de contención que mantenga unido al peronismo mediterráneo, que deberá convivir con todos los sectores que se sumaron al armado de Hacemos Unidos en la previa a las elecciones del pasado 25 de junio.
La última semana de campaña estuvo marcada por el reclamo de los vecinos por una seguidilla de denuncias por robos en “la cuidad del Tajamar”. Por esa razón, el intendente viajó el lunes a Córdoba para confirmar su apoyo a la Ley Provincial de Seguridad que fue una de las principales propuestas de Llaryora en la campaña provincial. Esa norma, entre otras cosas, contempla la creación de las policías municipales, lo que dará a cada intendente una incidencia directa en materia prevención a nivel local.
En ese esquema de acercamiento, que va de la mano de la estrategia de unidad que plantea el peronismo cordobés detrás del proyecto presidencial de Schiaretti, se espera por la presencia de los referentes de Alta Gracia en la reunión que este viernes tendrá lugar en hotel Quorum. Confiados para el domingo, el peronismo también prepara un gran festejo en el que esperan contar con la presencia del gobernador y su sucesor, como así también un nutrido grupo de dirigentes schiarettistas.
Con la (in)seguridad en la agenda, el bullrichismo encontró una puerta perfecta para nacionalizar el debate, razón por la cual el candidato de Juntos por Alta Gracia levantó el perfil y dobló la apuesta anticipando su idea de gestionar un retén de Gendarmería para darle batalla al delito.
Con todo, los cierres de campaña esquivaron los grandes actos y los movimientos rimbombantes. Vagni encabezó un pequeño acto en la Plaza Solares; Rodríguez brindó una conferencia de prensa en la sede del PRO y Torres organizó una reunión con los militantes y candidatos de Hacemos Unidos por Córdoba en el predio de El Tuscal.