Elecciones 2023

Ruidos en la cocina de Martiniano

El exintendente Molina busca revancha en las urnas, pero primero debe resolver problemas internos. Campaña slow motion y reclamos de apertura. Mayra espera.

LA PLATA (Corresponsalía) Tanto enemigos afuera como adversarios internos reconocen que Martiniano Molina es el candidato natural de Juntos en Quilmes. Si bien no es el único, no le falta instalación ni respaldos de la cúpula nacional del PRO, aunque sí cierta capacidad política para ordenar a los dirigentes que lo rodean, quienes, desde que salió eyectado de la municipalidad, en 2019, le reclaman una mesa política para definir estrategia electoral y mayor presencia en el territorio para revertir el resultado de las últimas elecciones, en las que cayó derrotado frente al cristinismo. En el inicio de la campaña, el exintendente no desmiente esta realidad, pero apela a la máxima de las urnas: “Si hay otras propuestas, podemos ir tranquilamente a una interna”.

 

En el círculo íntimo de Molina se guardan los argumentos para responder a las críticas que le hacen en la alianza, aunque aclaran que todo es parte de una estrategia mayor que se complementa con los pasos que dan sus jefes políticos. De ahí que sus recorridas y reuniones en este distrito del conurbano sur, en la gigantezca y clave Tercera sección, se den en la mayoría de los casos junto al jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, y el diputado Diego Santilli, que lo envuelven en elogios después de haber medido su caudal electoral. La última fue en un emblemático restaurante desbordado de vecinos, vecinas y militantes en el centro de Bernal, una de las zonas más amigables del distrito a las propuestas de JxC.

 

Si bien es favorito ampliamente en la interna, sin un manual de bases y condiciones varios dirigentes consultados por Letra P le piden conformar esa mesa política amplia a la que se puedan sentar sus socios de la Unión Cívica Radical (UCR), la Coalición Cívica (CC) e incluso las distintas líneas del PRO, no sólo porque se sienten excluidos y desean aportar una mirada distinta sobre el rumbo que tiene la campaña del legislador, sino también porque creen que hoy está yendo “a media máquina”. “Está jugando a perder por poco y funciona como un tapón para todos aquellos que tenemos ambiciones de gobernar”, remarcó un hombre que pasó por la gestión municipal y hoy integra su armado.

 

La preocupación de quienes orbitan en torno a Molina se debe a una lectura que hacen respecto de la gestión de la intendenta del Frente de Todos, Mayra Mendoza. Analizan que la administración local está blindada de los avatares del gobierno nacional de Alberto Fernández, que se llevó puesto los salarios y buena parte de la plataforma de gobierno que alguna vez mostró. “Mayra tiene nueve puntos en la gestión: hay obra pública, la limpieza funciona y tiene una plataforma de gobierno con proyección”, reconoció un férreo opositor y agregó que a al PRO le falta un equipo técnico que diseñe qué hacer en cada una de las áreas en caso de volver al gobierno. 

 

Quizá por eso, en una conversación privada escucharon decir al exintendente que no hay que confiarse de las encuestas ni de los augurios triunfalistas. “La realidad es que hoy estamos empatados; a veces, un punto arriba, otras, un punto abajo, no podemos asegurar nada”, cuentan que dijo. No son muchos los interlocutores que escuchan sus reflexiones, aunque sí más de los que estaban a su lado después de la derrota de 2019. Entre los incondicionales se puede contar a Guillermo Galetto, exjefe de Gabinete local y uno de sus operadores políticos, y Lucas Araujo, exsubsecretario de Servicios Públicos, asesor suyo en la Cámara de Diputados.

 

También trabajan por su candidatura dirigentes de distintas líneas del radicalismo, como Fernando Pérez, el exlegislador que desistió de su ambición de ser intendente y aporta el sello Evolución; Ariel Domene, exsecretario de Educación de la comuna y actual director de la Escuela de Oficios de la flamante Universidad Nacional Guillermo Brown; y el polémico exintendente Fernando Geronés. Cuentan en total uno 350 dirigentes repartidos en todo el distrito, que lo acercan al volumen electoral que alguna vez tuvo.

 

Enfrente –o, al menos, con poco diálogo- hay también varios nombres. Las diferencias quedaron expuestas en los brindis de fin de año. Si bien unos y otros cruzaron invitaciones, hubo faltazos tanto en la que organizó Molina en un centro de jubilados, como en los que armó la diputada nacional, Maru Sotolano, o el exlegislador Guillermo Sánchez Sterli. Ambos muestran aspiraciones de poder; Sotolano al detentar el sello PRO y tener el respaldo explícito del ministro de Gobierno porteño, Jorge Macri; y Sánchez Sterli, al ser la principal apuesta de la exgobernadora María Eugenia Vidal y el presidente del bloque amarillo en la Cámara baja, Cristian Ritondo.

 

El trío del ala dura que lidera Vidal compartió este jueves una jornada de campaña en distintos puntos de Quilmes que incluyó reuniones con vecinos y vecinas y una visita a la fábrica Gora S.A., en el marco de la agenda de producción y trabajo que Sánchez Sterli diseña para Ritondo.

 

Como sea, el alto conocimiento que tiene en la población, incluso más allá del distrito, lo posicionan como líder de Juntos en el municipio que gobernó. Dispuesto a abrir la interna a quien pida boletas, consciente de un triunfo seguro y el respaldo de un presidenciable con peso, todo indica que este año se reeditará una vieja pelea de modelos: Molina vs. Mendoza. 

 

rosca y secretismo de los gobernadores en la pelea por la caja millonaria del cfi
Javier Milei

También te puede interesar