FASE M

El Círculo Rojo, en alerta y movilización por la presión de CFK a Massa

El establishment destaca la capacidad política del ministro en la diaria y su mirada ortodoxa de la economía. Rechazo a los insinuados controles de precios.

El Círculo Rojo ya eligió: ante un eventual recrudecimiento de las tensiones entre Sergio Massa y el espacio liderado por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, respaldará al ministro de Economía, con quien coincide en una mirada más ortodoxa de las cuentas nacionales y en un diálogo más "frontal" con las empresas. Al mismo tiempo, el establishment admite que esa unión está más marcada por el espanto que por el amor, ya que intuye que la presencia de Massa en el l Palacio de Hacienda se convirtió en una suerte de tapón para la aplicación de las políticas impulsadas por CFK, que incluyen más presiones sobre las empresas y "recetas viejas". Si bien reconoce en el tigrense una modalidad "más amable" con los intereses de las empresas, le critica su alineamiento con el precepto de "compañías ricas y empleados pobres".

 

"En una economía normal, donde no existiera una inflación como los niveles de Argentina que genera una profunda distorsión de precios y un crecimiento sumamente heterogéneo, no deberíamos estar discutiendo estas cosas", reprochó Mario Grinman, presidente de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), ante Letra P. Frente a la amenaza de un regreso de anteriores modos de la Secretaría de Comercio Interior, como los aplicados por Roberto Feletti, que quedó latente en el hilo de Twitter de la vicepresidenta, enarboló un rechazo preventivo: "Los controles de precios nunca funcionaron, ni en Argentina ni en el mundo; no podemos seguir discutiendo políticas que fracasaron. El empresariado argentino quiere que al país le vaya bien".  

 

"El perfil de Massa es más ortodoxo, algo que consideramos positivo, pero existe un error sobre le creencia de que las empresas están ganando una pila de plata y es un error muy grande. Porque la inflación en torno al 7% mensual genera que, en un plazo de 60 días que dan las fábricas para el pago de los productos que entregan, no sólo se licúa la ganancia, sino que se pierde el valor de reposición. Hoy los balances ajustados por inflación están mostrando esa situación, e incluso varias fábricas ya tienen pérdidas en el capital de trabajo de manera lenta, pero sostenida", alertó uno de los líderes de la Unión Industrial Argentina (UIA), que hace poco menos de 15 días estuvo cara a cara con el extitular de Diputados.

 

En la mesa de los industriales más poderosos del país, donde se sienta una parte de la cadena de valor que está apuntada por la formación de precios y su influencia en la inflación, admiten que "hay empresas hacen uso de su poder dominante en el mercado e imponen precios", pero descartaron que sea un modus operandi común generalizado. Así se lo plantearon a Massa, quien les tomó la palabra, pero al mismo tiempo les hizo saber cierta desconfianza que existe con algunas empresas del sector. A diferencia de lo que sucedía con el exministro Martín Guzmán, el Círculo Rojo confía en la capacidad de resolución de los problemas planteados por los empresarios, que ponen límites a las inversiones, pero al mismo tiempo señalan que "es un hombre la política, que en épocas electorales puede cambiar de mirada".

 

El establishment recibió con entusiasmo la intervención de Massa en la presentación del Presupuesto para ponerle trabas al avance de la ley de Humedales que se trata en el Congreso. El lobby contra el proyecto impulsado por un sector del Frente de Todos nació de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), que remite a la UIA, quien alertó que de aprobarse alguna de las iniciativas "se terminaría" la industria minera, que "aporta al Estado más de 107 mil millones de pesos al año". El jefe del Palacio de Hacienda hizo saber su predisposición para ponerle coto a la avanzada ambientalista en el Congreso, alertado por el recorte de ingreso de divisas para el 2023, un año clave para las aspiraciones electorales del oficialismo, como también para su destino político.

 

"Si (Massa) logra ordenar la economía, aún sin ser candidato el año próximo, logrará posicionarse como la esperanza a las resoluciones de conflictos de larga data en el país. Y, de paso, tendrá una mirada mucho más receptiva de los empresarios, que hasta el momento sólo conocemos la cintura política que tiene para acomodarse a los escenarios que más le convienen en el momento. Ahora no alcanza con decir bien, sino con tener resultados", analizó el dueño de una empresa local. Según los empresarios, "está tomando decisiones correctas en torno al control de la emisión y la baja del déficit fiscal, pero tiene limitaciones impuestas por los socios dentro del oficialismo".

 

En el Círculo Rojo, además, le reconocen al tigrense la opción de sostener un diálogo de acuerdo para la fijación de precios de referencia en el mercado, "sin la necesidad de caer en las imposiciones y los controles férreos", en contraposición del manual kirchnerista. Esa distinción, en el medio de los primeros reproches que envió CFK ante los números de pobreza e indigencia, se leyó como un respaldo al titular del Palacio de Hacienda.

 

"Los resultados de las políticas que aplicó Cristina Kirchner los estamos viendo todos: no hay inversión, no se crean empresas, el empleo crece poco y el índice de generación de riqueza no es visible. Por ahora, las tensiones entre la vicepresidenta y Massa se parecen más a un show para la tribuna, pero cuanto más se acerquen las elecciones va a empezar un nuevo clamor por un plan platita, que ya se aplicó y que es el que estamos pagando ahora", disparó con dureza una fuente empresaria, que integra una de las entidades que conforman el Grupo de los Seis, en donde recalan la UIA, la Cámara de Comercio, Construcción, bancos nacionales, Bolsa de Comercio y Sociedad Rural.

 

Para el Círculo Rojo, las presiones de CFK buscan liberar el corset del ajuste para permitirle al FdT contar con recursos para distender los conflictos sociales que generó la pérdida de poder adquisitivo en los sectores más postergados, lo que generará en la ruptura del plan para ordenar el gasto fiscal para dominar la inflación, a partir de una menor dinámica de la economía. El viceministro Gabriel Rubinstein cree que "el exceso de demanda agregada que provoca el déficit fiscal seguirá impulsando una alta inflación". Enamorado de la macro de 2003-2005, cuando gobernaba los números Roberto Lavagna, dijo que una Inflación del 5% anual puede alcanzarse sin controles de precios, a contramarcha del reclamo kirchnerista.

 

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